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Weezer en Chile: una deuda saldada con creces

Por: César Tudela | Publicado: 25.09.2019
Weezer en Chile: una deuda saldada con creces weezer | Carlos Müller
Finalmente llegó el día. Una de las bandas fundamentales del rock alternativo de los noventa se presentó por primera vez anoche en nuestro país, en un concierto enérgico, plagado de sus éxitos y con algunas sorpresas. A continuación, los detalles de uno de los conciertos más esperados del año.

Para entender el sonido de Weezer, primero hay que retroceder a los ochenta y poner oído a la música que los integrantes escuchaban en su infancia, automáticamente afloran nombres como Van Halen, Kiss y Black Sabbath. Las guitarras poderosas que los caracterizan nacieron de largas horas de cabeceo frente al espejo de un Rivers Cuomo preadolescente escuchando ‘I was made for lovin’ you’. Años más tarde, aquel aspirante a músico se encerraría en el garaje de su casa para dar vida a su homónima opera prima en 1994: el famoso «Blue Album», que posicionó a la banda como iconos de un rock alternativo (más entretenido que el de los primeros 90) de la mano del célebre single ‘Buddy Holly’.

Tirando toda la carne a la parrilla, el mencionado hit fue el encargado de abrir el esperado debut del cuarteto en Chile; su reconocido logo con la W iluminada colgaba del telón trasero y, debajo de ella, se ubicó la tarima con la batería de Patrick Wilson, a su costado derecho, afilada y estruendosa brillaba la guitarra dorada en manos de Brian Bell, a su lado izquierdo el bajo de Scott Shriner y en el centro del escenario se ubicó su líder y compositor, cuyo aspecto no ha cambiado mucho en los casi treinta años desde su formación. Y su voz tampoco.

Rivers Cuomo se escucha nítido y su guitarra aún mejor, especialmente en los momentos en que le sale el heavy metal por los poros, como en la intro de la nueva ‘The end of the game’, single de «Van Weezer», doceavo disco de canciones inéditas cuya publicación debería realizarse en mayo del próximo año, según consigna su web oficial. Para seguir con el género que los vio crecer, los californianos incluyeron en el setlist su versión de ‘Paranoid’ de Black Sabath, lo mejorcito del “Teal Álbum” (2019), su tibio disco de covers.

Pero no solo versionaron a los liderados por Ozzy Osbourne. También incluyeron ‘Happy together’ de The Turtles, ‘Take on me’ de A- ha y en un error, por lo sosa que puede llegar a ser, sumaron ‘Africa’ de Toto, la desentonación de la noche. Lo que no desentonó y se coronó como gran momento de la jornada fue el homenaje a Nirvana con ‘Lithium’, cuyo final los dejó con el vuelo rockero para continuar con ‘Hash pipe’, ‘My name is Jonas’ y ‘El scorcho’. “Come on and kick me”, la frase de la ya citada “Hash pipe” fue coreada por la audiencia cuarentona, contagiados y acalorados gracias a la fuerza del éxito incluido en el «Green Album» (2001).

El final llegó con la repetición a capela de ‘Buddy Holly’ (su versión ragtime que hicieron para el show de Jimmy Fallon), para luego cerrar con ‘Say it ain’t so’, bandera chilena en mano. El power cuarteto saldó su deuda con Chile con un concierto de no más de una hora y cuarenta minutos. Corto, preciso y enérgico, plagado de éxitos que adquieren un matiz distinto después de verlos en directo. Weezer demostró que el tejido de esas guitarras metaleras con pop no fue solo una moda sino un estilo que marcó a toda una generación. La W brilló anoche no sólo por el nombre de la banda, sino porque se trató de un concierto que, en buen chileno, podría definirse como “weno, weno”.

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