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Opinión

Baleados por perdigones: Los niños no estaban primero

Por: Claudia Amigo | Publicado: 20.10.2019
Mientras usted Sr. Piñera entonaba el “Feliz cumpleaños”, mi hija seguía esquivando perdigones y a su amiga la patearon en el suelo hasta el cansancio. En medio del caos, con la vista nublada, vio como una pareja de la tercera edad, también huía, apenas. Corrió por la calle para evitar ser alcanzada mientras sus amigos eran detenidos de manera brutal en una encerrona llena de golpes. Ella zafó, sin poder respirar, sin ver, avanzando a tientas. Desorientada.

Señor presidente, mientras el viernes usted celebraba el cumpleaños de su nieto en una pizzería, mi hija de quince fue acorralada por un grupo de carabineros de Fuerzas Especiales. Solo venía de hacer una tarea grupal y fue golpeada, herida por balines en su pierna y sofocada por los gases lacrimógenos que usaron en contra de las personas que estaban en el metro Plaza Egaña.

Pero ella tuvo suerte comparada con otros adolecentes.

Mientras usted entonaba el “Feliz cumpleaños”, mi hija seguía esquivando perdigones y a su amiga la patearon en el suelo hasta el cansancio. En medio del caos, con la vista nublada, vio como una pareja de la tercera edad, también huía, apenas. Corrió por la calle para evitar ser alcanzada mientras sus amigos eran detenidos de manera brutal en una encerrona llena de golpes. Ella zafó, sin poder respirar, sin ver, avanzando a tientas.  Desorientada.

Imagínese su miedo.

Después de unos minutos entró en estado de shock y cuando ya pensó lo peor, contó con la solidaridad de un hombre que la ayudó a escapar de la policía, que a esas horas, se llevaban a ciudadanos comunes y corrientes. Personas que venían de regreso a sus casas.

Su madre y yo, estábamos lejos, en distintos puntos de Santiago, sin poder movilizarnos. Nos sentíamos impotentes, desesperadas de no poder proteger a quien tanto amamos. De abrazarla, porque no es justo perder la inocencia a tan corta edad.

Mientras usted comía, seguro, resguardado, muchos chilenos sufrimos por no poder proteger a nuestros hijos: todos esos niños y niñas y adolescentes que fueron reprimidos la tarde de ayer, que terminaron en hospitales heridos con balines, golpeados con luma y gaseados.

Qué suerte la suya de mirar a los ojos a su nieto y saberlo protegido. Suerte de tener la certeza de que nada de esta represión lo podrá tocar a él ni a nadie de su familia. En cambio nuestros hijos pudieron haber muerto.

Lo más insólito fue ver a su vocera Cecilia Pérez justificar su indolencia al explicar que usted es “esposo” y “abuelo”. Somos muchas madres, padres, abuelos y familias que no tuvimos la posibilidad de asistir a nuestras hijas, nietas o nietos ante la fuerza policial, ese horror que usted ordenó.

Imagine a sus nietos gaseados, reprimidos y baleados. ¿Los ve?

Ayer una adolescente recibió un disparo en la ingle por parte de Fuerzas Especiales, su sangre estampada en el piso es algo que no se nos olvidará. Su rostro de dolor, dio vueltas en las redes sociales.

¿Cuál es la diferencia en la dignidad de su nieto, versus la de los miles de jóvenes que hoy en día están luchando en contra de la precariedad de la vida?

Es inaceptable que usted como mandatario de este país, haya ordenado que la policía utilizaran una fuerza tan brutal contra de niñas, niños, niñes y adolescentes. Su lema de campaña fue “Los niños primero”, pero ayer fueron reprimidos y golpeados.

Ahora, estamos en estado de emergencia y recientemente anunció toque de queda. No sabemos qué sucederá después, porque hoy nada nos da garantía de que nuestros hijos estarán a salvo. Usted tiene el deber de reparar todo el daño que ha causado y resolver las problemáticas de fondo que afectan a las familias de la juventud que sale a luchar para exigir sus derechos y los de sus padres. Ellos que no hicieron más que despertarnos.

Claudia Amigo