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Aborto, educación sexual y huelga #8M: ¿Cómo se enfrenta Isabel Plá a las demandas del movimiento feminista?

Por: Meritxell Freixas @MeritxellFr | Publicado: 03.03.2019
Aborto, educación sexual y huelga #8M: ¿Cómo se enfrenta Isabel Plá a las demandas del movimiento feminista? isabel plá | / Nicolás Romero
La ministra recibe por primera vez a El Desconcierto para hablar en profundidad de su primer año al frente del Ministerio de la Mujer y Equidad de Género y revisar los objetivos que pretende lograr en este nuevo período, entre los que destaca la urgencia de aprobar la ley por una vida libre de violencia. Se refiere, también, al actuar de las instituciones en materia de violencia de género, el aborto, la educación no sexista y la huelga feminista que se viene para el 8 de marzo.

La semana que empezamos es la más importante del año para la ministra de la Mujer y Equidad de Género, Isabel Plá. Este viernes, 8 de marzo, se conmemora el Día de la Mujer, por lo que organizaciones de mujeres han convocado movilizaciones en todo el país, entre ellas una huelga feminista en la que se puede participar a través de distintas fórmulas: desde la paralización del trabajo asalariado hasta una huelga de consumo. Sin embargo, la ministra ya anticipó la semana pasada que no respaldará la paralización. En cambio, sí está trabajando para llevar a cabo una agenda de actividades propia que mantendrá su sello y que excluirá acciones hasta ahora muy comunes para la fecha, como regalar flores a las mujeres o amenizar los eventos con canciones románticas.

Plá dedicó el 2018 a implementar la Agenda de Mujer presentada por el presidente Sebastián Piñera en mayo, una propuesta muy cuestionada por las organizaciones feministas y de mujeres, quienes la consideraron insuficiente y poco innovadora. Sin embargo, su gestión ha tenido resultados y le permitirá partir su segundo año al frente del Ministerio de la Mujer desde un cómodo piso: las últimas encuestas la situaron como la ministra mejor evaluada del gobierno. Todo un logro considerando los meses marcados por las tomas feministas, las dificultades por implementar la ley de aborto en tres causales y 42 casos de femicidios registrados en 2018 (según la Red Chilena contra la Violencia hacia las Mujeres, la cifra se elevaría hasta 57 en 2018 y 9 en lo que llevamos de año).

En medio de una apretada agenda de encuentros y reuniones –pese a estar terminando febrero–, Plá recibe por primera vez a El Desconcierto, en su oficina del Ministerio. Con tono amable y acogedor, se dispone a conversar largo y tendido: «No quiero que nos quede nada pendiente», dice. Busca complicidades y puntos de encuentro mientras se acomoda y prepara sus documentos. Quiere tenerlos a mano para que tampoco a ella le quede nada en el tintero. Toma un sorbo de café y espera la primera pregunta.

isabel plá

/ Nicolás Romero

¿Qué balance hace de su primer año como ministra? 

– Cuando uno hace un balance, siempre quisiera más, pero nosotros nos damos cuenta que le hemos puesto energía a una agenda de equidad de género y hemos contribuido un movimiento global que tuvo un eco muy importante en Chile. En nuestro país, agenda de género iba a haberla sí o sí. Nuestros compromisos estaban desde octubre o noviembre de 2017, pero la potencia en la ciudadanía tuvo que ver con un debate global. El balance es positivo porque hemos echado a andar parte importante de la agenda; hemos generado un espacio de amplio diálogo con el Congreso; nos hemos reunido con más de 100 organizaciones de la sociedad civil; y antes de cumplir un año tenemos dos leyes promulgadas, ambas mociones parlamentarias de diputadas. El desafío hoy me parece incluso mayor que hace un año, que ya me parecía muy poderoso.

¿Si tuviera que relevar alguno de los logros, cuál destacaría?

– Ha sido un logro haber terminado un trámite del proyecto del derecho a las mujeres a una vida libre de violencia. Su discusión fue muy seria, muy intensa. Aprobar un trámite en el primer año me parece muy positivo. Ahora, le vamos a poner motor porque nuestro objetivo es que se despache en primer semestre de 2019 y se convierta en ley. Igual de importante me parece la manera cómo se ha relevado ante la ciudadanía la situación que afecta a miles de mujeres y que tiene que ver con distintos tipos de violencia: desde las expresiones iniciales de ninguneo hasta los delitos más detestables como la violación y el femicidio. Es un paso adelante para el país comprender de qué manera esto son temas cruzan la vida de miles de mujeres y amenazan la vida de muchas otras.

¿Y cuál es el desafío?

– En Chile todavía no hay un consenso total para no justificar la violencia contra la mujer. Hay un sector de la ciudadanía que aún la justifica o incluso la celebra. Además, y esto es histórico, responsabilizan a las víctimas de la violencia de la que han sido objeto. Queremos que ese desafío tenga una expresión de cambio lo antes posible, no en 10 o 15 años. Hemos avanzado, pero tenemos un sesgo que hay que resolver como país. Las instituciones que trabajan con este tema (Fiscalía, Carabineros, Poder Judicial, etc.) tienen un desafío por delante que es comprender el sentido de urgencia que tienen que tener los delitos de violencia contra la mujer. No siempre es así.

Sobre eso,  pienso en el caso de María Eliana Toledo, en Viña, quien acusó a su ex pareja de quemarle la casa. Él tenía cuatro órdenes de alejamiento y ante la denuncia, no quedó en prisión preventiva y no le aplicaron ninguna cautelar. Ella dijo «voy a amanecer muerta”.

– En el caso de María Eliana, el Sernameg la representa y forma parte de nuestra unidad de atención integral a las víctimas. Ese caso es, justamente, una expresión de que no está totalmente instalado el sentido de urgencia y la prioridad que tienen los delitos contra las mujeres. Muchas veces se consideran delitos de segundo orden y no se pone toda la energía en notificar la medida cautelar. En ese caso, se había dado al agresor la medida cautelar en diciembre y esta semana [del 18 al 22 de febrero]  todavía no se le había notificado. Por tanto, cuando él cruza la limitación de acercamiento, no se le puede denunciar por desacato porque no se le notificó la medida cautelar. Hemos buscado corregir muchos de estos elementos, por ejemplo, que la notificación de la medida cautelar tenga vías más expeditas; o que se intente notificar una o dos veces y, a la tercera, cuando se publique en algún medio local, que el sistema dé por notificado al agresor. Más allá de las herramientas técnicas o jurídicas, hay un tema cultural que cruza las instituciones que trabajan en esto. Sin embargo, quiero destacar que hemos dado pasos adelante. Por primera vez en la historia de Carabineros, en enero, el general director encabezó una jornada de sensibilización para funcionarios y funcionarias que inauguramos juntos. Además, en las indicaciones que vamos a mandar para el proyecto de violencia integral, el presidente va a proponer que en la formación inicial de los policías, en las mallas de formación de las escuelas matrices, haya contenidos obligatorios de equidad de género y perspectiva de género en el procedimiento policial.

¿Se aprovechará para ello la reforma de Carabineros que se está planteando?

– Justamente, será la oportunidad para la modernización policial. No obstante, nosotros la vamos a incluir como un cambio obligatorio en las escuelas matriz porque hablamos de personas que están en riesgo vital.

Hablando de personas que están en riesgo, en los últimos días, conocimos la mala noticia de la agresión a Carolina Torres, que reabrió el debate sobre la lesbofobia, ataques contra mujeres por ser mujer y también por su orientación sexual. ¿Cómo abordarán desde el Ministerio estos casos? Están también los casos de Nicole Saavedra, el que a dos años de su muerte sigue impune; y el de María Pía Castro, en Limache.

– El caso particular de Carolina Torres es una violencia extrema contra una mujer con el agravante además de que está fundado en su orientación sexual. Hay muchas otras agresiones a lesbianas que no conocemos porque hay un temor de hacerlo público, un silencio y una incomprensión del entorno de la propia víctima. Es importante destacar que nuestro país dio un paso muy importante cuando en 2012 se promulgó la ley antidiscriminación, la Ley Zamudio, pero también hay que considerar que como gobierno tenemos el compromiso de revisar esta ley. Este es un tema que está abordando la ministra Cecilia Pérez. En marzo se va a convocar una consulta ciudadana y luego una mesa de trabajo donde van a participar organizaciones de la sociedad civil con el propósito de evaluar la efectividad de la ley para garantizar la no discriminación por ninguna razón. Nosotros atendemos y representamos a las mujeres sin distinción de ninguna especie (nacionalidad, identidad género, orientación sexual), pero se requiere un trabajo más especializado porque los tipos de violencia que afectan más a ese grupo de mujeres tienen unas características especiales y requieren de una protección especial.

Como Ministerio de la Mujer, ¿van a participar en esa mesa para asegurar una perspectiva de género?

– Probablemente. He conversado con la ministra para que el Ministerio forme parte de este trabajo.

«Calidad de la educación sexual y no sexista»

isabel plá

/ Nicolás Romero

¿Cuáles serán sus prioridades a partir de marzo?

– Tenemos dos grandes focos. El primero, erradicación de la violencia y; el segundo, autonomía económica de las mujeres. En Chile, la mitad de las mujeres no tiene ingresos propios y eso incide en sus decisiones y en la protección de su propia vida. En materia de violencia, nuestro foco está en impulsar el proyecto de por una vida libre de violencia y otros que tienen relación con eso como acoso sexual en el deporte, el de acoso sexual que modifica el Código Penal o el proyecto que amplía la concepción de femicidio. También estamos trabajando para generar una política enfocada a las mujeres más vulnerables, que no tienen ingresos propios y que no salen del círculo de violencia, no denuncian, corren riesgos y no pueden desplegar su vida porque están atrapadas.

¿Y en relación a la autonomía económica?

– Tenemos el proyecto sala cuna que esperamos que pueda ser votado en la Comisión de Trabajo del Senado en las próximas semanas. El presidente Sebastián Piñera nos ha encomendado convocar al Congreso a acelerar su tramitación porque es un proyecto muy importante que tiene dos grandes efectos: multiplicar la participación laboral de las mujeres –porque aún no llegamos al 50% y los países de la OCDE están entorno al 60% de participación– y poner fin al costo que asumen las trabajadoras por la forma de financiamiento que tienen las sala cuna. Hoy son íntegramente financiadas por el empleador, por tanto la potencial trabajadora se convierte en elemento que aumentará el gasto. Proponemos un financiamiento a través de un fondo con el que vamos a concurrir todos los trabajadores de Chile, hombres y mujeres, por cuenta del empleador. Otra tarea es multiplicar la incorporación de la norma ISSO 3262 de equidad de género, que invita a empresas privadas y publicas a incorporar criterios de igualdad salarial, movilidad, incentivos para el postnatal para hombres, etc. Hasta ahora, sólo 12 empresas se han incorporado a ella, entre ellas Codelco. […] También estamos trabajando en una consulta ciudadana para preguntar a los chilenos y chilenas sobre la percepción de temas que afectan a las mujeres.

Hay un tema que ha tenido mucho protagonismo este 2018 a propósito de las tomas feministas universitarias, que es el de la educación no sexista y la educación sexual y reproductiva. Pero no lo ha mencionado y quizás lo van a detectar en esa consulta.

– Tenemos una hoja de ruta en esa materia: educación con equidad de género. Hubo un trabajo en 2018 que lideró la subsecretaria de Educación Parvularia. Presentamos la hoja de ruta en enero con la ministra Cubillos y ya empezó a ejecutarse. Es una agenda que tiene que ver con la formación docente: de qué manera las profesoras y profesores incorporan criterios de equidad de género en la sala clases desde la sala cuna hasta la universidad. Un primer tema pasa por reconocer el valor del profesor y la profesora y trabajarlo con ellos. Un segundo elemento, relacionado con los contenidos de la educación, es la revisión de textos y detectar los sesgos de género que tienen un impacto. En tercer lugar, la erradicación de la violencia en la convivencia escolar, porque en el bullying escolar el 70% de la víctimas son mujeres;  y luego cómo contribuimos en la formación de hombres y mujeres para que rechacen la violencia desde su formación inicial.

¿Y sobre educación sexual y reproductiva?

– El Ministerio de Educación está fiscalizando que se entreguen contenidos de educación sexual, porque es obligatorio, aunque no se cumple en todos los casos. Además, esta incluido en la hoja de ruta garantizar educación sexual ojalá desde los primeros años en todos los colegios públicos y privados, de acuerdo a la edad del desarrollo de cada niño. También está el proyecto de embarazo adolescente en segundo trámite, que es una moción parlamentaria y que tiene que ver con la educación sexual inicial y con la manera en qué el sistema educacional reconoce los derechos de las madres y los padres adolescentes como estudiantes.

¿Y cómo se garantiza la calidad de esa educación sexual?

– Cuando hablamos de calidad de la educación también hablamos de la calidad de la educación sexual y de la educación no sexista que están recibiendo o van a recibir los escolares.

«No compartimos el llamado a paralización»

La hemos visto muy firme este años ante declaraciones de representantes políticos que han hecho comentarios machistas. Tiene un efecto que una ministra aparezca en los medios a enmendar a un ministro hombre. ¿Por qué decide salir a poner el punto y qué dificultades se encontró?

– Si hemos tenido un cambio que se nota fuerte es que hoy día, en Chile, a diferencia de lo que ocurría hace un año, todas aquellas expresiones que denigran una mujer o no reconocen su dignidad como persona, dejaron de ser toleradas por los medios y por la mayoría de la ciudadanía. Ha habido un cambio muy importante. Eso significa un periodo de aprendizaje de todos, especialmente de mi generación, que requiere aprendizaje. No para mí en particular, pero eso hay que reconocerlo. Sin embargo, creo que ya tenemos que apurarnos en el aprendizaje porque la generaciones nuevas pusieron al país un estándar de convivencia superior que incluye el reconocimiento de igual dignidad de mujer y hombre. En segundo lugar, es mi tarea como ministra de la Mujer hacer el punto cuando es necesario, cuando un líder de opinión hace un comentario que puede tener un efecto de retroceso para este cambio cultural o que está denigrando de forma general a las mujeres.

– El presidente Sebastián Piñera a veces hace chistes que también son machistas, pero no se enmiendan tanto.

– El presidente hace como un mes y medio se refirió a eso y dijo que se dio cuenta que en el país había un cambio de sensibilidad respecto a esto. Lo comprende y lo tiene claro. Hay un tema fundamental: tanto en su primer gobierno como en el segundo, el presidente ha puesto los temas que tienen que ver con igualdad de derechos y oportunidad como prioridad, especialmente en este gobierno. Que un presidente de un gobierno de centro-derecha ponga en el centro y mencione cada vez que tiene oportunidad las tareas de este Ministerio, me parece relevante.

Desde que usted es ministra, ¿se ha sentido discriminada o afectada por alguna actitud machista por parte de alguno de sus pares?

– Desde que soy ministra no, pero durante mi vida sí. Me siento mayoritariamente respetada por mis pares y en este gobierno este tema se impuso de forma categórica. Me emociona cuando el resto del gabinete busca poner el acento en la equidad de género en sus propias carteras. Sin embargo, sí he sido discriminada en mi vida, como la inmensa mayoría de la mujeres, ni más ni menos. Nunca he sido víctima de violencia física y me siento privilegiada por eso, pero sí de acoso sexual en la calle cuando era adolescente o más joven, de chistes o frases que me denigran. Yo las enfrenté en su momento, otras veces me silencié. El cambio en mí generación es que vivíamos en una cultura donde eso se callaba, se naturalizaba o nos reíamos todos. Hoy hay una generación nueva que le puso al mundo un estándar distinto de que eso no se calla ni se naturaliza más. Para las mujeres no ha sido un aprendizaje, sino que se nos abrieron las compuertas, vimos que a todas nos pasaban las mismas cosas.[…] En los últimos años un tema de aprendizaje para mí ha sido la importancia que el consentimiento tiene para las mujeres jóvenes, que permite comprender cuando algo es violencia o no. Eso no se aprende con un taller, es un proceso.

¿Qué balance hace del primer año de la aplicación de la ley de aborto en tres causales?

– La ley está en plena aplicación. Como gobierno, tenemos una mirada de respecto a la vida y, al mismo tiempo, de cumplimiento pleno y efectivo de una ley que fue zanjada por el Congreso. Eso es algo que estoy observando, mirando y conversando permanentemente con el ministro de Salud. Nuestro balance es que la ley está en plena vigencia, con todos sus protocolos y en régimen. Sobre la objeción de consciencia, hay un fallo del TC que está acogido, implementado y funcionando. Puedo decir que ninguna mujer que ha solicitado la interrupción del embarazo en alguna de las tres causales ha dejado de ser atendida.

Se conocen casos en los que estas atenciones, precisamente por la objeción de conciencia, han sido cuestionables porque han supuesto riesgos para las mujeres, algunas incluso con consecuencias físicas o psicológicas.

– En conjunto con el Minsal vigilamos que los establecimientos de salud tengan protocolos para cumplir la norma médica para la aplicación de la ley total y oportuna.

¿Cómo plantean el próximo 8 de marzo? ¿Sabe que varios colectivos de mujeres están impulsando una huelga feminista? ¿Van a apoyar esta huelga?

– Vamos a tener una agenda de conmemoración del 8 de marzo porque es la fecha más importante del año para este Ministerio. Respecto de la movilización, habla bien de una democracia cuando tienes sociedad civil que se está movilizando. Hay un punto particular: como gobierno queremos mostrar cómo las mujeres han movilizado a Chile y el mundo, cómo las mujeres quieren participar de la marcha del progreso y del desarrollo humano y no paralizarse o detenerse. Por eso creemos que esta convocatoria apunta en el sentido contrario. Compartimos y alentamos las manifestaciones de la sociedad civil porque son importantes para la democracia, pero no compartimos el llamado a paralización.

Pero la paralización es una  forma de movilización, también.

– Reitero que celebramos todas las expresiones de movilización en torno al día de la mujer que estén dentro de la ley y que alienten de qué manera las mujeres se han movilizado. Desde esta perspectiva el paro es contradictorio.

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