Caso Joane Florvil: Corte de Apelaciones ratifica fallo por discriminación contra Municipalidad de Lo Prado

Este viernes, la Corte de Apelaciones de Santiago ratificó el fallo que condena por discriminación a la Municipalidad de Lo Prado, en el caso de la muerte de la ciudadana haitiana Joane Florvil, en septiembre de 2017.

La sentencia había sido dictada en enero de 2019 por el 5to Juzgado Civil de Santiago, que había condenado al municipio a pagar una multa de 20 UTM, además de ordenarle a que capacite a sus funcionarios para atender a extranjeros que lo requieran.

El 30 de agosto de 2017, a Joane Florvil la acusaron de haber abandonado a su hija en Departamento de Prevención y Promoción Comunitaria de Lo Prado. Ella fue a pedir apoyo y no hablaba español. El guardia de seguridad no logró entender lo que le estaba pidiendo.

«En Haití la gente uniformada es de confianza, generalmente del Ejército. Por eso Joane decide dejarle su hijo a este guardia mientras ella iba a una obra que estaba a mitad de cuadra para ir a buscar un haitiano que pudiera hablar mejor el español. No lo encontró, pero decidió ir a buscar a su primo, Fidele, que vivía cerca», dice Roxana Florvil, cuñada de la víctima que aún recuerda con claridad lo sucedido.

Este guardia hizo contacto con la gente de la Oficina de Protección de Derechos de la municipalidad (OPD) y les dijo que la haitiana había abandonado al niño. Personal de la OPD siguió y grabó a Joane durante el trayecto a su casa, pero nadie se acercó a preguntarle qué sucedía.

Fidele no estaba y ella se devolvió a la OPD a buscar a la niña, pero la oficina había cerrado. Ella pidió ayuda y lloró afuera de la oficina para que le devolvieran a su hija. Después la fueron a buscar a su hogar unas personas de civil, que le dijeron que iba a ir a buscar a la niña. Nunca le dijeron que la iban a tomar detenida. Joane fue llevada a una comisaría sin leerle sus derechos ni informarle que estaba detenida. 

Luego, cuando ya habían pasado cuatro horas, Joane fue trasladada a la 48° comisaría, donde al bajar del vehículo se le hizo un escarnio público a través de la prensa, que la señaló como una haitiana que había abandonado a su hija. La noticia llegó a Haití donde su familia quedó muy consternada.

«Nadie le explicaba qué pasaba y entró en una crisis nerviosa donde los carabineros no lograron nunca controlarla. Nos hicieron creer a nosotros como familia que ella se había auto inflingido lesiones. Cuando despertó del coma ella señaló a la familia telefónicamente que la habían golpeado. Tanto así que ella perdió el conocimiento. El día lunes cuando la llevaron a leerle las razones por la cual la habían tomado detenida, ella estaba súper ida», relata su cuñada.

Joane Florvil fue llevada a la posta central, donde estuvo 4 días en coma y luego falleció.

«Lo que las autoridades expusieron ante la comunidad no es cierto. Así como se equivocaron en decir que Joane había abandonado a su hija», reclama la familiar de la fallecida.

«Más encima institucionalizaron a su hija en menos de cuatro horas, habiendo familia, su tía de sangre, su padre y yo, que podíamos hacernos cargo de ella», explica Roxana. «Fue una cadena de malas decisiones que afectaron no solamente a Joane sino que a toda la familia».

«Nos dimos cuenta de que existía un caso de xenofobia, racismo y discriminación, por el hecho de ser mujer y pobre. A nosotros como familia nos costó mucho quebrar la versión de Carabineros y de la prensa. En ese sentido nos quedamos tranquilos porque la Corte ratifica el fallo y acusa de discriminación a la Municipalidad de Lo Prado y eso sienta un precedente en nuestro país», establece la vocera de la familia Florvil.

«Tenemos que acoger a los migrantes. A través del gobierno nos quieren hacer pensar que todos son delincuentes. Joane era una mujer cristiana, llena de vida, tenía 27 años y tres hijos. Y hoy ya no está con nosotros», lamenta su familiar. «Tenemos que aceptar que nuestro país ya no es lo mismo que antes. Hoy existimos familias que somos multi raciales. Y tenemos que educar a nuestros hijos e inculcarles que acepten estas relaciones de amor y esta nueva sociedad. Como cultura chilena tenemos que evolucionar» concluye Roxana Florvil.