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Por qué Historia, Geografía y Ciencias Sociales NO debe ser una asignatura electiva

Por: Gabriel Villalón Gálvez | Publicado: 06.06.2019
Por qué Historia, Geografía y Ciencias Sociales NO debe ser una asignatura electiva |
El aprender Historia tiene entre sus finalidades que los y las jóvenes desarrollen el razonamiento histórico habilidad que otorga la capacidad de poder decodificar información que aparece como fundamental en tiempos en donde los discursos políticos y sociales son fuertemente influenciados por la presencia de lo que se ha denominado Fake News. El aprendizaje de la Historia también permite a los y las jóvenes desarrollar la conciencia histórica, que se entiende como la capacidad de poder establecer narrativas que permitan relacionar pasado, presente y futuro.

El pasado viernes 24 de mayo las distintas comunidades educativas -escolares y universitarias -se vieron sacudidas por la noticia de la aprobación del nuevo plan de estudio presentado por el MINEDUC al CNED en el que una de las principales decisiones decía relación con dejar fuera de las asignaturas obligatorias del plan común en la educación media la asignatura de Historia, Geografía y Ciencias Sociales. La medida que ha causado el rechazo, con justa razón de buena parte de la sociedad (comunidad académica y estudiantil), hasta ahora no ha sido explicada razonablemente por el MINEDUC, ni por el CNED. La decisión tomada llama la atención y parece difícil de explicar, ya que se entiende que entre las novedades del nuevo currículum está el colocar un importante foco en la educación para la ciudadanía. Esta determinación parece estar en contradicción con los principios rectores del ajuste curricular en cuanto las ciencias sociales, la historia y la geografía tienen como foco, el estudio y la problematización de la vida de los seres humanos en sociedad, que sin embargo, estarán ausente de la formación obligatoria de las y los jóvenes de 16 a 18 años.

Teniendo en cuenta lo anterior parece relevante preguntarse sobre el para qué es relevante formar a los y las estudiantes en el aprendizaje de la Historia, Geografía y las Ciencias Sociales y desde ahí valorar la medida tomada por el MINEDUC y el CNED. En esta reflexión una de las posibles respuestas se ubica desde las problematizaciones y discusiones que ha realizado desde hace unas décadas la enseñanza o didáctica de las ciencias sociales. Lo que se plantea desde este ámbito de conocimiento está construido y mediado por la práctica escolar y desde ese espacio se plantea la relevancia que tiene para los y las jóvenes tener la oportunidad por igual de aprender esta asignatura en la escuela. En la misma línea se reconoce que el plan de estudio y por tanto las asignaturas que componen el currículum son resultados de una construcción política, cultural y social, y que son manifestaciones del poder e interés que tienen distintos grupos en la sociedad. Además, es importante destacar que la presencia o ausencia de los conocimientos históricos, geográficos y sociales es resultado de los juegos de poder e intereses que se disputan el control del currículum. Dado todo lo anterior es que parece relevante entregar argumentos sobre por qué es importante que nuestros jóvenes tengan la oportunidad de aprender historia, geografía y ciencias sociales en la escuela.

Las y los jóvenes deben aprender historia, geografía y ciencias sociales porque éstas permiten la formación del pensamiento social. Este tipo de pensamiento, que según Santisteban es una de las finalidades más importantes de la enseñanza de las Ciencias Sociales, ayuda a los y las jóvenes a entender mejor su realidad y a intervenir en ella para mejorarla. Al mismo tiempo el pensamiento social es un aspecto esencial para el aprendizaje de una cultura democrática. Reforzando lo anterior, Pilar Benejam indica que el enseñar Ciencias Sociales sobre todo tiene como fin el aprender a vivir en y a buscar la consolidación de una sociedad democrática. Desde los planteamientos de Benejam el aprendizaje de las ciencias sociales es clave para que la juventud desarrolle: a) el respeto por la dignidad de sí mismo y de los demás; b) desarrollar la participación política; c) Identificar, comprender y valorar los rasgos distintivos y plurales de las comunidades con las que el alumno se identifica; y d) aprender a valorar la herencia natural y cultural que hemos recibido como legado.

Si particularizamos lo expuesto al aprendizaje de la Historia y/o la Geografía que son las dos disciplinas que concentran parte importante de los objetivos de aprendizaje de la asignatura, podemos plantear primero que el aprendizaje de lo geográfico es fundamental para que los y las jóvenes puedan problematizar el uso que hacen de los territorios y las problemáticas que surgen de los intereses de los distintos actores que actúan sobre esos espacios. Esta cuestión es fundamental cuando queremos formar ciudadanos que tengan como objetivo la justicia social y ambiental, por lo tanto, es posible suponer que sin la posibilidad de aprender a problematizar lo geográfico sea posible construir las ciudadanías que demanda el nuevo siglo sobre todo si tenemos en cuenta que uno de los compromisos de Chile al igual que otras naciones del orbe es avanzar en los objetivos del desarrollo sostenible.

Por su parte el aprender Historia tiene entre sus finalidades que los y las jóvenes desarrollen el razonamiento histórico habilidad que otorga la capacidad de poder decodificar información que aparece como fundamental en tiempos en donde los discursos políticos y sociales son fuertemente influenciados por la presencia de lo que se ha denominado Fake News. El aprendizaje de la Historia también permite a los y las jóvenes desarrollar la conciencia histórica, que se entiende como la capacidad de poder establecer narrativas que permitan relacionar pasado, presente y futuro. También, distintos autores han planteado que el desarrollo de la conciencia histórica es una herramienta fundamental para la educación de la democracia en cuanto favorece en los y las estudiantes la capacidad de problematizar la sociedad analizando las relaciones que existen entre las acciones del pasado y sus consecuencias en el presente, para luego proyectar futuros posibles, cuestión que aparece como un saber clave para la formación de los futuros ciudadanos.

En conclusión, el análisis de las posibilidades que ofrece a las y los jóvenes el aprendizaje de la Historia, la Geografía y las Ciencias Sociales da cuenta de lo fundamental que es el desarrollo de los conocimientos propios de esta asignatura para la formación de ciudadanos que construyan la democracia, por lo tanto, se hace incomprensible la decisión del MINEDUC y el CNED de excluir estos conocimientos del plan general de formación de las y los estudiantes de tercer y cuarto año medio. La medida parece antojadiza y con un grado improvisación mayor, tanto así que se muestra hasta contradictoria con el principio de la Bases Curriculares que indica que “La finalidad del Estado es promover el bien común, para lo cual debe contribuir a crear las condiciones sociales que permitan, a todos y a cada uno de los integrantes de la comunidad nacional, su mayor realización espiritual y material posible” (Bases Curriculares, 2013. P.15). Sin duda, que, con la exclusión de la Historia, la Geografía y las Ciencias Sociales del plan general se está instalando una situación de desigualdad, ya que la decisión tomada niega a un grupo importante de jóvenes de adquirir saberes que le permitan problematizar la sociedad para construir la democracia. Frente a esto no queda más que esperar que las autoridades ya sea por iniciativa propia o por la presión de la opinión pública revierta la medida. De no suceder esto no queda más que interpretar que tras la medida hay un temor a lo que E. Wayne Ross llama la formación de ciudadanías peligrosas que son aquellas que atentan en contra del status quo, ya que utilizan el aprendizaje de lo social para formarse como ciudadanos que tienen como fin transformar lo existente.

Gabriel Villalón Gálvez