Antecedentes de la investigación desmienten a Carabineros en caso de brutal golpiza en Plaza Ñuñoa

Diversos antecedentes desmienten la versión de Carabineros en el caso de Moisés Órdenes, el hombre que fue brutalemente golpeado por un piquete de Fuerzas Especiales, el pasado 21 de octubre en la Plaza Ñuñoa. Tanto la investigación judicial, los sumarios internos realizados por la misma institución, el informe de la Policía de Investigaciones (PDI), como diversas declaraciones y testigos, desmienten las explicaciones que los funcionarios dieron para justificar su actuar.

Los hechos fueron transmitidos en vivo por Chilevisión y se pudo ver cómo los uniformados agreden a Órdenes durante un operativo en pleno toque de queda. Según investigó CIPER, dentro de las declaraciones que dieron los policías posteriormente a los hechos, el teniente Martín Blanc aseguró que el civil era un «peligro inminente» y agregó que «estaba muy agresivo y pese a que nosotros en todo momento tratamos a viva voz de que depusiera su actitud, él continuaba insultando con groserías y además mantenía un objeto tipo sartén en sus manos con lo cual intentaba dar golpes”.

Sin embargo, Órdenes se encontraba grabando con su celular en ese mismo instante y en el video se aprecia que no recibió ninguna advertencia por parte de los carabineros, según CIPER. Además, el informe elaborado por la PDI a solicitud de la Fiscalía, indica que «de parte del afectado no hubo oposición alguna al actuar policial, cuestión que resultaba imposible considerando el número de estos, su equipamiento y la evidente desproporción en las fuerzas que se enfrentaban».

Otro antecedente que entrega este informe es que no es primera vez que Moisés Órdenes es objeto de agresiones por parte del Estado, puesto que es «víctima calificada por la Comisión Nacional sobre Prisión Política y Tortura conocida como Valech», ya que en 1984 «lo tomaron, lo detuvieron y lo retuvieron dos días», según explicó al mencionado medio su hermano, el periodista Dino Pancani.

Debido al ataque, el manifestante quedó con diversas lesiones de gravedad: Politraumatizmo grave, trauma ocular izquierdo, fractura nasal, trauma torácico contuso, fracturas costales izquierdas múltiples. Neumotórax izquierdo leve, luxación hombro izquierdo, fractura dental incisivo central superior izquierdo. Incluso, hasta el día de hoy, perdió gran parte de su visión y solo ve «destellos de luz».

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Sobre esto, Blanc aseguró que «el actuar policial en ningún caso podría haber provocado lesiones como las manifestadas en el documento del hospital”. Pero una vez más fue desmentido por dos testigos que también estaban detenidos en el mismo carro policial, donde coinciden en que «el hombre iba en posición fetal, su cara y ropa cubiertas de sangre, y casi ni se podía sentar por el dolor». Incluso, el mismo Órdenes, según su propia declaración, les gritaba que «por favor tírenme en cualquier parte, necesito atención médica» y, debido a la desesperación, «no los denuncio, pero déjenme en una posta, digo que me caí».

Además, el mismo uniformado, en una conversación telefónica con la Fiscalía mientras iniciaba los trámites de la detención, demostró sentirse preocupado por las lesiones que le habían causado. Primero le pidió ayuda al funcionario del Ministerio Público para ver cómo declarar sobre el estado de salud de Órdenes; «igual le consulto a usted, para ver si me puede ayudar un poco con esto, porque igual uno está preocupado por esta cuestión, el tema de las lesiones», agregando que «no me gusta pa ná esta cuestión (sic)».

A pesar de estos antecedentes, el pasado 22 de enero, la jueza Patricia Ibacache, del Octavo Juzgado de Garantía de Santiago, sobreseyó a siete de los doce funcionarios que participaron en la agresión, los otros cinco, entre los que se encuentra Blanc, están con firma semanal o mensual y prohibición de dejar el país.