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El Despojo de Villa San Luis: Una intervención de Janet Toro

Por: core | Publicado: 05.05.2019
El Despojo de Villa San Luis: Una intervención de Janet Toro Foto Sven Hahn 2 jpg | Foto: Sven Hahn
En esta ocasión, “El Despojo” es una acción mínima que recoge el hecho emocional y corporal de lo que la artista interpreta como un “saqueo a personas que dignamente lucharon por construir el sueño de sus vidas: una casa. Un sueño que fue destruido durante la dictadura cívico-militar, cuando fueron desalojados violentamente atentando en contra de su derecho humano a sus viviendas, y sus habitantes fueron tirados en algunas zonas periféricas, muchas veces a la intemperie o con muy malas condiciones básicas”, explica.

La performista Janet Toro Benavides reapareció este viernes 3 de mayo con “El Despojo”, la segunda intervención de su serie “Intersubjetividad Urbana”, en la esquina de Avenida Presidente Riesco con Urano, Las Condes, lugar donde quedan algunos vestigios de lo que fue la Villa Ministro Carlos Cortés, hoy conocida como Villa San Luis.

La acción de arte se realizó con la cooperación del grupo ArteUrbe y la compañía de y participación de pobladoras y pobladores del emblemático proyecto urbano original, quienes hoy en día habitan diversos puntos de Santiago: Pedro Aguirre Cerda, Paradero 22 ½ de Lo Espejo, Paradero 22 de Santa Rosa (La Granja), Independencia, y Renca. Se reencontraron en el lugar de la mano de la propuesta artística de Janet Toro.

La primera obra de “Intersubjetividad Urbana” fue “La Torre Vive” , expuesta en noviembre pasado. Y consistió en la intervención de 22 pisos de la Torre Villavicencio (atrás del Centro Cultural Gabriela Mistral, GAM) donde colgó objetos relacionados con la cotidianidad y con el sentido original que tuvo este edificio cuando se inauguró a principios de los años ‘70.

En esta ocasión, “El Despojo” es una acción mínima que recoge el hecho emocional y corporal de lo que la artista interpreta como un “saqueo a personas que dignamente lucharon por construir el sueño de sus vidas: una casa. Un sueño que fue destruido durante la dictadura cívico-militar, cuando fueron desalojados violentamente atentando en contra de su derecho humano a sus viviendas, y sus habitantes fueron tirados en algunas zonas periféricas, muchas veces a la intemperie o con muy malas condiciones básicas”, explica.

Este viernes, pobladores y pobladoras que habitaron este espacio, volvieron a encontrarse con el que ahora es un lugar en ruinas, participaron  y acompañaron a Janet Toro en esta intervención que arroja luz encima y alrededor de esta historia oscura y recurrente del tipo de ciudad que habitamos hoy en día.

Foto: Sven Hahn

La vocera de derechos humanos de la Agrupación de ex pobladores y pobladoras de Villa San Luis, María Eugenia Cáceres, dice que le parece que están haciendo algo justo para que “reintegre la dignidad” en sus vidas y para “dejar de vivir este duelo, porque este es un duelo que no podemos dejar pasar u olvidar, porque ha sido muy tremendamente doloroso tanto para los padres como para nuestros hijos”, y recuerda como “de la noche a la mañana llegaron a despojarnos de lo que eran nuestras viviendas ganadas legalmente”.

El performancista Antonio Kadima, artista visual director del Centro Cultural Taller Sol apunta que “estando en el espacio público son acciones de arte político… y ver a las mujeres y hombres que participaron hoy, es emocionante, esta es una historia increíble y yo aplaudo la acción de Janet, y de las mujeres y hombres que participaron, a la gente de Villa San Luis, y ojalá que esto se repita ya no en función de la protesta, sino que tal vez en algún momento, de la alegría de vivir en este país”.

La impresión de Janet Toro es que la performance estaba llena de emotividad: “Al pasar cortándoles las camisas y las blusas a los pobladores y pobladoras me di cuenta de que ellos estaban totalmente emocionados, a punto de quebrarse. Fue como revivir otra vez un poco esto del saqueo. Estoy agradecida de que ellas y ellos hayan podido participar”, expresó al final de la acción.

En el mismo orden opinó Antonieta Miranda Ávalos, erradicada cuando tenía 12 años. Cuenta que junto a su familia la subieron a un camión de basura y la llevaron a lo que hoy es Pedro Aguirre Cerda. “Cada vez que venimos acá a defender lo que nos quitaron, que nos desalojaron de forma muy brutal, en silencio y con muchas amenazas, es un tremendo dolor. Tú hablas de la Villa e inmediatamente se te viene un dolor en el alma, y se te arranca una lágrima en la mejilla”, dijo.

Ella también hace un reconocimiento al arquitecto que diseñó Villa San Luis, dado que nunca se ha olvidado de ellos y ellas, Miguel Lawner Steiman, Premio Nacional de Arquitectura 2019, quien hasta esta fecha sigue pendiente de apoyar el bienestar de las familias atropelladas con este despojo.

Javiera Martínez, presidenta de la Fundación Villa San Luis que también apoyó la acción, explica que su organización busca dos cosas: Una, poder reparar de manera digna a estas personas, y por otro lado, dejar el lugar declarado como Monumento Histórico como un sitio realmente de memoria y que sea una representación de la historia, de la memoria de estas familias y sobre todo de las políticas de vivienda que intentaron en algún momento eliminar la segregación social urbana.

Martínez agrega que ésta es una de las primeras acciones fuertes que han hecho, en conjunto con Janet Toro, quien ideó la intervención, piensa que “primero, visibiliza lo que es ahora el sitio, es algo potente que dignifica también la historia de los vecinos, de poder plantarse aquí en un espacio que es de ellos, es una manera de poder visibilizar la historia, y de que nosotros nos sigamos apropiando de esta ciudad, que al final fue construida de otra manera. Yo creo que para los vecinos y las vecinas ha sido un hecho único haber estado juntos en este espacio haciendo esta intervención”.

“El Despojo” Es una acción cargada de significado que conecta con la emocionalidad de ese sueño destruido, al igual que los edificios que han desaparecido como testigos silenciosos de un proyecto de sociedad avasallado.

LA ARTISTA

Janet Toro Benavides (Osorno, 1963), cuya obra fue la seleccionada el años pasado para integrar la colección permanente del Museo Phoenix (Arizona, Estados Unidos), y una de las artistas que integra la Radical Women, estudió arte en la Universidad de Chile, formó parte de la Agrupación de Plásticos Jóvenes (APJ) en la década de los ’80, época en que se acercó a lo performativo.

Su trabajo es una reflexión visual y corporal acerca de la existencia humana.

La creación  de Janet Toro surge de la necesidad de profundizar en la existencia y desde ahí generar un ámbito de resistencia y un espacio de poesía. Trabaja con las políticas del cuerpo, con el ser mujer en una sociedad patriarcal y colonial. Transita por lo mínimo, lo controvertido y extremo a la vez.

Como seleccionada para la exposición Radical Women, su obra se ha mostrado en los museos Hammer, de California; Brooklyn, de New York, y en La Pinacoteca, de Sao Paulo, Brasil.

En noviembre de 2018 estuvo invitada a dar una charla en el Seminario Historias Feministas, Mujeres Radicales, en el Museo MASP de Sao Paulo.

Su serie de performance ‘In Situ’ del año 2015, compuesta por cinco obras: El reflejo, Nemeln (palabra, en Mapudungun), Velorio del ángel, Distopía, y La Tarjeta, se exhibió en el Museo de la Memoria y los Derechos Humanos. El año anterior, había mostrado, en el mismo lugar, su obra ‘Exhumar la memoria’.

Su serie “Geometría Corporal” (2013), dibujos realizados con sus propios cabellos, además de un video de la performance que realizó en el Museo de Arte Contemporáneo en 2017, fueron seleccionados el año pasado para formar parte de la colección permanente del Phoenix Art Museum, en Estados Unidos.

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