Festival de la Dignidad | AGENCIA UNO
Múltiples organizaciones sociales han demostrado su descontento con la realización del Festival de Viña del Mar 2020, argumentando en muchos casos es «impresentable que se destinen recursos económicos, humanos y técnicos a la farándula festivalera mientras los cerros viven la precariedad del abandono».
Desde el viernes hasta el sábado se celebraron el el Anti-festival de los Cerros, organizado por Miraflores Activao, y el Festival por la Dignidad, convocado por Unidad Social, ambos en resistencia a la realización del Festival de Viña 2020 a pesar del contexto social.
En el Anti-festival, colaboraron juntas de vecinos de Monte Sinaí, el Centro cultural El Surco, el Centro comunitario Las Cañas, y el movimiento Viña de los cerros. El evento comenzó a las 12 del día con un pasacalles, según consignó El Ciudadano, el cual culminó en la cancha «Cruz del Sur».
Allí se presentó la Murga La Klandestina, un conjunto local que expresa temáticas de contingencia a través de rutinas teatrales y el ritmo rioplatense, según declaran desde la organización. En esa agrupación participa Matías Orellana Recabarren, profesor de 26 años que perdió su ojo derecho a raíz de una bomba lacrimógena disparada por Carabineros.
Además, recalcan que Viña del Mar es la ciudad que reúne la mayor cantidad de personas viviendo en campamentos de todo Chile, en donde son más de 24.000, sobre el 7% de la población de toda la comuna.
Por su parte, el Festival por la Dignidad se realizó en la tarde del viernes, convocando a distintos artistas en la Plaza de la Dignidad de Viña del Mar (ex Plaza Sucre).
En el evento, también conocido como «El festival popular de Viña», se presentaron artistas de tras-soul, cumbia y rock en conjunto con actos de magia.
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De acuerdo con la organización, declaran que el «festival es un acto de crítica activa a la realización del Festival de Viña, ya que consideramos una falta de respeto a la comunidad su realización, el gasto económico, el contingente represivo destinado y el desvío de atención mediante la frivolidad a problemáticas sociales y comunales que llevan años sin resolverse».
A esto, le agregan que «creemos que es impresentable que se destinen recursos económicos, humanos y técnicos a la farándula festivalera mientras los cerros viven la precariedad del abandono, mientras la salud en Viña se desmorona, mientras la represión sigue cobrando víctimas y el descriterio de los efectivos llega incluso a bombardear con gases las playas donde turistas, vecinos y vecinas disfrutan en familia».
