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Juan Carlos Cárdenas, de Ecoceanos: “La suspensión de la APEC y la COP25 es el mayor impacto que ha dado la ciudadanía al régimen de Piñera”

Por: Lucas Cifuentes | Publicado: 04.11.2019
Luego de que el gobierno cediera a la presión y optara por suspender ambos encuentros internacionales, diversas organizaciones de medio ambiente señalaron que Chile perdía la oportunidad de relevar sus problemas socioambientales. Sin embargo, Juan Carlos Cárdenas, veterinario y director del Centro Ecoceanos, plantea que estas conferencias consolidaban el modelo que defiende Piñera, y que actualmente se encuentra en crisis. El Desconcierto conversó en profundidad con Cárdenas respecto al rol de las comunidades en este proceso de revuelta y los cuestionamiento al modelo económico que respaldan las empresas extractivas.

Juan Carlos Cárdenas está sentado en un café del Parque Bustamante. El ambiente es el mismo desde hace varios días atrás: cacerolas, canciones de Los Prisioneros, olor a lacrimógena y  gritos de protestas. Esta vez, el anuncio de Sebastián Piñera respecto a las reuniones mundiales que tendrían sede en Chile, marcó la pauta y dividió las posiciones entre las organizaciones ambientales.

Cárdenas, con su café cortado en mano, asegura que el fracaso de las aspiraciones internacionales de Piñera representa un triunfo de la ciudadanía y la comunidad internacional.

-Ustedes comenzaron hace dos semanas la campaña para evitar que Chile fuese anfitrión de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (COP25) ¿Cuáles son los argumentos?

-Piñera quería presentarse con un liderazgo regional en términos medioambientales, con mucho énfasis en los procesos de des carbonización de la matriz energética de Chile. Lo que estaban haciendo era tratar de conformar la COP25 en una especie de gran feria de “negocios verdes” para las grandes compañías transnacionales, pero por sobre todo para las empresas más contaminadoras y extractivistas. Si tú ves, todas las organizaciones pesqueras, mineras, salmoneras y de energía, desarrollaban una serie de estrategias para la COP25, con el objetivo de lanzar una serie de programas de maquillaje, pero en el fondo manteniendo el mismo modelo.

En segundo lugar, la instauración de un Estado de Emergencia, que en  realidad fue un Estado de Sitio de facto, aunque no se decretó Estado de Sitio. Eso no es normalidad para una reunión internacional.

-¿Los objetivos de esta conferencia estaban vinculados, principalmente, al desarrollo de “negocios verdes”?

-Una caja de resonancia de “negocios verdes” entre transnacionales, estados y empresas. Y también de lavado de imagen: todas las empresas salmoneras armando gráficas, señalando que la solución a los problemas de medio ambiente es la salmonicultura, porque es una industria con bajo niveles de emisión de CO2. Y tú dices, ¡cómo es posible!  La industria del salmón exporta a 70 países y lo hace por vía aérea, embarcaciones marinas y transporte terrestre ¡Cómo es posible describirla como una industria de bajo nivel de CO2 cuando es todo lo contrario!

-La COP25 venía a reafirmar el modelo que Piñera sostiene.

-Piñera le ha propinado una estocada al modelo neoliberal que él mismo propone.

-¿Por qué tienen distancia con el planteamiento de la organización Sociedad Civil por la Acción Climática? Ellos rechazaron que Piñera cancelara la COP25, argumentando que era una gran oportunidad para relevar los problemas socio ambientales de Chile.

-¿Una especie de vitrina? ¿Y si la sociedad civil señala que lo que se está haciendo es profundizar el modelo neoliberal? Ellos deberían estar junto a las comunidades, que son las que más sufren los impactos, y apoyar sus demandas. No llegar y ponerles el lienzo, denunciar que hay contaminación e irse hasta la próxima vez. Muchas de las grandes organizaciones de medio ambiente son parte del sistema neoliberal. Hacen todo el trabajo de relaciones públicas y de greenwashing, de lavado de imagen. Por ejemplo, WWF (organización de conservación) lo que hace es mejorar la imagen corporativa de las salmoneras, forestales y mineras.

WWF señaló que lamentaba que no se realizara la COP25 en Chile.

-Greenpeace ya lo ha dicho tres veces. Dijeron que se había perdido una oportunidad histórica. ¿Oportunidad histórica? ¿En este contexto? Ahora reclaman que la decisión de suspender la COP25 fue a puertas cerradas, cuando ellos se reunieron a puertas cerradas.

-¿Con quién se reunieron a puertas cerradas?

-Dos días antes de que se cancelara la conferencia, hubo una reunión convocada por la ministra del Medio Ambiente, Carolina Schmidt, en la que invitó a la organización Sociedad Civil por la Acción Climática. Esta es una coalición que no representa a la sociedad civil que se está movilizando. Aquí hay poca transparencia.

-¿Por qué no representa a la sociedad civil?

 –Son organizaciones de medioambiente, pero son principalmente organizaciones urbanas, y organizaciones de profesionales, que en este caso intentan representar las demandas de la sociedad civil. No había ninguna comunidad local. Son organizaciones de Santiago que negocian, se comprometen a mover sus influencias internacionales y nacionales para asegurar que la COP25 se haga acá. Además, mandando una señal súper directa a las otras organizaciones que decían “no es posible que se haga la COP25 en condiciones de represión, de control de los medios y de falta de participación”. El gobierno de Chile tiene políticas ambientalmente destructivas, que van en línea opuesta a la disminución de gases invernaderos

-¿Quiénes son los grandes perdedores y ganadores de que la COP25 se haya cancelado en Chile?

-Los ganadores son la comunidad internacional que rechaza el régimen de Piñera y la sociedad chilena movilizada. El gran perdedor es Piñera y el gran empresariado del que él es parte, que habían capturado la COP 25 para transformarla en una feria de “negocios verdes” y de greenwashing.

-¿Qué instancias permitirían a la ciudadanía avanzar en materia socio ambiental, incluyendo todo el aprendizaje que hemos incorporado en estos días?

-Básicamente, la organización de ciudadanos a través de la auto convocatoria para iniciar un proceso de cabildos. El Movimiento por el Agua y los Territorios viene realizando cabildos en todas las comunidades y pueblos que están afectados por la sequía. Ese es un modelo que nosotros respaldamos, básicamente para que sea la ciudadanía la que exprese sus demandas y se movilice, no intermediados por el Estado, el parlamento, o los partidos políticos, que ya hemos visto son parte del problema. Suspender la APEC y la COP25, es el mayor impacto que ha dado la ciudadanía chilena y la comunidad internacional, en el ámbito diplomático, al régimen de Piñera.

-¿Régimen de Piñera?

-Hemos comenzado a hablar de régimen de Piñera. Como ellos hablan de régimen de Maduro, nosotros hablamos de régimen de Piñera. Y va a tener efecto en el mediano plazo, pues le resta el poco capital político que tenía. Esto es una señal que se le envía a Naciones Unidas, porque Piñera hasta el próximo año va a conservar el estatus de presidente de la COP25, es decir, es el responsable de preparar los procesos de negociación sobre los acuerdos nacionales de los países, en relación con la reducción de las emisiones de gases invernaderos. ¿Cómo un tipo que ha sido rechazado por la comunidad internacional va a convocar a la comunidad, va a negociar e intermediar?

-En el marco de la acusación constitucional, ¿qué va a pasar con este rol internacional de Piñera si es suspendido de sus funciones o destituido?

-Naciones Unidas se compró un gran problema . Aunque  Piñera se vaya o se quede, igual les genera un daño enorme. Especialmente a un proceso que está debilitado, un proceso que ha sido súper complejo, que es lograr acuerdos entre los principales emisores de gases invernaderos, para ajustarse a metas que se puedan cumplir en plazos que tengan algún sentido. Piñera es astuto. Vio en el cambio climático una oportunidad política para transformarse en un líder internacional, el tema es que el costo de aquello lo está matando y lo va a matar más, sumado a todo el cuestionamiento desde el punto de vista político.

-¿Cómo ven las grandes empresas -vinculadas al sector pesquero, minero, forestal- el estallido social?

-Con gran temor, porque perciben que el gobierno de Piñera es inepto, que está desvinculado de lo que está pasando, que no tiene ninguna capacidad de manejo. Están con temor, viendo que esto se puede salir de control y afectar la base de la concepción del negocio empresarial. La maximización de las ganancias a costa del medio ambiente, la explotación de los trabajadores, la exclusión de las comunidades locales: ese modelo en el que ellos han basado su éxito está siendo cuestionado activamente. Por ejemplo, en Castro se hizo un cabildo y la respuesta inicial de las salmoneras fue ir a detenerlos. Ahora, se dieron cuenta de que fue un error y SalmónChile llama a establecer el diálogo con todos los sectores involucrados. Ellos nunca tuvieron contacto con ese  “sector involucrado” del que hablan.

-¿Qué papel cumplirían estas grandes empresas si la sociedad avanza hacia una nueva Constitución?

Van a jugar a dos bandas. Van a apostar por estos procesos. Si se consolidan, ellos estarán ahí. O, van a seguir muy vinculados con el poder político actual, conservador, que controla al Estado. Las empresas siguen operando, y van a romper solo en el caso de que vean que se está cayendo a pedazos. Por ejemplo, supongamos que el gobierno de Piñera ya no puede mantenerse por la presión social. Entonces, un par de días antes, las empresas se pasarán al otro lado y empujarán para que Piñera salga. Y van a meter a su gente, para asegurarse que las nuevas reglas no lesiones sus intereses. Eso ha pasado mil veces en la historia.

-Me imagino que esa es una de sus principales preocupaciones, que no lesionen sus intereses.

-El sistema neoliberal en Chile está respaldado económicamente por las empresas mineras, forestales y pesqueras. Si esos sectores pierden, también se afecta el sistema de control social, y el modelo político que existe en los países donde operan estas empresas. Aquí se están jugando una cantidad de elementos estratégicos para el mediano y largo plazo. El empresariado también está sorprendido del nivel de fuerza de las demandas y el proceso de politización progresiva. Este proceso está anunciando que si los sectores dominantes no tienen capacidad de adaptarse rápidamente y entender lo que está sucediendo, chao. Aunque ese va a ser un proceso lento, desgastador y muy sangriento. Porque nadie entrega el poder de la noche a la mañana.

-¿Qué acciones tomarán las empresas ante el avance de la represión estatal ?

-Están mirando qué es lo que amenaza su inversión en sus territorios. Ellos tienen la información, tienen los vínculos políticos, los vínculos con carabineros. El modelo de negocios de las empresas es maximizar la extracción y la sobre explotación. Eso no lo van a cambiar. Yo creo que va a empezar una militarización a la colombiana: los cuerpos de seguridad, los militares y algunas empresas van a manejar el aparato represivo selectivo.

“Cada región está identificando cuáles son sus demandas”

 –¿Cómo se articulan las regiones, las principales afectadas por las crisis ambientales, frente a este gran estallido social?

-Lo que está sucediendo en estos momentos ha abierto una compuerta que no se va a cerrar más. Cada comunidad, cada región, está identificando cuáles son sus demandas. Ya las tenían identificadas, pero ahora esto se fortalece. Por ejemplo, la cultura chilote patagónica es una cultura propia, diferente en la forma en que maneja sus relaciones, y tiene un elemento en común: un rechazo parido al centralismo. Santiago le impone políticas, intendentes y gobernadores. Les recortan las ganancias que se producen con sus recursos en sus territorios y se quedan en Santiago.

-¿Las manifestaciones se irán diversificando, de acuerdo a cada región?

-Creo que va a haber un proceso de articulación transversal. Las comunidades locales, los movimientos indígenas, los movimientos estudiantiles, los movimientos de “los sin casa”, todas las demandas que son de base popular, se van a tener que articular juntas para poder resistir el embate de vuelta. Pero llegará un punto en que si no se logran establecer espacios democráticos de discusión, va a haber un quiebre institucional. Por lo tanto, habrá confrontación, y cada región tendrá una dinámica diferente, de acuerdo a su organización, a su historia política, a los recursos y a la inversión internacional involucrada.

¿E irán encontrando similitudes con otros territorios latinoamericanos?

-Aquí va a haber un proceso en que los conflictos van a dejar de ser chilenos y se van a transformar en conflictos internacionales, y sobre todo en conflictos de mercado y conflictos políticos territoriales. En el sur, hay un proceso de articulación entre las organizaciones de la Patagonia chilena y argentina, ya han peleado juntos contra el intento de expandir la industria salmonera. Eso también va a afectar al concepto de integridad territorial de Chile. Porque resulta que la gente en la Patagonia se siente vinculada social, cultural, productivamente, con la gente del lado argentino: Chubut, Río Negro. Y no con Santiago, Arica o Iquique. El tema ya deja de ser nacional y se transforma en un tema internacional, que se juega acá en Chile.

-Estos vientos de cambio en las dinámicas regionales, ¿podrían conformar una nueva visión sobre la independencia de los territorios?

-Las regiones dicen: si controlamos el territorio y tomamos las decisiones acá, nos relacionamos directamente con nuestros mercados, sin que Santiago nos cobre peaje. Esto está cada vez más en las discusiones. Y comienzan a aparecer los símbolos regionales. Este proceso ambiental está gatillando una serie de procesos muy profundos, que tiene que ver con la concepción de la política, con la concepción de Estado Nacional y las relaciones de cada región con los mercados internacionales. Muchos dicen: ¿por qué en Magallanes tenemos que pasar todo por Santiago, si nosotros podemos vincularnos directamente con los mercados europeos, o asiáticos? Este mismo proceso genera una tensión en el control centralista de Santiago con las regiones.

-Si las grandes empresas, que operan en regiones, controlan la mayoría de los empleos formales e informales, ¿es posible una organización sólida entre sus trabajadores?

El sector más débil de esto son los trabajadores. Cuando las empresas hacen reducción de trabajadores, los primeros que salen son los afiliados al sindicato. Menos del 1% negocia colectivamente. La sindicalización es baja y es solamente formal, porque al momento de negociar lo hacen por separados y no colectivamente. Nosotros trabajamos con los buzos de salmoneras. Más del 90% trabaja subcontratado y por periodos cortos, por ende, su capacidad de negociar con las empresas es mínima.

-Ante esta fragilidad, ¿cómo los trabajadores lograrán organizarse en medio del estallido?

-Con estallidos. Es decir, mediante acciones que  les permitan ser escuchados en sus demandas.

-¿Cómo se proyectan ustedes frente a este nuevo escenario de movilización nacional?

-Va a ser un proceso muy largo, con avances y retrocesos. Un proceso de aprendizaje al aire libre. La sociedad empieza a aprender directamente de su experiencia, es la única forma. La sociedad chilena ha dado un salto enorme, en términos de la comprensión de que este es un sistema que la ha abusado durante décadas. Además de abusador, es un sistema asesino, que no tiene ningún problema en matar gente. Y en este proceso los jóvenes son muy importantes. ¿Sabes por qué? Porque hay dos generaciones de jóvenes que no conocieron a los militares reprimiendo y matando, y ahora , en pocos días, están haciendo un curso rápido.

Nota del editor: Greenpeace, aludido en esta entrevista por Juan Carlos Cárdenas, de Ecoceanos, aclara lo siguiente:

«Greenpeace aclara que con fecha 27 de octubre enviaron una carta a la ministra de Medio Ambiente en donde declinaron participar de una reunión del Consejo Asesor Presidencial de la COP a la que habían sido invitados junto a otras ONG. Las razones de la inasistencia de Greenpeace al encuentro se basaron en el complejo momento de movilización social y restricción a las libertades individuales que enfrentaba el país por esos días. Por lo tanto, no es efectivo que Greenpeace se haya reunido “a puertas cerradas” con la autoridad como señala erróneamente en su entrevista el señor Juan Carlos Cárdenas».

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