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Opinión

Piñera II, episodio I: El regreso de Sebastián

Por: Octavio del Favero | Publicado: 14.03.2019
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En ese grupo de promesas, el ejemplo del Reconocimiento Constitucional a Pueblos Indígenas -promesa presente en los tres últimos programas de gobierno-, presenta 0% de avance y revela el déficit democrático en la relación del Estado con los Pueblos Indígenas, lo que impide su participación efectiva en los múltiples asuntos que les conciernen en áreas como educación, salud, seguridad, medio ambiente, etcétera.

Casi como la saga de la Guerra de las Galaxias -que viene, desaparece y vuelve-, hoy nos encontramos evaluando por segunda vez un primer año de gobierno del Presidente Piñera. Con nuevos y viejos personajes, y luego de recibir la banda -otra vez- directamente de su archirrival personal, Michelle Bachelet, Piñera regresa a la Moneda en medio de altas expectativas, un programa ambicioso y una retórica reaccionaria: volver a ser lo que fuimos y alcanzar tiempos mejores.

¿Cómo anduvo este primer año? ¿Se cumplieron las promesas iniciales? De acuerdo al estudio de Fundación Ciudadanía Inteligente, Del Dicho al Hecho (deldichoalhecho.cl), durante el primer año de Gobierno se logró avanzar con un 23% en el cumplimiento de las promesas legislativas del programa. De las 256 promesas, un número importante (107) cuentan con proyectos de ley que se están discutiendo en el Congreso. Sin embargo, y con minoría parlamentaria de por medio, el Gobierno no ha mostrado la misma eficacia para que dichas iniciativas sean aprobadas. Sólo 11 son hoy leyes, un 4,2% del total.

En los avances destacan las cifras en el área de Defensa (60%), donde se discute el reemplazo de la Ley Reservada del Cobre. Por otra parte, y a pesar de que el Presidente se esfuerza por demostrar periódicamente que él personalmente no será parte del cambio cultural que demandan los movimientos feministas, la agenda de Equidad de Género (56%) también exhibe avances importantes con proyectos para combatir la violencia de género. Infancia (41%) es otro ejemplo donde los esfuerzos del Ejecutivo por tender puentes y generar acuerdos ha empezado a dar resultados con el avance en reformas estructurales para la protección y promoción de los derechos de la niñez.

En la parte media de la tabla se encuentran iniciativas emblemáticas, como la Reforma Tributaria y de Pensiones, que ya llevan algunos meses en el Congreso sin avances significativos y una oposición que no parece muy convencida de aprobarlas. Por su parte, la reforma laboral y los compromisos más resonantes en materia de Salud (Seguro Único Universal, Reforma Isapres y Fonasa) no han sido ingresados aún.

Por último, la peor parte se la llevan áreas como Estado, Democracia y Pueblos Indígenas con escaso o nulo avance. En ese grupo de promesas, el ejemplo del Reconocimiento Constitucional a Pueblos Indígenas -promesa presente en los tres últimos programas de gobierno-, presenta 0% de avance y revela el déficit democrático en la relación del Estado con los Pueblos Indígenas, lo que impide su participación efectiva en los múltiples asuntos que les conciernen en áreas como educación, salud, seguridad, medio ambiente, etcétera.

El 2019 es el último año sin elecciones y será clave para que el Gobierno dé pasos decididos en el cumplimiento de su programa. Para ello, resulta fundamental que señales de retroceso en la defensa y promoción de los derechos humanos, como los rechazos al Acuerdo de Escazú y Pacto Migratorio, sean rectificados. Sólo con un discurso y práctica que reniegue la tentación populista y respete los mínimos consenso internacionales en materia de derechos sociales y humanos, el Gobierno logrará construir el apoyo necesario para concretar su agenda y mejorar la vida de los y las habitantes de Chile.

Octavio del Favero