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COP25, la ausencia de los territorios

Por: Fernando SoCar | Publicado: 29.07.2019
COP25, la ausencia de los territorios Los Mayos |
Con el actual diseño, se limita la participación ciudadana, y agregaremos, territorial, a una franja verde en el espacio de la actividad, a iniciativas puntuales que reciban patrocinio o que la comunidad se beneficie luego de la infraestructura resultante.

La Conferencia de las Partes del Convenio Marco de Naciones Unidas sobre Cambio Climático, conocida como COP, se desarrollará en Chile en el mes de diciembre en su versión número 25. Se espera la participación de miles de personas, en sus diferentes ámbitos, previo y durante el evento.

La Convención se firmó en la Cumbre de la Tierra de 1992, entrando en vigencia en 1994. Ha sido ratificada por 196 Estados, que se reúnen anualmente junto a la Unión Europea como entidad, para desarrollar mecanismos, evaluar cumplimientos y generar nuevos acuerdos, que permitan hacer frente a la mayor problemática que enfrenta el planeta en la actualidad.

La institucionalidad encargada de la coordinación general de la mega actividad, define que su propósito es favorecer la acción climática concreta, asegurando un proceso inclusivo para todas las partes y la integración formal del mundo científico y del sector privado. Asimismo, se plantea que tiene por desafío lograr una transición hacia el incremento de la acción y, que sea percibida por la ciudadanía, bajo el lema “Tiempo de Actuar”.

Si vamos a un nivel más específico aún, se presenta para Chile como “una oportunidad para sensibilizar e involucrar a la ciudadanía con la acción climática y la educación para el desarrollo sostenible”. Así como, para “hacer un punto de inflexión involucrando a la ciudadanía en la acción climática a través de la educación y la difusión de su importancia”.

En lo declarativo, tenemos un panorama absolutamente auspicioso para nuestro país, con grandes responsabilidades globales, como también oportunidades para consolidar un camino, con amplia participación y compromiso de toda la sociedad. Y, sin duda, que lo es en su esencia, aunque algo distinto se percibe en la práctica.

La plataforma oficial está abundante de llamados a la participación ciudadana, a valorar los beneficios sociales de esta COP, pero de mecanismos concretos y estructurados, poco o nada se encuentra. Menos aún, si buscamos encontrar la presencia sustantiva de representación de los territorios.

Si bien cada una de las temáticas que Chile como parte ha relevado para esta Conferencia lleva implícita la importancia de todos los territorios a lo largo del país, no se traduce, por ejemplo, en la conformación del Consejo Asesor Presidencial, donde llama la atención la ausencia de representación territorial. Los océanos, Antártica, biodiversidad, bosques, adaptación, ciudades, energías renovables, economía circular y electromovilidad se viven y desarrollan en cada territorio, en cada región, provincia o localidad de nuestro país.

Sorprende, que en medio de un proceso descentralizador, donde el próximo año se realizan inéditas elecciones populares de Gobernadores Regionales, se invisibilice la participación de base, en el evento más masivo e importante que organiza Chile en el presente siglo.

Sin ir más lejos, se ha presentado una iniciativa parlamentaria que obtuvo respaldo casi unánime, donde se recomienda al Gobierno que la organización contemple actividades de la Conferencia en ciudades del norte y del sur del país, donde se han vivido situaciones ambientales peligrosas, pudiendo socializar con las delegaciones extranjeras realidades críticas que existen en esta parte del planeta.

Con el actual diseño, se limita la participación ciudadana, y agregaremos, territorial, a una franja verde en el espacio de la actividad, a iniciativas puntuales que reciban patrocinio o que la comunidad se beneficie luego de la infraestructura resultante.

Esa idea central, implícita en la COP desde aquella Cumbre de la Tierra de 1992, de la lucha colectiva y desde la base frente al cambio climático, queda ahora al margen de la organización interna como país anfitrión. Es una falencia que no se puede dejar de señalar con fuerza. Aún es ‘tiempo de actuar’.

Fernando SoCar