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Transporte y segregación urbana en el Gran Santiago

Por: Guillermo Teillier | Publicado: 31.07.2019
Transporte y segregación urbana en el Gran Santiago A_UNO_transantiago |
Según la última Encuesta de Presupuestos Familiares del INE, el segundo gasto prioritario que hace una familia en Chile es el transporte, superado sólo por los alimentos. Es decir, además de la segregación urbana en el Gran Santiago, se suma el alto valor del pasaje, que en Metro alcanza los $800 en hora punta, en bus los $700 y en los colectivos ronda los $600 a $800.

La Cámara Chilena de la Construcción (CCHC) dio a conocer recientemente el estudio: “Acceso a la Ciudad: impactos y oportunidades de los servicios en la calidad de vida”, donde resaltan el impacto que tiene el transporte sobre el presupuesto de los hogares en las comunas del Gran Santiago, expresado en un ranking que lideran las comunas de Lo Espejo, La Pintana, El Bosque, Renca, Maipú, San Ramón, entre otras, que según el estudio, presentan un gasto familiar sobre los 120 mil pesos mensuales, para desplazarse al trabajo, estudios y servicios.

Por cierto, para quienes conocen de la sistemática segregación social en las grandes urbes no resulta novedoso descubrir que en las comunas periféricas, populares y con los mayores índices de pobreza, las familias deban invertir una cifra mayor en transporte en un porcentaje muy superior de su ingreso familiar. Sin embargo, aquellas comunas que tienen menor gasto en movilización, como Santiago ($75.299), Quinta Normal ($84.869) y La Condes ($90.685)  suelen ser zonas con mejor soporte urbano, esto es equipamiento público, áreas verdes, acceso a servicios y; por ende, con mayor índice de calidad urbana.

Si enfocamos la mirada en Lo Espejo, la comuna que lidera la lista, nos encontraremos con un territorio de la zona sur de Santiago que está encajonado por dos autopistas (Autopista Central y Vespucio Sur) y lo cruza además el Tren Central; carece de universidades, grandes cadenas de farmacias y supermercados. Todo esto y más, en sólo 8 kilómetros cuadrados, hace que sea, según el índice de Calidad de Vida Urbana 2019, una de las tres comunas peor evaluadas del país.

Pero una de las necesidades que más impacta es la falta de la red de Metro. Sus más de 98 mil habitantes piden hace décadas Metro para Lo Espejo. Ni los nuevos proyectos de la empresa ­-las líneas 7, 8, 9 y extensión de la 4- la contemplan y ningún gobierno hasta el momento ha podido solucionarlo. Esto implica que para salir de sus casas las y los espejinos deben desplazarse en colectivos, micros, para luego llegar a un metro en otra comuna. Extender la línea 4A desde La Cisterna a Lo Espejo sería una gran solución.

Según la última Encuesta de Presupuestos Familiares del INE, el segundo gasto prioritario que hace una familia en Chile es el transporte, superado sólo por los alimentos. Es decir, además de la segregación urbana en el Gran Santiago, se suma el alto valor del pasaje, que en Metro alcanza los $800 en hora punta, en bus los $700 y en los colectivos ronda los $600 a $800.

¿Y si sumamos a esto las horas de viaje? Al revisar el estudio citado, llama la atención que las personas emplean en promedio 49 minutos en ir a su trabajo, sobrepasado largamente en las comunas periféricas; 30 en ir a estudiar y 23 minutos en acceder a servicios. A cualquiera le resultaría preocupante la distancia de las fuentes de trabajo, así como la de los centros de estudio, que debieran satisfacerse en las propias comunas. Lo mismo ocurre al revisar las cifras de gasto en los tres tipos de destinos, donde ir trabajar y estudiar demanda una suma de $164.000 mensuales, lo que duplica los $85.000 mensuales que emplearían en acceder a servicios.

La Política Nacional de Desarrollo Urbano (PNDU) del Ministerio de Vivienda y Urbanismo -respaldada por los últimos tres gobiernos-  plantea la urgente necesidad de levantar un sistema de Planificación Urbana Integrada. El Consejo Nacional de Desarrollo Urbano ya ha elaborado una propuesta. Esta plantea un sistema de planificación territorial asociado a los planes de inversión y gestión, con cobertura a escala nacional, regional, metropolitana y comunal, concluyendo en esta materia con Planes Sectoriales de Ciudad, unificación de esfuerzos públicos y regulación rigurosa conducente de la iniciativa privada.  Hoy, cuando abundan estudios como este, lo que falta es la voluntad política para hacerse cargo de las propuestas integrales que el propio Estado está levantando en materia de justicia social, eficiencia y oportunidad, es decir: gobernanza; de eso queremos escuchar.

Ya es tiempo de dejar de construir las ciudades “por pedazos”, terminar con el asistencialismo sectorial y dejar de ver las legítimas demandas por justicia urbana como una oportunidad de negocio para ciertos grupos económicos. Es imperioso terminar con las brechas socioeconómicas representadas en nuestras comunas, una de ellas es el transporte urbano, que es sólo la representación de cómo hemos estado planificando la Ciudad en las últimas décadas.

Guillermo Teillier