Organizaciones cristianas lanzan campaña en favor de migrantes y refugiados en Latinoamérica

El pasado 20 de junio se conmemoró el Día Mundial del Refugiado. Esta misma fecha fue elegida por diferentes iglesias y agrupaciones cristianas de América Latina y el Caribe, para lanzar una campaña llamada “Como Nacido Entre Nosotros”.

Las organizaciones indican que la campaña surge debido a la inmensa crisis que existe en términos de movilidad humana. Según los últimos datos de ACNUR – la agencia de la ONU para los refugiados–, el número actual de personas desplazadas es de 70,8 millones de personas. En palabras del activista chino Ai Wei Wei, esta es la mayor tragedia humana de nuestro siglo.

La crisis de migrantes y refugiados también está presente en nuestro contexto regional: miles de latinoamericanos se están movilizando debido a la crisis política y económica que viven sus propios países. La cifra de migrantes y refugiados en Latinoamérica es la más alta en los últimos 50 años; a la fecha y según datos de la ACNUR, sólo de Venezuela han salido 4 millones de personas, de las cuales, 2,2 millones aún están en situación irregular. Es decir, 1 de cada 8 venezolanos ha dejado su país, y se proyecta que para fines de 2019 esta cifra supere los 5 millones de personas. La gravedad de la situación difícilmente se puede comprender por medio de las cifras, son millones de personas expuestas a viajes largos y en condiciones deplorables, expuestos a la explotación laboral, e incluso a la trata de personas.

El otro lugar donde se ven las terribles consecuencias de esta crisis, es en México, donde para abril de 2019, 300 mil migrantes ya habían ingresado al país en dirección a Estados Unidos; la mayoría de ellos de forma ilegal. Solo en el año 2017 pasaron 400 mil migrantes; cifra que probablemente ya fue alcanzada en lo que va del año, y que seguirá en aumento.

Por otro lado, según la Organización Internacional para las Migraciones (OIM), el número de muertes de personas migrantes que iban en dirección a su destino aumentó un 57,6%. Es decir, en lo que va del año, han muerto 380 personas migrantes, la mayoría en su intento de cruzar la frontera hacia Estados Unidos, y también en el mar del Caribe. Pero las cifras no nos permiten dimensionar esta crisis. Hace unos días, una familia salvadoreña huía de la violencia y amenaza de las pandillas en su país y buscaba cruzar a nado el Río Bravo, la frontera entre México y Estados Unidos.

Esta crisis también se ve en Chile, tanto en la violencia y discriminación que han sufrido tantos extranjeros ya instalados en el país, como en el cruce de la frontera. Hace menos de dos semanas, Chile decretó que a los ciudadanos venezolanos también se les exigiría Visa Consular; dejando varadas en Chacalluta –complejo en la frontera entre Chile y Perú – a cientos de familias que venían sin pasaporte. Es decir, durante días sin abrigo ni comida suficientes. El Servicio Jesuita Migrante ya lo dijo en su momento, este tipo de restricciones no detendrán la migración, sólo pondrán en situaciones más vulnerables y riesgosas a aquellos que huyen buscando un futuro para ellos y sus familias.