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Las definiciones políticas de Boric ante el liderazgo de Beatriz Sánchez y un probable acuerdo entre el FA y la ex Nueva Mayoría

Por: Natalia Figueroa | Publicado: 21.08.2019
Las definiciones políticas de Boric ante el liderazgo de Beatriz Sánchez y un probable acuerdo entre el FA y la ex Nueva Mayoría file_20171130105914 |
El diputado del Frente Amplio conversó con El Desconcierto sobre la coyuntura política y los temas de más largo aliento que tiene en su agenda. Adelantó que va a presentar un proyecto por salud mental enfocado en la cobertura; lanzó duras críticas a la ministra de Educación, Marcela Cubillos, y volvió a apostar por una candidatura presidencial de Beatriz Sánchez. Aunque esto último todavía está por definirse, hay otra cosa en la que sí tiene más claridad: pactar con la ex Nueva Mayoría para las elecciones de 2020 podría ser sumamente riesgoso para el Frente Amplio. Aquí sus razones.

Gabriel Boric (Convergencia Social) ha estado concentrado en el debate por la reducción de la jornada laboral, que ya considera una victoria política de Camila Vallejo, y en la discusión de la Reforma Tributaria, que esta semana debería pasar al Senado. Ambas iniciativas lo mantienen atento, con su agenda copada. Pero en medio de esas reuniones, hace un espacio para conversar sobre esos y otros temas con El Desconcierto.

En la cafetería del segundo piso del Congreso, en Valparaíso, mientras algunos diputados salen a comentar las intervenciones de la sala, el parlamentario por Magallanes aprovecha de prender un cigarro para comenzar a hablar en extenso sobre las iniciativas que está impulsando, pero también sobre la coyuntura política.

Hace algunos días se abrió la posibilidad a postularse como senador, pero ese sería un debate que resolvería después de las elecciones municipales (2020), como ha dejado en claro hasta ahora. A la vez, reconoce nuevos liderazgos en el Frente Amplio (FA) y cree que Beatriz Sánchez sigue siendo la carta para una candidatura presidencial. Pero, todo depende de su última palabra, dice.

Lo que sí tiene claro es que ir a las próximas elecciones de alcaldes y gobernadores pactando con la ex Nueva Mayoría sería sumamente riesgoso para la coalición frenteamplista. La fórmula sería revisar caso a caso donde tienen sintonía programática, por ejemplo, con el alcalde Daniel Jadue (PC)

Sobre esto, hace una aclaración:

-Esto se debe zanjar colectivamente desde el Frente Amplio (FA), no es algo que yo pueda imponer. Desde mi punto de vista, no existen las condiciones para un acuerdo a nivel nacional.

– Y, ¿qué implica eso?

Que no es posible que se haga un tipo de mecanismo para todas las elecciones, para todas las regiones, y todas las comunas. En muchos territorios tenemos diferencias sustantivas con lo que han sido o son administraciones de la ex Nueva Mayoría en materia municipal. Te pongo el ejemplo de lo que sucede en San Fernando, en Quilpué, con el alcalde Viñambres, que instaló esta suerte de toque de queda para niños. Son diferencias programáticas y no podemos poner la carreta delante de los bueyes y asumir que hay que tener un pacto sin haber discutido para qué. En los lugares donde haya puntos de encuentro, donde logremos desarrollar un trabajo que haga sentido a la gente de la comuna, bueno, ahí sí podrá haber posibilidades de acuerdo. Me imagino La Pintana, Recoleta, Puerto Natales.

– Con los alcaldes de esas comunas, ¿ya han tenido conversaciones en esa línea?

Se está en eso, no hay nada zanjado porque falta más de un año para las elecciones. Pero, hay que verlo caso a caso. Sin discusión programática, en ningún caso.

Vlado Mirosevic (PL) planteó diferencias contigo en ese punto. ¿Lo han conversado más detenidamente?

Lo hemos pimponeado y la verdad es que no hay tantos matices. Lo que él planteó es que hay que abrirse a alianzas más allá del Frente Amplio y yo diría que cuando nos sentemos a conversar no van a haber tantas diferencias. Yo también voy a estar disponible a conversarlo en esos términos. Pero no cerrar un pacto donde tengamos que apoyar a alcaldes en ejercicio, por ejemplo, que han tenido prácticas clientelares o que están vinculadas a corrupción.

– ¿Podría pasarle la cuenta al Frente Amplio?

Totalmente. Dañaría la credibilidad del Frente Amplio y por eso hay que hacer diferencias. De hecho, no tenemos que pensar solo en la ex Nueva Mayoría, tenemos que pensar en el 60% de los chilenos y chilenas que no fue a votar en la última elección (2017). Los partidos políticos no son representativos de la sociedad chilena y muchos movimientos sociales no están en esas lógicas. Lo pienso, por ejemplo, en Quintero-Puchuncaví, donde hay dirigentes sociales que no militan en algún partido pero que han llevado una lucha tremendamente importante para esas comunas y desde el Frente Amplio deberíamos estar disponibles como plataforma para esos liderazgos, para que puedan disputar las elecciones y tengan la posibilidad de ganar.

 

Beatriz Sánchez en el radar                          

-¿Cómo están en la discusión interna, las fuerzas, la organización?

Bueno, el FA sigue siendo joven porque tiene cerca de tres años, sigue consolidándose y aquí Beatriz ha jugado una tremenda labor al viajar por todo Chile. Una de sus grandes virtudes es que convoca y genera unidad. Y también nos ha tocado a otros liderazgos, a Giorgio, a mí, a Catalina Pérez (RD), Gael Yeomans (Convergencia Social), viajar y ver cómo ha ido creciendo. También hemos ido afinando el diálogo interno del que teníamos al comienzo. No es fácil aceitar una nueva coalición y hemos ido avanzando en madurez.

-Se les criticó la fragmentación en ese sentido…

Hemos ido terminando precisamente con esas lógicas de fragmentación que no tenían sentido. Por ejemplo, el partido en el que yo milito -es un partido en formación que está en proceso de legalización- es producto de cuatro movimientos que antes formaban parte del Frente Amplio. Ahora de cuatro pasamos a uno solo, eso habla de que fuimos tomando conciencia de que las diferencias identitarias de donde proveníamos, cuando definíamos que teníamos un mismo objetivo, no tenían sentido. Por lo tanto, era mucho mejor organizarnos en una sola articulación. Lo mismo pasó con Comunes, que es la fusión de dos organizaciones. Esto nos permite estar en un mejor pie tanto para conversaciones con otras fuerzas políticas como para el despliegue nacional en los territorios.

-Ya en terreno de las candidaturas, Beatriz Sánchez ha abierto las posibilidades de ir por la región de Valparaíso. Desde ahí que se habla eventualmente como gobernadora o alcaldesa de Viña del Mar. ¿Cómo lo ves?

La palabra final la tiene ella. Tiene que haber una discusión colectiva, claro, pero ella toma la decisión. El trabajo de Beatriz ha sido constante, persistente, y claramente está comenzando a dar sus frutos. Ese trabajo ha sido viajar, conversar con las bases, y que sea permanentemente mencionada como los mayores liderazgos del país justamente da cuenta de ese trabajo que viene desde la última elección presidencial.

-¿Cómo candidata a qué la proyectas?

Es nuestra carta mejor aspectada para una candidatura presidencial. Pero respeto mucho también su palabra final. Una cosa importante que he aprendido en política es que lo importante son sus aspiraciones y lo que las personas quieran hacer en esto.

-Después de la campaña presidencial pareció que se alejó un poco del debate, pero que ahora nuevamente estaría tomando visibilidad…

Es que eso también pasa porque los medios tradicionales hacen creer que la visibilidad es solo estar agarrándose a coscachos por redes sociales o estar en un punto de prensa todos los días. Lo que hizo Beatriz ha sido un trabajo silencioso, pero mucho más ubérrimo para las pretensiones de consolidación del Frente Amplio.

“Buenos días a todes” vs. “Renace tu mañana”

Cuando Boric habla de no quedarse en la crítica a quienes están de la otra vereda política, nombra las gestiones del alcalde de Valparaíso, Jorge Sharp (Convergencia Social), y del alcalde de Recoleta, Daniel Jadue (PC), como alternativas concretas necesarias de replicar en otros municipios.

También aborda las plataformas por las cuales se dan a conocer esas gestiones, como lo ha hecho el alcalde Joaquín Lavín (UDI) en Bienvenidos, de Canal 13, pero también la alcaldesa de Maipú, Cathy Barriga, con su propio programa. El mismo camino está incursionando el diputado Gonzalo Winter.

-El presidente Sebastián Piñera ha ido varias veces a Mucho Gusto, igual que el ministro del Trabajo, Nicolás Monckeberg, a explicar los proyectos que impulsan. Y también se ha visto al diputado Pablo Vidal (RD), al senador Manuel José Ossandón ser parte de algunos paneles de conversación. ¿Se ha convertido en una vitrina de los políticos?

Quienes hacemos política tenemos que saber hablar en distintos lenguajes y tratar de llegar al mayor público posible. No podemos quedarnos hablando a quienes ya están convencidos de nuestras propuestas, no podemos estar mirándonos el ombligo. Ahora, esto tiene ciertos límites: no puede terminar en una banalización ni tampoco se debe hacer cualquier cosa para aparecer en la tele. Desde ahí que los matinales no sean la única herramienta. Me parece bien que algunos políticos vayan a matinales siempre y cuando se trate de cuidar el nivel del debate y no haya una farandulización del mismo. Destaco lo que ha hecho el diputado Gonzalo Winter con el matinal “Buenos días a Todes”, que sale todos los viernes y que poco a poco va agarrando vuelo. El crear nuevas formas de comunicación es esencial es la actividad política.

-También está el matinal “Renace tu mañana”, de la alcaldesa de Maipú, Cathy Barriga…

Claro y se notan las diferencias de estilo.

-¿Cómo cuáles?

Yo diría que en el de Gonzalo se buscan abordar temas de política pública invitando a dirigentes sociales que están activamente dando esa pelea y se les ofrece esto como una plataforma para poder conversar sobre lo que están haciendo. Me da la impresión de que el de la alcaldesa Cathy Barriga es de un posicionamiento más bien personal. El punto es que estos espacios son una nueva forma de hacer política, pero quiero ser muy claro en esto, porque ha habido polémicas, de que soy muy crítico de su gestión respecto a los despidos en el sector municipal, al abandono de las clases populares en Maipú, respecto al clientelismo. Pero es importante que nos preguntemos qué hace sentido de su forma de ejercer su cargo en ciertos sectores de la ciudadanía.

Trabajo y Salud Mental

La salud mental es uno de los temas que toma un espacio importante en la agenda del diputado Boric. Ya van cerca de cuatro meses de trabajo en una propuesta que busca presentar como proyecto de ley de aquí a fin de año, según adelanta a El Desconcierto, especialmente con foco en la cobertura.

Más allá del Trastorno Obsesivo Compulsivo (TOC) que tiene y que hizo público hace algún tiempo, Boric no quiere que esto se transforme en una cruzada personal, sino que sea visto como una política pública que se hace urgente. “No se puede pensar esto solo desde el púlpito académico, sino que desde las experiencias personales y cómo afecta esto cotidianamente a miles de personas”, afirma.

-¿Qué diferencia tendría este proyecto del que ya se está tramitando en el Senado?

Hemos convocado a varias fundaciones que han trabajado en el área de salud mental y expertos en salud pública para levantar una mesa que no se enfoque solo en el tema de diagnóstico, porque de eso ya se ha conversado mucho, sino por sobre todo en las soluciones. Lo vamos a abordar desde la perspectiva de género, de infancia, adolescencia, presupuestaria, desde las licencias. Nuestra idea es que a fines de este año presentemos un proyecto de ley integral respecto a salud mental que no sea solo declarativo como el que está en el Senado, sino más bien que tenga efectos sobre la cobertura que se tiene en Chile. Es un avance el que esté en segundo trámite, porque aborda los derechos de los pacientes, pero no las aristas que tiene la crisis de salud mental.

-¿Qué objetivo se busca con esta iniciativa?

Una de las cosas que esperamos, y que tenemos que discutir en la mesa, es poder generar lo que en otros países se llama ley de paridad, es decir, que los gastos que se hacen en la salud tradicional también tengan un fondo espejo hacia salud mental y que, por lo tanto, cuando se cree un hospital también se cuente con un área de este tipo; cuando se incorporan enfermedades al Plan Ges, se haga también con estas enfermedades que hoy tienen muy baja cobertura. El suicidio es uno de los principales problemas que tenemos en el país y no está lo suficientemente visibilizado y al final todos se enteran del tema cuando ya sucede una tragedia.

-Mencionaste que tenía enfoque de género. ¿Incorporaría los casos de femicidios, por ejemplo?

Sí y también por abusos. Vamos a hacer un diagnóstico respecto al tema, que es una perspectiva que se ha abordado poco desde la salud mental, como también con los adultos mayores. Por cierto, no voy a ser yo el que dé cátedra de eso; hay mujeres que han venido trabajando sobre esto y que han vivenciado y experimentado los problemas de salud mental. Ella sí pueden dar cuenta de ello. La idea es que desde la mesa salga una propuesta.

-Desde salud mental también se puede hacer un puente con el debate de la reducción de jornada, donde uno de los factores que está en juego es el cuidado y bienestar de los trabajadores, en este ámbito. ¿Como ves que ha ido avanzando este debate?

Este proyecto tiene varias virtudes. Primero está el liderazgo de Camila Vallejo, la perseverancia de generar una bancada transversal y que no solo ha encontrado apoyo en el Congreso, sino que en la fuerza social y sindicatos que se están organizando por esto. Esto es relevante porque, creo, es entender cómo desde la izquierda se deben enfocar las transformaciones sociales. No pueden ser solo por ideas parlamentarias, tienen que surgir desde la fuerza social y de los territorios. Este proyecto, diría, ha encontrado eco en la sabiduría popular porque los trabajadores y trabajadoras saben lo mucho que trabajan y saben que es imposible negociar individualmente con sus empleadores. Entonces, aquí el gobierno ha salido a enfrentar comunicacionalmente y no son capaces de explicarlo. Y es que a los mismos trabajadores no les hace sentido.

-Ya no se está discutiendo si es razonable bajar o no las horas de trabajo, pero al comienzo sí…

Claro, ahora la pregunta es cómo lo hacemos de la mejor manera y ese ya es un logro político de Camila, por cierto, y de todos quienes han estado apoyando. No es un logro solo discursivo, sino que tendrá efectos prácticos porque tiene que ver con la calidad de vida.

-Recién dijiste que el gobierno ha sido más bien reactivo ante el avance del proyecto y que se ha visto obligado a salir a enfrentarlo en los medios. ¿Qué estrategia adviertes?

Bueno, primero, tratar de desprestigiarlo aludiendo indirectamente al anticomunismo, diciendo que no les interesa el crecimiento, cosas de ese tipo, cuando es una demanda mucho más transversal, claramente levantada desde el PC, pero también desde el Frente Amplio hasta la Democracia Cristiana. Por otro lado, dijeron que el de ellos era mucho mejor porque tenía 100 artículos cuando el otro tiene solo dos. Esa una tontera por donde se le mire. Después, tratan de utilizar las pymes como escudo cuando la propia Conupia se ha mostrado a favor de incorporar indicaciones de gradualidad. Entonces, todas las herramientas han sido más de contención que propositivas.

-Entonces, volviendo al proyecto de salud mental, ¿va a incluir algo específico sobre materia laboral?

Este debate sobre el salario es necesario darlo desde una perspectiva humana. Si no consideramos eso, no vamos a conseguir aumentar la productividad y aquí lo ha dicho el ministro de Economía, Juan Andrés Fontaine: el proyecto del gobierno se trata de cómo mejorar las condiciones para el empleador. Pero acá los que producen la riqueza son los trabajadores. Y desde esa perspectiva hacía falta incorporar la pregunta por la felicidad, que, por cierto, no es algo que se decreta, nadie puede decir qué es exactamente, pero sí se pueden generar las condiciones para que la gente pueda desplegar sus intereses más allá del ámbito laboral.

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Fuente: Agencia Uno.

Avance de la ultraderecha

Con su mirada puesta en lo internacional y local, Boric dice que el avance de la ultraderecha es un tema que debe preocupar, pero no solo de manera defensiva, sino que «propositivamente».

-¿En qué sentido?

La ultraderecha no avanza sola. Hay gente que le otorga su confianza y nosotros no podemos caer en el sencillo error de desprestigiarlos, porque eso habla de una incapacidad nuestra de hacerle sentido a la gente. No puede ser solo una reacción. A los liderazgos de ultraderecha hay que enfrentarlos políticamente en todos los espacios, pero a la gente que vota con ellos o que les da su confianza, no se les puede poner a todos en el mismo saco. Tenemos que buscar las formas de hablarles. La ultraderecha, políticamente, crece que cuando hay temores en la población, estos son ninguneados por los sectores progresistas. El tema de la inmigración, el empleo, la seguridad ciudadana. Entonces, si no tenemos una política respecto de esas materias que se haga cargo y no simplemente que desprecie, los estamos empujando hacia esos liderazgos tan peligrosos.

-Viendo el panorama latinoamericano, con Bolsonaro en Brasil y con José Antonio Kast acá, ¿cuáles son los desafíos?

Bolsonaro creció al alero de errores del proyecto progresista en Brasil y de errores del Partido de los Trabajadores (PT). Nosotros tenemos que poner un muro que ha sido infranqueable a la corrupción. Y desde el Frente Amplio, al menos, sí se está poniendo. Tenemos que generar mecanismo de renovación políticas permanentes que nos permita a nosotros mismos cuestionándonos el quehacer. Cuando se eternizan determinadas personas en el poder, cuando se relajan los estándares de probidad pública, cuando se terminan naturalizando prácticas como el clientelismo, le terminas abriendo la puerta a este tipo de populismo estilo Bolsonaro, que se aprovecha de eso para despertar temores que viven en la profundidad de los pueblos. El fascismo de Bolsonaro es resultado de los errores, en parte, de la social democracia del PT.

-Precisamente, por esto último, cómo lo llevas al panorama de la izquierda chilena…

Bueno, nosotros tenemos que ser muy cuidadosos en no caer una autocomplacencia ni en una superioridad moral frente a esos problemas que se manifiestan en la sociedad. Ahora, también es importante que lo critiquemos políticamente porque Bolsonaro es un tipo que está destruyendo el Amazonas, que está cortando las luchas democráticas básicas, como la lucha por las diversidades, no solamente sexuales, sino que también étnicas. Incluso, políticas, porque cuando votó a favor del impeachment a Dilma lo hizo en nombre del general que la había torturado. Es de una violencia que no podemos dejar pasar ni naturalizar.

-La semana pasada fueron las primarias en Argentina que terminaron con una gran derrota para Mauricio Macri, en medio de una fuerte crisis económica. ¿Qué demuestra ese escenario para la derecha regional?

Saludo el resultado de las PASO. En esto, al neoliberalismo le cuesta mucho el test democrático. En Chile, las políticas neoliberales no hubiesen podido implementarse si no hubiese sido mediante una dictadura feroz. Y lo que trataron de hacer en Argentina durante el gobierno de Macri fue hacer política en base a números sin pensar en la realidad de la mayoría del pueblo. Eso es algo que logró interpretar Alberto Fernández y no me cabe ninguna duda que en esto el pueblo argentino tiene razón. Es una prueba muy prístina de que las políticas neoliberales no son posibles de aplicar sin regímenes autoritarios.

Dejando lo internacional, pero también hablando de medidas muy cuestionadas que han desatado una escalada de violencia que ya viene hace meses, como las del alcalde de Santiago, Felipe Alessandri (RN), con los estudiantes del Instituto Nacional. ¿Qué señales crees que está dando Alesandri?

Sin lugar a dudas, ha fracasado en su política respecto al Instituto y, en general, en la educación pública. La política de que, por un grupo de personas que actúan de manera violenta se criminalice a 4.500 estudiantes y se estigmatice a toda la comunidad educativa, claramente no ha dado resultado. Esto solamente ha derivado en un aumento de la tensión interna. Ese tipo de medidas genera más frustración y termina empujando a algunas personas a buscar mayor radicalidad. En la medida que no hay soluciones, se empuja hacia los extremos. Entonces, Alessandri es el fracaso de la gestión de un conflicto. Pero no solo él, es el gobierno en general. La ministra Cubillos se ha dedicado a exacerbar los conflictos con los profesores, estudiantes, con los parlamentarios. Ha sido un gobierno que se ha preocupado poco del fortalecimiento de la educación pública y está permanentemente en los temas polémicos de conflicto y en la mano dura.

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