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Opinión

La defensa de los territorios mapuche en el lago Kalafquen, ríos y humedales

Por: Cecilia Rayen Caniumán Ancalef | Publicado: 25.05.2019
La defensa de los territorios mapuche en el lago Kalafquen, ríos y humedales parque |
El proyecto de mega carretera que pretende atravesar el Parque Nacional Villarrica, talando un centenar de Araucarias (especie declarada en peligro de extinción) es una política que va en favor de las grandes industrias (como la industria del turismo), y el transporte de materias primas extraídas de nuestros territorios. Y yo me pregunto ahora ¿Qué será de los pumas, huillín, monito de monte, zorros, las innumerables aves existentes?, sin lugar a duda es una profanación intervenir aquellos espacios, que además son de alta significancia cultural.

Estamos en el año 2019, según el occidente. Estamos en momentos de la humanidad, donde cada vez cobra más relevancia el modo de consumo, donde cada vez es más preocupante las nuevas condiciones climáticas, el aumento de la temperatura del planeta, las grandes lluvias y aluviones, las fuertes ráfagas de viento, entre otras. Y mientras el mundo avanza hacia el “desarrollo” industrializado y el PIB,  los indicadores económicos mundiales tienen una alta relevancia en las políticas mundiales y estatales, ocurre que existimos quienes nos negamos a renunciar a nuestra forma y estilo de vida basado en el respeto a la naturaleza.

En los territorios precordilleranos, aledaños al ruka pillan, al lago kalafquen, Pellaifa, aledaños a los ríos y esteros, grandes cerros, abundante vegetación nativa, innumerable flora y fauna. Existimos territorios mapuches que nos negamos a desaparecer a pesar de todo lo que nos han arrebatado.

Gracias a nuestra belleza natural de nuestro entorno, que para el occidente el tema paisajístico cobra relevancia, ha llegado fuertemente desde la década del 70 el turismo.

El turismo se asentó en nuestros territorios de manera silenciosa primero, a través del arriendo de tierras a 99 años, en especial las tierras aledañas al lago kalafquen, y como nuestra gente es sincera, buena, humilde y además los terrenos aledaños al lago no eran propicios para desarrollar la agricultura, eran fácilmente engañados e intercambiaban la tierra por un buey o yunta de bueyes. Así es como llegaron las casas de veraneo, sucesivamente nuestra gente paso a ser servil del turismo, o trabajando como cuidadores, jardineros, empleada doméstica, maestros constructores, entre otros trabajos dependientes.

Otros supieron lidiar con el turismo paralelamente, me acuerdo que mi abuela tenía un puesto en la feria de verduras, trabajado luego por mi mamá, y ahora mis tíos, donde muy entusiasmadamente y muy sacrificadamente se venden verduras frescas del lugar y la estación.  Hoy en día existen innumerables ferias de artesanía y de gastronomía, trabajadas en su mayoría por nuestra gente mapuche.

En la década de los 90 hubo un boom de compra-venta de terrenos irregulares en nuestros territorios, si ustedes tienen la oportunidad de conocer la localidad de Licanray, Pucura, Coñaripe, pueden observar como a el “paisaje” se han incorporado nuevas y acomodadas infraestructuras de todos las tamaños y diseños, las viviendas han empezado a aumentar, pero no somos justamente los habitantes de este territorio, los dueños de las acomodadas infraestructura, sino que paulatinamente ha llegado, y de manera silenciosa, gente de afuera (de las grandes ciudades) situación donde ha nacido un problema, el tratamiento de las aguas domiciliarias. No importando si el terreno donde se quiere construir es un humedal o no lo es.

Justamente nuestros territorios, llenos de belleza y naturaleza pura, han sido cobija y confort de gente que busca alejarse de las grandes ciudades, del estrés del trabajo, y de la forma de vida acelerada y consumista, para venir a pasar días, semanas, incluso a vivir, para venir a disfrutar el mismo aire puro que respiramos.

Lamentablemente muchos de quienes vienen, lo hacen pensando en el disfrute del aire puro, pero de la manera contraria a los principios de conservación de la naturaleza, y peor aún, sin respetar los valores y cultura de nuestra gente.

Han llegado de manera pretensiosa con lanchas, motos 4×4, consumismo desproporcionado generando un aumento descontrolado de la basura, ruidos molestos, es decir, traen las mismas malas costumbres de las grandes ciudades a nuestros territorios, de manera abrupta e inconsciente.  Nuestro mayor temor, es que ese estilo de vida, acelerado, consumista y destructivo llegue de manera irreversible a territorios que han sido intocables por la ambición humana. Y todas las manifestaciones y denuncias que haga nuestra gente son válidas para detener ese plan macabro de vida.

¿En que nos quieren convertir?

Esa es la pregunta.

Parece, inconsecuente que hoy en día, a raíz de los múltiples problemas en relación a la basura y estilo de vida, no sé tomen medidas concretas para apalearlo, un claro ejemplo es el aumento de la temperatura del planeta, que traerá consigo el derretimiento de los hielos (incluido los glaciares de la cordillera) donde disminuirá considerablemente el recurso agua. Incluso cuando Chile se ha comprometido con otros países miembros de la ONU a buscar medidas para cumplir los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible, de los cuales 3 están involucrados directamente con nuestra defensa. El cuidado del bosque, el cuidado del agua y la mitigación al cambio climático. Es decir, los estados ya han hecho un diagnóstico, y elaborado metas e indicadores para el cumplimiento de los Objetivos. La humanidad en general ha reflexionado, ¿pero porque aquello no nos toca?. La respuesta es quizás, porque hemos sido y seguimos siendo discriminados, mirados en menos, vistos como gente no pensante y que solo debemos acatar.

Esa es la discriminación que denunciamos, que el estado elabora a puertas cerradas su mal llamado progreso, transgrediendo una serie de normativas internacionales vigentes que van en conjunto con la protección de la madre tierra y los derechos de los pueblos indígenas.

Actualmente existe una licitación en curso por parte de la CONAF, para ir a construir obras de infraestructura dentro de los Peweñantu (conocido como Parque Nacional Villarrica), que consiste en casetas de control, casas de guardaparque, estacionamiento de vehículos, baños, traer el agua desde las lagunillas y potabilizarlo, construir fosas sépticas, letreros y señaléticas para el cobro de entrada, restricciones de horarios, esto para nosotros es intervención pura y un delito grave de destrucción, consecuentemente traerá un aumento exponencial del flujo de turistas.  (que hasta el momento el recorrido y las caminatas han sido guiadas por los mismos lugareños)

En nuestra cultura mapuche, para la intervención de cualquier espacio, siempre es con permiso de los dueños del lugar, que no somos nosotros los humanos, son las fuerzas del espacio, de la naturaleza.

Las mismas fuerzas de la naturaleza que huyen de los lugares cuando se entra con otra energía, como la ambición por el dinero, o la ignorancia del conocimiento ancestral.

Es la misma preocupación de las autoridades tradicionales, los ngpin, lonkos, machi, lahuentuche, entre otros roles, y los jóvenes que no queremos perder el espíritu mapuche, que queremos cuidar y proteger el espacio de la intervención, que nos hemos sumado a este llamado, de la defensa del territorio.

Las construcciones de la infraestructura por parte de la CONAF, así como los pronunciamientos del ejecutivo y de la institucionalidad que ha sido por la vía de propiedad privada de la tierra, es lo que queremos detener. La política del estado de chile en relación a los Parques Nacionales, ha sido de concesiones privadas para uso turístico. Peor aún, el proyecto de mega carretera que pretende atravesar el Parque Nacional Villarrica, talando un centenar de Araucarias (especie declarada en peligro de extinción) es una política que va en favor de las grandes industrias (como la industria del turismo), y el transporte de materias primas extraídas de nuestros territorios. Y yo me pregunto ahora ¿Qué será de los pumas, huillín, monito de monte, zorros, las innumerables aves existentes?, sin lugar a duda es una profanación intervenir aquellos espacios, que además son de alta significancia cultural.

Para finalizar, manifestar que nuestra gente, no quiere la guerra, ni el conflicto. Dense cuenta, quienes son los que generan el conflicto. Y que lo que deseamos y trabajamos muchos es en relación a la educación, en este sentido, el turismo ha jugado un rol preponderante, a través del turismo, de la conversa, y el dialogo constructivo que se da con los visitantes, hemos podido autovalernos, y sostenernos en equilibrio, generando un buen vivir, enseñando el respeto y cuidado con todos los seres vivos de la naturaleza. Hay muchos hermanos que si viven del turismo, pero el turismo que se promueve es el Turismo del Buen Vivir.

Cecilia Rayen Caniumán Ancalef