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El lugar de la ciencia en tiempos revolucionarios

Por: core | Publicado: 31.10.2019
El lugar de la ciencia en tiempos revolucionarios Marcella Via22 | Foto: Marcella Via
La desigualdad que vemos en todo orden también se presenta en esta rama donde las condiciones laborales han generado castas donde un grupo han sido precarizados del mismo modo que el resto de los trabajo, que sostiene a laboratorios establecidos que usufructúan activa o pasivamente de esa precarización, y nunca han alzado suficientemente la voz antes esta situación, a universidades que lo utilizan para su acreditación o en caso de universidades privadas para además generar la ilusión de universidad. Gran parte de la investigación se sostiene con estudiantes doctorales, que son egresados, pero se les tilda de estudiantes desconociendo su condición de trabajadores, dejándolos excluido incluso de la paupérrima legislación laboral.

Autor: Fabian Muñoz Silva, Doctor en Ciencias. Trabaja en Columbia University, Nueva York.

En una columna recientemente publicada en el mostrador el 29 de Octubre, cuyo título fue “La ciencia como motor de cambio”, el autor argumenta bajo las siguientes premisas 1) La necesidad de una sociedad basada en el conocimiento, que requiere de un pensamiento crítico y cuya consecuencia seria individuos capaces de tomar decisiones basadas en la evidencia 2) El presupuesto que se otorga a investigación seria el gran tope para lograr el punto 1, en comparación con los 3% que en promedio los países de la OCDE invierte en investigación y desarrollo y 3) Chile es un país que solo produce materias primas y seria su talón de Aquiles para alcanzar el desarrollo. En principio lo propuesto por el autor parece razonable, sin embargo, todas estas premisas tienen en su corazón el pensamiento neoliberal. Y es justamente lo impugnado hoy. Dentro de esta columna presentaremos elementos para explicar que puesta así la argumentación no estamos superando el pensamiento neoliberal. En primer lugar, lo que necesitamos en el ámbito del quehacer científico no debiese ser prepararnos para un mercado como el texto lo sugiere sutilmente, sino democratizar el conocimiento, todos aquellos que están en el ámbito de las ciencias somos parte de una élite, de una élite que tiene acceso a los últimos avances en el conocimiento, quienes de una u otra manera llegamos a esta instancia fue por el producto de la riqueza generada por trabajo de todos los Chilenos y Chilenas.

En esa democratización del saber consiste en reconocer como un derecho del pueblo el producto del saber científico y no solo de un puñado de individuos. Por otro lado, las decisiones de los pueblos no es producto de un pensamiento que se cimenta en decisiones optimas de las individualidades sino su deliberación colectiva. Estamos de acuerdo que el pensamiento crítico es necesario, pero ese pensamiento debe ser consecuencia del ejercicio del derecho a la educación, derecho que no existe cuando la enseñanza esta mercantilizada.

No es un secreto que Chile es un país que solo produce materias, sin embargo, el artículo no da cuenta que, en esta etapa, esa producción de materias primas serviría como plataforma para inversión en variadas temáticas que incluye investigación y desarrollo, si por ejemplo se recupera el Cobre y el Litio para Chile, y las empresas privadas pagan reales impuestos, que por lo demás son las mismas empresas que pertenecen a la OCDE. Y a su vez, implementar que cualquiera con interés de realizar actividades en el área de producción deberá hacerlo en asociación con el Estado, donde se asegure la transferencia tecnológica, por ello todos aquellos los que realizan la actividad científica debiesen oponerse airadamente a tratados como el TPP11 que impide el desarrollo industrial y tecnológico de los países, dejando a la ciencia como un productor de publicaciones que solo servirá para que los países ya desarrollados lo transformen en tecnología que luego tendremos que comprar. Este punto es relevante porque se tiende a separar la industrialización del desarrollo científico que históricamente están íntimamente relacionadas, como ejemplo, la ciencia moderna solo es posible luego de la revolución industrial, otra prueba reciente es China que en solo 40 años salta a la vanguardia de la producción del saber, luego de su proceso acelerado de industrialización. No es solo un problema de más recursos para los proyectos concursables que por arte de una mano invisible traerá prosperidad a la sociedad toda.

La desigualdad que vemos en todo orden también se presenta en esta rama donde las condiciones laborales han generado castas donde un grupo han sido precarizados del mismo modo que el resto de los trabajo, que sostiene a laboratorios establecidos que usufructúan activa o pasivamente de esa precarización, y nunca han alzado suficientemente la voz antes esta situación, a universidades que lo utilizan para su acreditación o en caso de universidades privadas para además generar la ilusión de universidad. Gran parte de la investigación se sostiene con estudiantes doctorales, que son egresados, pero se les tilda de estudiantes desconociendo su condición de trabajadores, dejándolos excluido incluso de la paupérrima legislación laboral.

No es solo recursos, no es cuantas más publicaciones se producen, es hacer de la producción del conocimiento para todos, no como una acción meramente instructiva. Lo necesario hoy, así como en todos ámbitos en Chile es extirpar el mercado como único motor. El lugar de aquellos que están en la actividad científica debiese ser luchar por devolver a quienes han producido valor, el producto del saber. La ciencia nunca ha sido por si sola un motor de cambio, son los pueblos en tanto su desarrollo que hacen de la ciencia una herramienta para su despliegue.
Lo necesario hoy es que aquellos que están en el ámbito de la investigación decidan de qué lado estarán, con aquellos piden cambios de raíz, no como una vanguardia ilustrada, sino como pares o con las fuerzas que quieren mantener el status quo en pos de mantener su porción en el chorreo.

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