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Colectivo literario Weye: “Son muy pocos los autores queer que tienen un lugar en la escena literaria chilena”

Por: Natalia Figueroa | Publicado: 17.05.2019
Colectivo literario Weye: “Son muy pocos los autores queer que tienen un lugar en la escena literaria chilena” foto portada |
El colectivo explica que la mayor producción de disidentes sexuales se sostiene en la autopublicación y en las editoriales independientes, que tienen muy poca difusión. Eso, según recalcan, mantiene la vara muy baja respecto de su representación en el mundo literario, con autores no-tan-merecedores que reciben elogios por parte de la crítica.

“Nos reconocemos como un espacio seguro donde expresar identidades violentadas”, manifiesta el colectivo literario “Weye”, que desde 2017 viene trabajando en visibilizar las diversidades sexuales a través del arte en general y, en particular, desde el mundo literario.

Desde ese año, han realizado varias versiones de talleres de lectura y escritura con el objetivo de que la perspectiva de género se aplique en cada ámbito del engranaje social. Sobre todo esto la organización conversó con El Desconcierto.

¿Cuándo nace la idea de conformar este grupo literario?

Weye nace con un tweet y un post en Facebook, pero en ese entonces nadie sospechaba que terminaría convirtiéndose en lo que es actualmente. En marzo de 2017, uno de nuestros integrantes manifestó en redes sociales su interés por conformar un grupo que estuviese interesado en reunirse periódicamente a compartir lecturas y escrituras, motivados únicamente por sus inquietudes personales respecto a la literatura chilena y latinoamericana actual. Una vez terminado ese período, nació la necesidad de llevar esa experiencia a más personas. Así nació Weye. En el fondo, somos –y cada vez más- un grupo de amigues en busca de nuevos espacios en los que encontrarnos más y nuevas lecturas y formas de expresarnos. Hoy estamos en nuestro tercer año como agrupación, y el equipo hoy en día es una gama variopinta de profesiones, oficios y disciplinas que dan vida a Weye. Tenemos arquitectos, ingenieros, licenciados en letras, publicistas, artistas, músicos, cientistas políticos, entre otros. Amamos la diversidad en todos sus aspectos y tratamos de ser consecuentes con ello.

¿Cómo definen el colectivo?

Creemos firmemente que la literatura, así como todas las artes, tiene el poder de modificar realidades y romper con las estructuras de una sociedad que ha ido perdiendo su multiversidad con una peligrosa tendencia homogeneizadora. Ante ello, nos gusta pensar en Weye como un espacio seguro, diverso y comprometido con el fomento de las nuevas lecturas y la polifonía de voces que escriben desde las marginaciones, además del esfuerzo y las ganas que ponemos en revalorizar la escritura latinoamericana, poniéndola como eje central de nuestro corpus.

¿Cuál es la relevancia de trabajar temáticas de género desde la literatura?

La relevancia parte con que los cimentos de espacios de crítica, respecto a las construcciones sociales de las diferencias y otredades, pueden lograr que la perspectiva de género se aplique en cada ámbito del engranaje social para que la dinámica de este mismo no continúe proporcionando lógicas y comportamiento violentos y patriarcales.

¿Cómo ha sido el proceso de mostrar las distintas realidades del colectivo LGBTI?

Nos reconocemos como un espacio seguro donde expresar identidades violentadas. Al partir desde esa premisa, nuestro público se filtra inmediatamente: somos conscientes de que nos movemos en un nicho relativamente progresista, pero también de que nuestro trabajo ahí es valioso. A pesar de esto, sí hemos tenido participantes más lejanos a la empatía por los géneros y las sexualidades, pero en nuestras sesiones moderamos el respeto. Hemos tenido un par de incidentes en lanzamientos con sujetos que van a llevarnos la contra desde una posición homofóbica (o hasta fascista, recordarán algunos), pero fueron eventos contados con los dedos. En ese sentido, el proceso de visibilidad ha sido por sobre todo fluido aunque con algunos obstáculos.

 ¿Qué posición tiene dentro del escenario actual la literatura que escapa de la heteronorma?

Hay que hilar fino en este respecto. La heteronorma es un concepto que se aplica a la ligera y caprichosamente en el mundo editorial. Nosotros creemos que no todo autor homosexual está fuera de la heteronorma, y desde esa crítica podemos decir que son muy pocos los autores queer que tienen un lugar en la escena literaria. La mayor producción de disidentes sexuales se sostiene en la autopublicación y en las editoriales independientes, que tienen muy poca difusión. Eso mantiene la vara muy baja respecto de su representación en el mundillo, con autores no-tan-merecedores recibiendo elogios por parte de la crítica.

¿Cuáles son las proyecciones de su trabajo?

Actualmente estamos en vías de ser una Corporación Cultural, algo que nos ilusiona mucho desde hace tiempo. También comenzamos, recientemente y a raíz de nuestro buen recibimiento en eventos como la FILSA y la Furia del Libro, a realizar charlas y talleres en Colegios, partiendo desde la temática del género y las sexualidades en la literatura chilena reciente. Como un plus a nuestra actual línea editorial, compuesta hasta ahora por nuestra colección de fanzines, esperamos ampliarnos y realizar publicaciones de novelas, cuentos, poemarios, obras y plaquets escritos por nuestra comunidad. Y finalmente, como nos motiva el facilitar el acceso a las instancias de fomento lecto-escritor y nos apasionan las expresiones culturales en todas sus formas, esperamos, algún día, tener un espacio físico en el cual poder dictar nuestros talleres y acoger proyectos junto a otras personas que compartan nuestros intereses, algo así como un “Espacio Weye” en el cual todos podamos converger.

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