Yasna Provoste sobre conducción en educación: «Estamos frente a un gobierno inoperante, que no hace su trabajo»

Corría el año 2006 y en la calle estaban estudiantes, profesores y un variopinto grupo de trabajadores de la educación que gritaban por lo que creían justo. Quien dirigía la cartera de Educación en ese entonces era la actual senadora democratacristiana, Yasna Provoste. Su salida del ministerio, pese a las soluciones y las mesas de diálogo que levantó, no fue de las más, digamos, pulcras: pasó por una acusación constitucional sostenida en cinco argumentos, de los que bastó solo la votación mayoritaria favorable hacia poner fin su gestión a la cabeza de una de las secretarías de gobierno más conflictivas.

Hasta hace algunas semanas, Provoste presidía la comisión de educación de la cámara alta. Hoy, los diagnósticos y análisis los hace como una miembro más del grupo permanente. Y al buscar similitudes entre la gestión de la ministra Marcela Cubillos (y el estado actual de la educación nacional) y lo que ella hizo y resolvió hace 13 años, rápidamente identifica el factor diferenciador: “En cada uno de los espacios que me tocó resolver, estuve yo en frente de las conversaciones, porque considero que es el rol que tiene que ejercer una autoridad a quien se le ha encomendado esa responsabilidad”.

¿Cuál es el estado actual de la educación en el trabajo gubernamental?

Hoy en día el gobierno perdió absolutamente todo el control de la agenda de educación y, en general, en temas sociales. Cuando uno mira lo que está pasando con la consulta indígena, con el desconocimiento del ministro de Salud respecto a la ley del cáncer, con lo relacionado a financiamiento, y la crisis generalizada de la educación, se da cuenta que el gobierno perdió absolutamente el control de su agenda social y económica.

¿Cómo evalúa hasta ahora el manejo particularmente de la ministra Cubillos a la cabeza del Mineduc?

Las evaluaciones a los ministros van más allá de las simpatías personales. Hay que hacerlas por la gestión propia del cargo. Y cuando ves que llevamos tres semanas de movilización general de profesores, profesoras, con manifestaciones muy multitudinarias, con apoyo ciudadano, como el de ayer (martes) con la movilización de las trabajadoras de jardines infantiles; eso te da cuenta de una crisis mayor. El abandono de la educación pública que ha hecho el gobierno a partir de la creación de servicios locales es un problema mayor. Te muestro un ejemplo. Yo vivo en Vallenar. El servicio local se desmunicipalizó con un acto el 1 de julio de 2018. A dos semanas de cumplir un año de ese evento, hasta la fecha no hay un solo funcionario al que la Contraloría haya tomado razón de su contrato. Hicieron un concurso y colocaron a cargo del servicio a una persona que trae consigo un prontuario con órdenes de embargo.

En enero pasado fuimos a Contraloría junto a la diputada Daniela Ciccardini para hacerles presente de estos hechos; para que el organismo contralor nos pudiese señalar que efectivamente él cumplía con las bases del proceso. Pero hace poco nos contestaron diciendo que no nos pueden informar de la situación, porque revisando el sistema de administración y control de personal de la administración del Estado, hasta la fecha no consta que el ministerio de Educación haya ingresado el acto administrativo a través del cual designa al director del servicio local del Huasco. Sin embargo, esta persona está trabajando allí. Es decir, aquí existe un desorden, una falta de gestión y un abandono de este gobierno con la educación.

¿Entonces, y a su parecer, en qué se ha estado enfocando la actual administración?

Están colocando todos sus esfuerzos en volver a instalar el lucro en la educación, en volver a instalar un sistema educativo segregador, discriminador, y están más preocupados de proyectos menores, populistas, que persiguen el aplauso fácil, sin responder a los problemas reales. Hoy en día la figura de la ministra es funcional para el gobierno, que busca hacer un guiño a la derecha más conservadora, más de ultraderecha, que está en el movimiento de (José Antonio) Kast, que finalmente es quien ha salido a públicamente a respaldar su trabajo.

Todo esto desde una perspectiva general. ¿Cuál es la situación actual del tema educación en la cámara alta?

Tenemos un ministerio bastante ausente en el servicio legislativo. En la Cuenta Pública pasada, el presidente anunció que enviaría cuatro proyectos de ley a la semana siguiente. Bueno, han pasado tres semanas y no ha ingresado ningún nuevo proyecto de educación al Congreso. Eso da cuenta de que tenemos un gobierno acostumbrado a hacer anuncios vacíos: una ley del cáncer a la que después no le pone financiamiento; un aumento en la gratuidad para los estudiantes de carreras técnico-profesionales que, en cuanto llega al Congreso, discrimina a los que van a centros de formación técnica estatales o que estudian carreras técnicas en universidades; la demanda por la titularidad de las horas por la que hoy luchan los profesores, que se está discutiendo en el Congreso, pero que tiene a sus propios parlamentarios poniéndole trabas.

¿Vislumbra soluciones?

En marzo, la totalidad de los senadores de oposición enviamos una propuesta detallada para dar viabilidad a la iniciativa del nuevo CAE que quiere enviar el gobierno. Hasta hoy no tenemos ninguna sola respuesta. Cuando se señala que hay una oposición obstruccionista, eso es absolutamente falso. Hemos hecho propuestas y el gobierno no responde. Y lo que es más claro: estamos frente a un gobierno inoperante, que no hace su trabajo.

¿Ve similitudes entre el periodo en que usted estuvo a cargo del Mineduc y la situación actual?

En 2006 me tocó asumir en condiciones complejas: estaban movilizados los profesores, los asistentes de la educación, los estudiantes en las calles y los alcaldes devolviendo las llaves de las escuelas. Ese año cerramos una movilización con el magisterio que tenía un impacto de cuatro años; incluimos la bonificación de reconocimiento profesional, que dura hasta hoy; llegamos a acuerdo con los asistentes de la educación y con los estudiantes de la Confech, en conversaciones cara a cara.

¿Da para una acusación como la que usted vivió?

No nos corresponde pronunciarnos al respecto, porque es una prorrogativa y una facultad exclusiva de la Cámara de Diputados.