daniel markovits | Fotografía de Stephanie Anestis
El profesor de Derecho de Yale, Daniel Markovits, conversó con un medio internacional sobre su nuevo libro, «La trampa de la meritocracia», en el que establece que, en Estados Unidos, esta se ha convertido en lo que buscaba sustituir: la aristocracia. La principal solución que da el especialista a esta «bola de nieve» que genera desigualdad, es reformar el sistema educativo norteamericano, el cual se basa en esta para subsistir.
Daniel Markovits, quien se desempeña como profesor de la Escuela de Derecho de Yale, escibió un libro llamado «La trampa de la meritocracia: cómo el mito fundacional de EEUU alimenta la desigualdad, desmantela la clase media y devora a su élite». En él, se encarga de desglosar y explicar su premisa principal: que «la meritocracia es una farsa», como dice al comienzo de su escrito.
A raíz de esto, el medio internacional El Confidencial entrevistó al destacado autor como un adelanto de su publicación, conversación en la que el docente explica didácticamente por qué la meritocracia en realidad «se ha convertido en lo que buscaba sustituir: la aristocracia».
«El incremento de la desigualdad está causado mayormente no por el conflicto entre capital y trabajo, no porque los dueños estén quedándose los ingresos de los trabajadores. Es un conflicto dentro del trabajo, entre la élite laboral y la clase media laboral», sostiene Markovits. «Los trabajadores ‘superordinados’ -de la élite- quitan ingresos a los trabajadores ordinarios. La principal reivindicación del libro es que esa es la causa dominante del incremento de la desigualdad».
«La segunda, es que este modelo de meritocracia en la educación y en el trabajo es la causa de la concentración de los ingresos en las élites y que la meritocracia se ha convertido no en una forma de igualdad de oportunidades, sino en un método para transmitir privilegios generación tras generación«, expone.
«La meritocracia funciona de forma diferente según si la persona está en la élite o fuera de ella. Si está fuera de la élite, la meritocracia crea una competición en la que no tienen acceso a los beneficios que les da una educación tremendamente cara y, por tanto, tienen muy difícil ganar esta competición. Para ellos, funciona como una forma de exclusión, haciendo la movilidad social mucho más lenta que en otros países bloqueando las oportunidades para la mayoría de la gente, y caracterizando esa exclusión como un fracaso individual «, dice el profesional haciendo alusión a Estados Unidos.
«Cada vez más la educación se concentra en una estrecha élite compuesta por los hijos de los padres ricos. La brecha entre la educación que reciben los niños de la élite y la que reciben los niños de clase media ha ido creciendo. En segundo lugar, el mercado laboral ha sido transformado para favorecer precisamente las habilidades que se enseñan en la educación de élite», afirma Markovits, que establece que esta desigualdad «que crece como una bola de nieve» es la que ha llevado a la elección de Donald Trump como Presidente.
«Estas personas desarrollan una desconfianza populista del sistema y una desconfianza nativista del otro. La desigualdad meritocrática produce característicamente estas fuerzas políticas oscuras«, señala.
Para finalizar, Markovits sostiene que la meritocracia no es consecuencia del modelo estadounidense. «No creo que el tipo de meritocracia hipercompetitiva que tiene EEUU sea una esencia del capitalismo. Un sistema como el alemán, muy capitalista, no tiene distancias tan grandes entre el rico y el resto, ni en la escuela ni en el trabajo. Tienen un sistema público más grande, pero también su escuela es mucho más igualitaria y tienen pocas escuelas privadas», concluye, apuntando a que para eliminar esta tendencia es necesario reformular los sistemas educativos que se basan y se alimentan de esta desigualdad.
