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«Si no trabajo, no como»: Los trabajadores independientes a los que el coronavirus no les da tregua

Por: Natalia Figueroa | Publicado: 19.03.2020
«Si no trabajo, no como»: Los trabajadores independientes a los que el coronavirus no les da tregua |
“No saco nada con quedarme en la casa porque, de qué vamos a vivir. Y no es porque no quiera cuidarme. Pero, dígame, de qué vivo”, expresa una vendedora ambulante que reconoce que, de hacer cuarentena, no llega con el sueldo a fin de mes. Esta es una realidad para más de dos millones de personas que trabajan de manera independiente y en condiciones de informalidad, y que hoy enfrentan la crisis sanitaria desde el sector más precarizado del mercado del trabajo. El comercio, turismo, ferias libres, transporte, proveedores de la salud y de aseo, son rubros que se verían seriamente impactados por la paralización de actividades.

Mientras por televisión y redes sociales muchos han escuchado la recomendación del gobierno de quedarse en la casa y reducir al mínimo los encuentros sociales, en las calles muchas personas mantienen su irrenunciable rutina laboral. Para muchos el ‘teletrabajo’ no es una opción.

Es el caso de Solange, quien vende vasos de frutas a la salida del Metro Universidad Católica. Viaja todos los días desde La Pintana a instalarse con su carro hasta entrada la tarde. Para ella, entrar en fase cuatro de la pandemia ha significado una importante merma de las ventas: ha ganado entre $20.000 a $25.000 diarios, un monto que en los días buenos se duplica. En lo concreto, esto se traduce en mayores preocupaciones para llegar a fin de mes y en la capacidad de invertir. “Tenemos que comprar de nuevo los vasos, las bombillas, los hielos (…) Y si no salimos a trabajar no llevamos el pancito a la casa”, explica.

Un poco más allá, frente al GAM, Roxana está instalada con una variedad de pañuelos para ir a las marchas. Pero ha vendido poco y nada. El día anterior fueron dos mil pesos, lo mismo que gastó en pasajes, entre micro y metro, para llegar desde Lo Prado. A principios de marzo las ventas eran buenas: alrededor de $20.000 diarios. Pero con todo esto, cree que va a tener que buscar otra cosa novedosa en qué invertir. Sus dos hijos se quedaron en la casa porque están sin clases. Para ella no hay elección: “No saco nada con quedarme en la casa porque, de qué vamos a vivir. Y no es porque no quiera cuidarme. Pero, dígame, de qué vivo?, expresa. Llegó a las 10:00 a.m y esta tarde se va a ir a las 20:00 p.m. esperando que repunte un poco la venta, aunque lo ve muy difícil.

A diferencia de ella, Alberto lleva puesta una mascarilla y también guantes para vender mote con huesillos, en la esquina de Portugal con Alameda. “No queda de otra, hay que mover el negocio”, dice. Ha tomado los resguardos porque manipula alimentos y es su responsabilidad con los clientes. Todos los días traslada el carro y los implementos desde centro hasta este lugar de gran afluencia de gente. Lo único que puede hacer es cuidarse con una mascarilla y lavarse las manos, porque, por lo pronto, no ve la posibilidad de dejar de trabajar.

Cuarentena económica

Lo anterior es la realidad un amplio sector de trabajadores que se ven impedidos de suspender sus actividades porque lo hacen de manera independiente y, muchos, en condiciones de informalidad laboral.

Marco Kremerman, investigador de la Fundación Sol, pone los datos en perspectiva: del total de ocupados en el país, casi 9 millones de personas, alrededor de 39% (casi 3 millones 600 mil personas) no cuenta con contrato de trabajo. En esta categoría se encuentran los trabajadores independientes (cuenta propia, empleadores y familiar no remunerado); dependientes que cumplen horarios y reciben órdenes, pero que no tienen contrato de trabajo; finalmente, los trabajadores a honorarios. Aquí, los independientes representan el 26%, es decir, un poco más de 2 millones 300 mil trabajadores.

Kremerman lamenta que las políticas necesarias, y urgentes, para frenar la propagación del virus estén completamente desalineadas con las condiciones materiales en el país. “[La pandemia] nos pilla en un paraíso del neoliberalismo que precariza trabajadores. En estos momentos, las personas tienen más miedo a perder el empleo, su generación de ingresos, que a contagiarse del virus, lo que es terrible”, sostiene.

Por lo mismo, estima que el gobierno debe asegurar ingresos para costear las necesidades básicas en los hogares y que se decrete el cese del pago de deudas en algunas situaciones (como las hipotecarias o de consumo). Esas medidas al corto plazo para paliar la crisis.

Amplía también el escenario para los trabajadores que cuentan con contrato, pero que tienen bajos salarios -la mitad gana menos de $480 mil- y que se ven en la necesidad de complementarlo con un trabajo informal, como segunda fuente de ingresos. “Los trabajadores tampoco no van a poder salir de su casa para demandar a sus empleadores porque no están regulares sus contratos”, apunta Kremerman.

Así también, Gianina Figueroa, directora de la Unión de Organizaciones Gremiales de Micro, Pequeña, Mediana Empresa y Empresarios, Trabajadores por Cuenta Propia o Autónomos (Unapyme), ve que el panorama es complejo para este sector, sobre todo para el comercio, turismo, ferias libres, transporte, proveedores de la salud y de aseo.

Las pymes se ven afectadas en gran medida por la repartición desigual de los recursos, pese a que representan el 60% de los puestos laborales. Aun así, los sueldos son bajos y, en muchos casos, impactan en el núcleo familiar. Es por eso que Figueroa cree que se deben tomar medidas urgentes como: dar un subsidio directo a las pymes y a sus trabajadores para poder sostener el empleo; aplazar créditos a las pymes entre 6 y 18 meses, sin generar intereses ni gastos de ningún tipo; que se suspenda el pago de IVA, por lo menos tres meses, para pymes con ventas inferiores a UF $75.000 ($2.141.222), entre otras.

La situación se ha vuelto preocupante para un amplio sector de trabajadores que recién se ven enfrentados a los primeros días de la crisis sanitaria. Hasta ahora el gobierno ha declarado estado de catástrofe, pero no ha paralizado por completo el sector productivo. Aunque todo indicaría que se entrará en una etapa de cuarentena donde las condiciones de los trabajadores independientes sin duda será un tema que tocar.

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