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Daenerys Targaryen, racionalidad, locura y tragedia

Por: Francisca Quiroga | Publicado: 16.05.2019
Daenerys Targaryen, racionalidad, locura y tragedia Emilia Clarke |
El contexto en que Daenerys pierde la razón, y los aprendizajes que había hecho a lo largo de toda la serie sobre la legitimación del poder político son cuestiones que inciden sobre el devenir de la historia. El punto es que los dos elementos están más relacionados de lo que parece, y por eso no son cuestiones contradictorias, sino que fundamentan narrativamente el incendio de Desembarco del Rey al mismo tiempo que una ruptura moral.

“Surge de esto una cuestión: si vale más ser amado que temido, o temido que amado. Nada mejor que ser ambas cosas a la vez; pero puesto que es difícil reunirlas y que siempre ha de faltar una, declaro que es más seguro ser temido que amado.”

Nicolás Maquiavelo, El Príncipe.

Por esta columna pretendo responder a otras dos publicadas en este mismo medio, que debaten sobre si existe justificación narrativa y moral del incendio de Desembarco del Rey que hizo Daenerys Targaryen en el penúltimo capítulo Juego de Tronos.

Valentina Parra, plantea que hay una cadena de acontecimientos que la habrían afectado emocionalmente y la habrían llevado a la locura: desde la muerte de sus apoyos más queridos hasta la confrontación con una cultura patriarcal que amenaza su reclamo al poder. Segundo, que la quema de Desembarco del Rey sería un acto de liberación en la medida en que destruye las estructuras sociales que debían ser abolidas, como por ejemplo el patriarcado.

La respuesta de José Marileo critica que, siguiendo cuidadosamente la trama de la serie, no se justifica moral ni narrativamente, fundamentalmente porque todo el arco argumental de Daenerys es un aprendizaje sobre los mecanismos de legitimación del poder político, y la Rompedora de cadenas había sabido concatenar la legitimación de su poder con la emancipación de los subordinados. En ese sentido, los actos violentos que había cometido, eran actos racionales contra quienes o estaban en posiciones sociales de ejercicio de la violencia, como el caso de los esclavistas; o que desafiaban explícitamente su legitimidad. En ese contexto, la destrucción de desembarco del rey aparece como algo inconexo de la trayectoria y las categorías morales de la misma Dany.

En mi opinión ambos aciertan parcialmente en las dimensiones específicas que analizan: el contexto en que Daenerys pierde la razón, y los aprendizajes que había hecho a lo largo de toda la serie sobre la legitimación del poder político son cuestiones que inciden sobre el devenir de la historia. El punto es que los dos elementos están más relacionados de lo que parece, y por eso no son cuestiones contradictorias, sino que fundamentan narrativamente el incendio de Desembarco del Rey al mismo tiempo que una ruptura moral.

Partamos por recapitular el viaje de Daenerys. Criada en el Exilio, el sentido de su vida está marcado por la herencia truncada de su familia: gobernar los siete reinos. Su hermano Viserys pretende venderla como esposa/esclava a cambio de un ejército que le permitiría recuperar el gobierno que ejerció su familia. Desde aquí, desde el fondo del pozo ella comienza su viaje hacia ser el ejercicio del poder como Khaleesi, primero en rol secundario de Khal Drogo. Luego, en su funeral, sale no solo ilesa de las llamas, sino también con tres dragones. Un evento mágico y extraordinario permite que los dothraki rompan la tradición patriarcal, y tengan como gobernante a una mujer. La legitimación carismática (precisamente en los términos definidos por Weber) es lo que le permite romper la tradición y ser una mujer gobernante, no solo aceptada, sino que inspira la devoción de sus gobernados.

Luego en Astapor, al mismo tiempo libera y recluta a Los Inmaculados, y quema a los esclavistas. Continúa por Yunkai y Meereen liberando a los esclavos, que la llaman a gritos madre. Nuevamente hay legitimación carismática, pero esta vez enlaza tres cuestiones fundamentales: su voluntad de gobernar, los intereses materiales de sus gobernados y un proyecto de sociedad.

En este punto, Daenerys ha construido un Estado de acuerdo a la definición de Weber: tiene una comunidad humana que, dentro de un determinado territorio, en este Caso Meereen, ha reclamado con éxito el monopolio de la violencia física legítima.

Además, ha construido un Estado Mayor que le permite el ejercicio del gobierno. Jorah Mormont, Missandei, Gusano Gris, Barristan Selmy, Tyrion y Varys.

En Meereen Daenerys produjo todos los elementos necesarios para el ejercicio del poder político en los términos que se han planteado en la teoría política moderna. Se siente lista para emprender la guerra de conquista en Poniente.

Lo único que faltaba para que ello sea un plan exitoso era algún apoyo político desde Poniente, y lo encuentran en Yara Greyjoy, en Dorne y la matriarca Tyrell. Las tres basan su apoyo en la existencia de un enemigo común: Euron Greyjoy y los Lannister, los cuales acaban por ser aliados. Pero nótese que es un apoyo más instrumental que por devoción, como había inspirado antes.

La guerra avanza exitosamente, hasta que aparece Jon Nieve con el asunto de los caminantes blancos. Esto tuerce el avance de Daenerys. Pospone sus intereses propios por un interés que la trasciende, la supervivencia. En el camino perdió un dragón, a Ser Jorah, y la mitad de sus tropas.

Pero hay algo todavía más problemático: se da cuenta que en Poniente no produce esa legitimación carismática que produjo antes con los esclavos. No tiene la devoción de la gente común, porque no tiene nada que ofrecerle a Poniente que articule su voluntad de ejercer el poder político con los intereses materiales de la población. Todas las casas que la apoyaban están destruidas, excepto los Stark, que están divididos. Jon la apoya, pero también es la mayor amenaza a la legitimidad de su reclamo sobre el trono de hierro.

Luego sobreviene la muerte de otro dragón y Missandei, las tensiones con Jon, y los coqueteos de traición de Varys y Tyrion. Es cierto que las muertes y la cuestión con Jon la afectan emocionalmente. Pero más que eso expresan el resquebrajamiento de su legitimidad como gobernante en el seno del estado mayor que dirige la guerra, y el resquebrajamiento del propio Estado que había construido. Este es el verdadero conflicto que enclaustra a Daenerys al comienzo del capítulo, y que pierda su conciencia moral incendiando Desembarco del Rey: que todo el sentido de su vida, el gobernar Poniente, se va acercando al mismo tiempo que se desmorona todo lo que la ha llevado a él.

Así es como llega Daenerys al momento de la rendición de las tropas de Desembarco del Rey, con una aplastante victoria militar, pero carente de toda legitimidad tanto para la población como entre sus propias fuerzas. Lo único que le queda entonces es la tragedia, es fuego y sangre.

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