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Mon Laferte: «Si alguien camina detrás mío lo dejo pasar, no quiero que me violen»

Por: El Desconcierto | Publicado: 08.03.2020
Mon Laferte: «Si alguien camina detrás mío lo dejo pasar, no quiero que me violen» ARCHIVO AGENCIAUNO |
En una conmovedora carta que redactó para la última edición de Vogue México, la cantante y activista nacional ilustra su cruzada contra la violencia de género. Sus mejores declaraciones, en este artículo.

Mon Laferte, activista por los derechos de la mujer y la democracia, es una de las protagonistas de la última edición de Revista Vogue en su versión mexicana, publicación en la que participa bajo el rótulo de «pluma invitada». Y es justamente en este contexto en el que relata, a través de una conmovedora carta, su cruzada por la reivindicación social de las mujeres.

«‘Si cualquier mujer en cualquier parte del mundo, de cualquier edad, de cualquier color pide ayuda porque es atacada con violencia, vamos a responder a su llamado y buscaremos la forma de apoyarla, de protegerla y de defenderla’. La frase que introduce este texto, forma parte de las palabras del acto de clausura del segundo encuentro internacional de mujeres que luchan, convocado por las mujeres del Ejército Zapatista de Liberación Nacional realizado en el estado de Chiapas (…)  al que asistí en diciembre pasado. Estas palabras me marcaron y en mi corazón se selló el compromiso», dice acerca de la determinación que tomó.

«Voy a luchar por mis hermanas. Por las desaparecidas, las asesinadas, las acosadas, las golpeadas, las violadas, las explotadas, las migrantes, las violentadas de cualquier forma», con estas palabras Mon arranca su intervención en la conocida publicación a la que decide hacer importantes y conmovedoras revelaciones que compartió con Vogue.

«El encuentro me cambió la vida. Todo lo que viví (…) me dejó reflexionando sobre cómo estamos viviendo, cómo yo misma he normalizado durante toda mi vida la violencia hacia las mujeres (…) Cuando era niña pensaba que en el 2000, el mundo sería mejor; pensaba que el futuro nos traería grandes soluciones y que todo estaría bien. Pero lamentablemente estamos en el 2020 y, aunque hay algunas cosas que han mejorado, la violencia de género no se detiene», dice la activista en su relato.

«Desde los 13 años que salgo sola a la calle, siempre tuve miedo, no importa el sitio por donde camine, pueden ser grandes avenidas de las principales ciudades del mundo o pequeños callejones de algún pueblo, si me agarra la noche sola, busco los rincones más iluminados, porque tengo miedo; camino rápido, me hago la valiente (…) Si alguien camina detrás de mí lo dejo pasar, todo es porque tengo miedo y no quiero que me violen, pero ya no quiero tener miedo, no quiero ser valiente, yo debería ser libre», continúa.

«Llegué al encuentro pensando que tal vez podría sumar y apoyar a otras mujeres con sus movimientos, usar mi ventana de popularidad para visibilizar los casos de violencia de género o sencillamente escuchar, observar, vivir la experiencia. Finalmente, terminé en una terapia muy profunda, tuve momentos muy amorosos con otras compañeras que conocí en el encuentro, fui abrazada y escuchada; por primera vez sentía que alguien me entendía, que nadie me juzgaría (…) ellas vivieron lo mismo que yo y hoy todas compartíamos una misma idea: la de luchar y convertir este mundo en un lugar más seguro e igualitario», agrega.

«Escuché varios testimonios, entre ellos el de Aracely, mamá de Lesvy Berlín Rivera asesinada el 3 de mayo del 2017; el de Lidia, mamá de Diana Velázquez Florencio desaparecida y asesinada el 2 de julio de 2017. También, el de María Lourdes, mamá de Norma Dianey García García desaparecida en enero del 2017. Con ella tuve un momento muy duro; me contó que su hija escuchaba mi música y que el último posteo de Norma fue una de mis canciones, me pidió ayudarla a difundir información para encontrar a su hija. Ahora me siento más enojada que nunca. ¿No debería este ser un tema a tratar diariamente? ¿No deberíamos todas y todos buscar a Norma incansablemente?», se cuestiona la artista que hace algunas semanas se presentó en el Festival de Viña.

«Pensaba que con decir que soy feminista y ponerme el pañuelo verde, era suficiente, y al decir esto no quiero minimizar las maneras de luchar de cada quien, pero sentía que necesitaba hacer algo más, empezar por un cambio profundo internamente, una forma de vivir individualmente, luego movilizarme y ser parte de comunidades feministas: luchar colectivamente», dice sobre su cruzada por la mujer que hoy la mantiene plenamente activa.

«Estoy en la etapa de aprender a luchar en colectivo, la unión hace la fuerza y, paralelamente a estas ganas de cambiar el sistema, hay un cambio profundo en mí, ya que de otra manera no sería posible, ¿verdad?
Ahora (…)  me miro en el espejo y veo todas mis actitudes machistas, ahora cuestiono mi comportamiento y observo si mis opiniones han sido de verdad mías o si de tanto escucharlas las di por propias (…) Me recuerdo tratando de verme ‘seria’, usando la ropa más ‘masculina y sobria’, para poder ser tomada en serio en una reunión de trabajo y también usando ropa ‘bonita’ de ‘artista’ de ‘alfombra roja’ para ser aceptada», confiesa la chilena antes de pormenorizar aún más acerca de su pasado.

«Me recuerdo juzgando a otras mujeres por su apariencia: una mujer debe comportarse y vestirse correctamente para la ocasión (en referencia a mi gesto en los Latin Grammy 2019 para denunciar la situación en Latinoamérica). Si me pongo un vestido transparente seré aplaudida, si desnudo mi cuerpo para expresar mis ideales, soy una loca, feminazi. Si muestro mucho soy puta y lo hago pa’ vender (…) Me recuerdo haciéndome la ruda con mis amigos, celebraba sus ‘bromas’ machistas, me tomaba con ‘humor’, me recuerdo llamando niñita a mis amigos por ser cobardes y me recuerdo con miedo, con mucho miedo de no ser aceptada por ser feminista, entonces yo negaba. Me creía feminista, pero en cuanto podía criticaba a quienes pensaban diferente; era realmente una persona llena de miedos», transparenta Laferte con brutal honestidad y deja claro que no irá por la vida «pidiendo permiso y disculpas por ser mujer».

Hoy se asume «decidida a luchar por cada una de ellas: por las desaparecidas, las asesinadas, las acosadas, las golpeadas, las violadas, las explotadas, las migrantes, las violentadas de cualquier forma. Voy a luchar porque no quiero que lo que he vivido, ni lo que han vivido mis compañeras se repita en otra mujer en cualquier lugar del mundo».

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