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Opinión

Amazonas: escribir lo que nos quema

Por: Fanny Campos | Publicado: 03.09.2019
Amazonas: escribir lo que nos quema amazonas-animales-incendio |
“A esta virgen me la violo yo” parece estar pensando Bolsonaro, sin considerar a quienes sí aman y respetan a esas tierras, que por lo demás son los verdaderos “dueños” de esas tierras originarias (pero entre comillas, por supuesto, por una parte porque la relación no es de propiedad individual sino colectiva –si es cupiera hablar de propiedad, como ellos no lo hacen, conscientes de que no se puede vender a la madre–; y porque realmente les han sido usurpadas a esos pueblos que han estado ahí conviviendo armónicamente con ella, desde antes de que comenzara el proceso colonial moderno que nos tiene sumidos en esta hecatombe ambiental.

Escribo esto con los pulmones pulguientos, llenitos de smog, con las suprarrenales supercolmadas de Monsanto pesticida peste. Queriendo escribir muriendo la triste comodidad de nuestras ciudades toxinas, desde la cual no obstante culpable escribo este mea culpa.

El principal pulmón de nuestro planeta, la Amazonía, se está quemando desde principios de este mes de agosto que nos deja una gravísima catástrofe ambiental, adicionándose a la debacle climática que tiene en jaque a la vida tal y como la conocemos actualmente, debido al devastador “progreso” promovido por la colonial modernidad patriarcal, con sus Estados y mercado neocapitalista perverso, que explota y somete a la naturaleza, tal como lo hacen los hombres con los sujetos femeninos y feminizados, y todo cuerpo que escape a su tamiz pseudouniversal eurocentrista, androcentrista, especista, clasista, machista, y todos los istas y su fobias odiosas y violentas.

Los incendios no son casuales. Diversas organizaciones científicas, sociales y ecologistas consideran que han sido causados por la política de deforestación de Jail Bolsonaro, el presidente ultraderechista de Brasil, elegido democráticamente. Ya no hay necesidad de golpes de Estado. El golpe de Estado nos lo damos los pueblos en las propias urnas. 

“En Democracia:/ a los lobos el cordero les da el poder para que entre en su rebaño/(…) En Democracia:/ los guardabosques son amigos de los lobos/ (..) escondidos en el bosque cocadólar del dolor” (poema “Democracia de Lobos”, en el libro Pasaporte de la poeta Claudia Vaca). 

El Amazonas no está bajo la tutela únicamente de este ultraderechista, también de los Estados de Colombia, Perú y Bolivia; es por ello que esta poeta chiquitana, del sur amazónico de Bolivia, invoca así mántricamente a la memoria: “Memoria ven al estado plurinarcotráfico capitalsocialismo/ izquierdas y derechas han quedado mancas” (poema “Memoria”)

Lamentablemente, bajo la cruda lógica neocapitalista, es altamente probable que los incendios hayan sido provocados deliberadamente para deforestar aún más la tierra, con el fin de entregarla a la explotación minera o a la agricultura extensiva, actividades económicas abiertamente promovidas por Bolsonaro (quien además en un comienzo rechazó la ayuda internacional para apagar los incendios, y de paso ofendió a la mujer del presidente de Francia (claro, ofender a la mujer del otro hombre es ofender su propiedad privada). 

“Si quieres saber cuánto ha sufrido esta tierra/ observa cómo entra en el muslo de la vaca/ el cuchillo filoso (…)” (Poema “Abonando” del mismo libro). ¿Seguiremos consumiendo carne de vacuno u otros productos animales o vegetales, sabiéndolos provenientes de la quema de estos bosques? Parafraseando a Claudia, culpables inocentes exhalaremos humaredas, en esta doble culpa: la de las urnas y la del consumo: la de los gobernantes que permitimos gobiernen nuestras seudodemocracia con su cruenta dictadura de mercado, con su falaz libertad de consumidores drogados por el marketing. 

Compramos, tal y como vota la mayoría, compramos lo que nos quieran vender, sin mayor reflexión: “Sangre de árboles y jaguares para servir en la mesa” (Huella al poema “Lavados”)

También irrisoriamente Bolsonaro culpó de estos incendios a las propias ONGs y activistas medioambientales, aduciendo que causaron estos incendios para manchar su gobierno; así de paso les quita los subsidios estatales a quienes trabajan justamente en la protección de la Amazonía.

Inevitable pensar en el ecofeminismo cuando leo las declaraciones de este omvre machista homofóbico, patriarcal a más no poder, refiriéndose justamente a la tierra de la Amazonía como “como una virgen que todos los pervertidos de fuera desean”. 

Y claro, es que “ella no es una mujer para amar (…)” como cantaría el lúcido Jorge González. Por eso Bolsonaro, le responde a su par, otro omvre, (blanco europeo poderoso), que mejor se guarde los millones que ofrece para “reforestar Europa”. 

 

Ninguno de estos gobernantes capitalistas patriarcales realmente quiere proteger las tierras de su jurisdicción, las tierras que están doblegadas por su poder estatal aliado de las grandes empresas transnacionales que son las verdaderas gobernantes del planeta.

“A esta virgen me la violo yo” parece estar pensando Bolsonaro, sin considerar a quienes sí aman y respetan a esas tierras, que por lo demás son los verdaderos “dueños” de esas tierras originarias (pero entre comillas, por supuesto, por una parte porque la relación no es de propiedad individual sino colectiva –si es cupiera hablar de propiedad, como ellos no lo hacen, conscientes de que no se puede vender a la madre–; y porque realmente les han sido usurpadas a esos pueblos que han estado ahí conviviendo armónicamente con ella, desde antes de que comenzara el proceso colonial moderno que nos tiene sumidos en esta hecatombe ambiental.

Ok, escribamos. ¡Pero también hagamos algo! Algo concreto, día día, en nuestra cotidianidad, en nuestros territorios, empezando por recobrar la libertad consciente sobre nuestros cuerpos, sobre qué permitimos que ingrese a nuestro organismo, que es nuestro primer territorio. Es realmente urgente defender la tierra, el agua, el aire, los cuerpos, la salud y la vida.

Fanny Campos