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CARTA | Responsabilidad política y burocracia

Por: Francisca Quiroga | Publicado: 30.12.2019
CARTA | Responsabilidad política y burocracia | Foto: Agencia Uno
Quienes viven en los alrededores de la plaza han ofrecido facilitar la iluminación para la festividad, esto además podría ser útil para evitar que se den situaciones peligrosas que terminen en desgracias. Quienes son vecinos y vecinas podrían paradójicamente suplir la falta de responsabilidad de las autoridades. La negativa de la intendencia y la reacción de la alcaldesa Matthei anteponen la importancia de los tiempos normativos de los procesos burocráticos y pierden la oportunidad de resolver políticamente problemas urbanos que podrían evitar que despertemos la primera mañana del 2020 con la amargura de seguir restando vidas.

Señora directora

Para este 31 de diciembre circula una convocatoria en redes sociales que invita a esperar el 2020 en la ex Plaza Italia, llamada hoy, por la ciudadanía, Plaza de la Dignidad. Ante este plan Natalia Castillo (RD), Maya Fernández (PS) y Giorgio Jackson (RD), además de los concejales de Providencia Tomás Echiburú (RD) y Jaime Parada (IND) solicitaron a la alcaldesa Evelyn Matthei que se «provea de iluminación a la Plaza Baquedano la noche del 31 de diciembre y la madrugada del 1 de enero» según se ha dado a conocer por la prensa. La alcaldesa de Providencia declaró que no pueden arreglar la luminaria porque no les cuadran los tiempos de las acciones municipales: los argumentos en este caso aluden a la burocracia. Además la Intendencia de Santiago aún no ha autorizado tal manifestación.

A pocas horas de que la convocatoria de año nuevo se concrete, nos preguntamos si nuestras autoridades no habrán pensado en la ética de la responsabilidad que esta burocracia implica, función social que sus cargos políticos deben considerar. Sorprende que nuestras autoridades no tomen la oportunidad de cambiar el curso de las cosas, de prevenir desgracias y, con ello, responsabilizarse de esta prevención antes que, aparecer luego como negligentes por no tomar las medidas adecuadas que garanticen la seguridad de aquellas personas que quieren hacer suya la ciudad, visibilizando nuestros problemas sociales. Esta responsabilidad con la gente deberían practicarla aun cuando consideren irresponsable asistir a la celebración del año nuevo: ¡eso es, precisamente, responsabilidad!

La burocracia debe servir para materializar el respeto por la dignidad de la vida humana y tomar las acciones necesarias para protegerla aun cuando no piensen lo mismo que el gobierno de turno. La clase política en general pierde la posibilidad de cambiar los paradigmas y elude garantizar que no sigamos perdiendo personas en esta revolución por los derechos sociales.

Acabamos de terminar una semana en la que los hechos de violencia del Estado, representado por carabineros, contra la ciudadanía son los protagonistas. El pasado 24 de diciembre algunas familias celebraron una cena de navidad en Plaza de la Dignidad. En televisión abierta lo mostraron como un gesto navideño, amable y esperanzador, olvidando comentar lo que por suerte varios medios escritos no olvidaron comunicar. Pasada la media noche llegó carabineros y reprimió la reunión violentamente. La fuerza policial terminó por ser el Grinch de la navidad anti-neoliberal.

Continuando la semana, este viernes 27 se repitió lo que fue la tarde del viernes 20, un arduo enfrentamiento entre carabineros y la gente por lograr estar en la Plaza de la Dignidad. Esa tarde y noche nos dejó un dolor reparable con el incendio en el Cine Arte Alameda, el cual es lamentable y violento simbólicamente, al ser uno de los puntos de primeros auxilios que asisten a las personas que terminan heridas en las jornadas de movilización social. Nos enteramos, por su directora, que han caído ahí mismo más de 70 bombas lacrimógenas y que, se está investigando la causa del incendio que se inició luego de la caída de tres de estas bombas lanzadas por carabineros. Además, quedamos con un dolor irreparable, por la muerte de Mauricio Fredes que cayó escapando de la represión policial en un pozo con agua electrificada.

Considerando todo lo dicho anteriormente, reflexionamos sobre la posición tanto de Matthei como de Guevara, intendente de Santiago, de no dar medidas preventivas para que se pase la noche de año nuevo en la Plaza de la Dignidad. Quienes viven en los alrededores de la plaza han ofrecido facilitar la iluminación para la festividad, esto además podría ser útil para evitar que se den situaciones peligrosas que terminen en desgracias. Quienes son vecinos y vecinas podrían paradójicamente suplir la falta de responsabilidad de las autoridades. La negativa de la intendencia y la reacción de la alcaldesa Matthei anteponen la importancia de los tiempos normativos de los procesos burocráticos y pierden la oportunidad de resolver políticamente problemas urbanos que podrían evitar que despertemos la primera mañana del 2020 con la amargura de seguir restando vidas.

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