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Opinión

¿Hacia dónde va la izquierda?

Por: Ernesto Benado | Publicado: 11.02.2020
¿Hacia dónde va la izquierda? | Foto: Agencia Uno
Lo nuevo en la situación chilena parece ser que las demandas ciudadanas no se canalizan a través de los partidos políticos, sino que buscan solucionar los problemas por presión directa sobre las autoridades con manifestaciones callejeras en que se suman estudiantes y jóvenes cesantes, mujeres organizadas por reivindicaciones de género, adultos de todas las edades que enfrentan la pobreza y gente con convicciones políticas sin militancia en las organizaciones tradicionales.

Un fantasma persigue a la izquierda en Latinoamérica: ser reducida a la insignificancia política.

Lo nuevo en la situación chilena parece ser que las demandas ciudadanas no se canalizan a través de los partidos políticos, sino que buscan solucionar los problemas por presión directa sobre las autoridades con manifestaciones callejeras en que se suman estudiantes y jóvenes cesantes, mujeres organizadas por reivindicaciones de género, adultos de todas las edades que enfrentan la pobreza y gente con convicciones políticas sin militancia en las organizaciones tradicionales.

Las autoridades al aceptar y ceder a esas demandas han desprestigiado al viejo sistema político y también a los partidos de izquierda y derecha. Tal vez por eso el esfuerzo reciente del Presidente de Renovación Nacional por formar un frente unido con partidos de oposición.

Es un hecho que la gran mayoría de la ciudadanía, sin importar si está inscrita o no en los registros electorales, no ve en la Constitución Política del 80 la causa directa de sus miserias y preocupaciones. Seguramente una mayoría votará por iniciar ese lento proceso de reforma constitucional, pero las luchas van por solucionar los problemas más acuciantes:

-La falta de buenos trabajos estables.
-Las pensiones misérrimas de sus padres y abuelos que afectan a la familia completa.
-Las largas esperas para las atenciones de salud.
-La necesidad de reducir la jornada laboral a 40 horas semanales.
-La corrupción de la policía, factor desconocido en Chile hasta hace pocos años.
-El desprestigio de los parlamentarios y altos funcionarios públicos derivados de sus altas remuneraciones y su desconexión con los problemas reales de la población.
-La falta de viviendas populares, dadas en propiedad o arriendo, que ha derivado en la formación de nuevas poblaciones callampas y conventillos.
-El abandono de una numerosa población de inmigrantes discriminados y explotados laboralmente.

Finalmente, pero no lo menos importante, la convicción que, desde la Presidencia de la República
en el Gobierno y hacia abajo en los escalones jerárquicos, no hay gente competente y dedicada a
solucionar los verdaderos problemas de la gente.

En las décadas pasadas siempre hubo un sector político que planteaba que la solución de los problemas de la sociedad chilena, pasaba por una modificación profunda del sistema económico y social chileno basado en un capitalismo ultra liberal, en la gran concentración de la riqueza y en la baja inversión en nuevos sectores productivos.

Para sorpresa de políticos de todos los colores y por cierto de la llamada izquierda socialista, no hay ningún programa político conocido que proponga un cambio de régimen económico en Chile, ni tampoco de realizar cambios profundos en el actual sistema económico. ¿Alguna explicación para ese cambio drástico en el programa de la izquierda más radical?. Desde luego ha influido el ya lejano fracaso de la ex Unión Soviética y sus países satélites, la estagnación económica sumada a la casi permanente crisis económica en Cuba, y de la inexplicable actual pobreza de Venezuela que solía ser el país más rico de nuestro sub continente.

La gran pregunta entonces es si hay dentro del sistema capitalista un modelo transformador que reemplace al neoliberalismo y asegure:

-Un crecimiento sostenido de la economía, una disminución de las desigualdades económicas, una democracia representativa amplia y sin interrupciones y una sociedad respetuosa de las personas diferentes en lo sexual y con limitaciones físicas.

Si existe ese modelo de sociedad y puede existir para países pequeños y medianos, entonces el capitalismo tendrá una vida larga y prolongada más allá de las siguientes décadas, pero si no existe, entonces habrá que buscarlo con ideas políticas nuevas y creadoras.

Ernesto Benado