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Inmobiliarias al acecho: las obras que amenazan con sepultar los sitios sagrados mapuche

Por: Natalia Figueroa | Publicado: 19.05.2019
Construcción de condominios exclusivos, departamentos, loteos y ventas de parcelas. Los impactos de las inmobiliarias en terrenos provenientes de títulos de merced que hoy están en manos de particulares amenazan los sitios ceremoniales de las comunidades aledañas a las obras. Las consecuencias saltan a la vista: deforestación, excavaciones que afectan los flujos naturales de agua y, lo más preocupante, la débil protección legal a la que pueden recurrir las comunidades mapuche frente a esto.

Desde hace algunos años y cada vez con mayor frecuencia, se viene repitiendo una imagen para las comunidades mapuche: la construcción de condominios exclusivos, casi solo de veraneo, proyectos que incluso llevan nombres en mapudungun, pero como todos lo saben en la comunidad, no tienen ninguna relación con su cultura. Todo lo contrario, amenazan gravemente con extinguirla.

Las consecuencias de la irrupción en el territorio de la industria inmobiliaria saltan a la vista. Así lo cuenta Felipe Punulef (64), de la comunidad que lleva el mismo nombre, quien sabe bien de esto.

En 2013, la inmobiliaria Relmu Wilef inscribió una propiedad en el Conservador de Bienes Raíces (CBR) de Villarica mientras que la inmobiliaria Marjav prestó servicios para la venta de un terreno que inicialmente le pertenecía a su bisabuelo Ambrosio Punulef, el mapuche que firmó el título de merced en la década de los 20. Después de eso, en los 80, en plena dictadura, un familiar mapuche le vendió el terreno a un privado. Ahí ocurrió el “blanqueo”, dice Felipe.

Ahora la empresa se dedica a vender por lotes a otros particulares, como lo dicen en un video promocional: “Marjav coloca en sus manos, espectaculares parcelas de 5.000 metros cuadrados con hermosa vista al Volcán Villarrica y el lago Calafquén, situado en Proyecto en Verde denominado Altos de Lican-Ray. Valores desde $15.000.000 hasta $25.000.000”.

Inmobiliaria Marjav

Felipe explica, con notoria angustia, que en uno de estos lotes de la inmobiliaria se encuentra su sitio ceremonial, que es un cerro Treng- Treng, es decir, un cerro sagrado que explica el origen del mundo para los mapuche. Hasta hace unos años atrás, la empresa los autorizaba para celebrar el nguillatun y el wetripantu, pero para este año les dijeron que el terreno estaba vendido y no había posibilidad de que ingresaran a celebrar el año nuevo indígena, entre el próximo 21 al 24 de junio.

–Este es un cerro que está siendo gravemente intervenido. Hace dos años la Corporación Nacional de Desarrollo Indígena (CONADI) visitó el sitio y quedó establecida su condición. Hay otros grupos que también se están levantando por esto, pero ya nos dijeron que no íbamos a poder ejercer esto porque está vendido el lote y está cerrado. ¿A dónde concurrimos? ¿Quién nos defiende? –, expresa Felipe.

El gerente general de esta empresa inmobiliaria, Javier San Martín, dijo a El Desconcierto que se llegó a acuerdo con las comunidades, como arreglar caminos, a fin de instalarse sin problemas. Bajo su mirada, serían los menos quienes han tenido conflicto y, agregó, que el sitio ceremonial no está marcado de manera permanente, lo que le hacía pensar que esto era algo que había surgido en el último tiempo por parte de la comunidad.

A esto, también indicó que tenía conocimiento de las ritualidades porque su familia era mapuche y que en los sitios ceremoniales queda alguna huella como un rehue, pero aquí no existía.

Sobre estas palabras, Felipe Puñulef advierte:

–De los que no conocen la cultura mapuche dicen que estas cosas las inventamos nosotros, pero no es así. Nosotros tenemos que defender todo el cerro porque en sí es ceremonial. Esto no es un invento nuestro, no es de la modernidad, es un tema territorial. Los pewmas, los espíritus, comunican en estos sitios–, manifiesta con firmeza.

Los suizos

Al revisar documentos y escuchar relatos, los elementos se van repitiendo, sobre todo, por las consecuencias destructivas para los sitios sagrados que está generando la industria inmobiliaria.

En los casos de proyectos inmobiliarios, la ley sobre Bases Generales del Medioambiente indica que deben someterse al Sistema de Evaluación de Impacto Ambiental (SEIA) los proyectos que se emplacen en una superficie igual o superior a siete hectáreas o consulten la construcción de 300 o más viviendas.

Precisamente, un potencial proyecto de condominios está sigilosamente avanzando a la salida de Villarrica, en un sector llamado Chaura. Aunque, aquí sería de un menor número de viviendas, por lo tanto, no pasaría por esa evaluación.

En abril de 2017, Michael Kaspar Hany adquirió un terreno de 20, 75 hectáreas que, hasta ahí, estaba en manos del agricultor Guillermo Rodríguez Figueroa. Según la escritura pública, el actual propietario es de nacionalidad suiza y médico de profesión. Su representante es Daniel Mathias Hany quien ha incursionado en la venta de quesos y tiene un local llamado “El Suizo” en la misma ciudad de Villarrica.

Estas son tierras provenientes de título de merced de 1913 que están a nombre de Rafael Huenupan, pero que con el tiempo se traspasaron a chilenos y, luego, a los suizos. Ya en los años 80 este terreno estaba en manos de chilenos, de acuerdo a un registro de propiedad del Conservador de Bienes Raíces (CBR) de Villarica que solicitó El Desconcierto. Revisa aquí el documento: PROPIEDAD-1981-305-222-19999-2019.

Yuvithza Caquilpan (31) cuenta que su abuela, Candelaria Huenupan, vivió en ese lugar hasta los 13 años y recuerda que en un momento remataron el campo por una deuda bancaria impaga.

De acuerdo a los documentos que han recopilado las mismas comunidades del sector, el terreno se encuentra loteado en 38 sitios y, desde mediados del año pasado, comenzaron a realizarse excavaciones, al menos siete pozos profundos. Todo apunta a la construcción de un condominio en el sitio.

El dirigente del Parlamento de Koz Koz, Francisco Caquilpan, cuenta todo esto ha impactado en el flujo del estero y la principal fuente de agua con la que cuentan las comunidades mapuche aledañas. De ahí se abastece el sistema de Agua Potable Rural (APR) de Chaura.

Las obras colindarían con el espacio ceremonial Nguillatawe donde se realizan rogativas espirituales y al menos siete a nueve comunidades asisten cada año al lugar. Por lo mismo, Caquilpan enfatiza que sería un impacto realmente grave si se comienza a construir en este sector porque se suma a tantos otros proyectos que amenazan con extinguir la cultura mapuche.

El Desconcierto contactó a Daniel Mathias Hany, pero la persona encargada del local del cual es propietario dijo que estaba fuera del país.

Denuncia ante la CONADI

Impactos sin evaluar

Las situaciones anteriores muestran que estos terrenos pertenecieron a mapuche que firmaron los títulos de merced y, por lo tanto, tuvieron calidad de tierras indígenas. Pero fueron vendidas o traspasadas en distintas circunstancias, muchas veces de manera engañosa o violenta, a particulares.

El licenciado en ciencias jurídicas e investigador del Observatorio Ciudadano, Hernando Silva, explica que Ley Indígena, que entró en vigencia en 1994, establece en su artículo 12 que para que las tierras tengan calidad indígena deben existir dos elementos copulativos: primero, que sean provenientes de título de merced y que actualmente se encuentran en propiedad o posesión de personas indígenas.

Desde el punto de vista legal en ambos casos anteriores las tierras no son indígenas porque no se cumplen ambos requisitos a la vez, un criterio ratificado por la Corte Suprema.

Aun así, si bien en estricto rigor no es ilegal, sí es reprochable la falta de protección de sectores que sí tienen calidad protegida en cuanto a lo cultural, aclara Silva, pero ante la arremetida de las inmobiliarias eso pierde efecto.

“Aquí es la Dirección de Obras Municipales que autoriza las construcciones, pero estas unidades no tienen facultades legales para revolver sobre la propiedad de la tierra y, por tanto, no dan protección a los sitios ceremoniales. El titular le presenta el título de dominio vigente y eso es suficiente para ellos”, explica Silva.

La CONADI maneja esta información y, de acuerdo a lo que respondieron a las anteriores comunidades, iniciarán un estudio de tierras para evaluar los impactos.

Esta es el avance de las inmobiliarias que provocan impactos que no han sido evaluados, dejando sin ninguna facultad de decisión a las comunidades que históricamente han habitado estas tierras.

Nota de la redacción: Tras la publicación de este texto la información fue precisada. El gerente general de inmobiliarias Marjav, Javier San Martín, envió una aclaración a este medio señalando lo siguiente: «Este no es un problema con la comunidad y solo se reduce a dos familias que han causado todo el conflicto al punto de llegar a agresiones entre ellos mismo (entre los familiares).  Prueba de eso, es que poseemos 3 actas firmadas por la comunidad, sumado a reuniones con la municipalidad, carabineros y la comunidad de por medio. Jamás hasta el día de hoy, la comunidad nos ha informado la existencia de un terreno ceremonial al interior del proyecto. Ademas, hasta el año 2014, no existía ningún acceso al predio que compro la empresa a la cual presto servicio, sin embargo, tal como lo señala una de las personas en su publicación «los ancestros le señalaron que eso es un terreno ceremonial».

Contactada nuevamente la comunidad Felipe Punulef, confirmaron la existencia del sitio ceremonial – y que realizarán la ceremonia espiritual- e indicaron que en las reuniones que sostuvieron con la inmobiliaria, se presentaron como dueños de la propiedad.

 

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