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Acá lo que se castiga es la pobreza

Por: Militza Meneses | Publicado: 05.04.2020
Acá lo que se castiga es la pobreza Carabineros en Lo Hermida | AgenciaUno.
El gobierno de Piñera ha optado por la represión en tiempos de pandemia. La misma que desde Octubre dejó el triste registro de graves y sistemáticas violaciones a los derechos humanos. Más de 2.000 personas detenidas durante la revuelta permanecen recluidas en distintas cárceles del país, expuestas al contagio por coronavirus dada la insalubridad en los recintos penales.

Los protocolos y medidas sanitarias aplicadas con éxito en China, han sido un ejemplo para varios países quienes han aplicado la cuarentena como una medida esencial para prevenir la multiplicación del contagio de coronavirus y evitar la saturación del sistema salud. En Chile el gobierno no la aplica porque, en su oasis, la lectura es que el aislamiento social no es efectivo y ha fracasado en varios países.

En realidad lo que esconde esta decisión es la elección de la producción por sobre la vida de los/as trabajadores/as. Si fuese al revés hace rato hubiesen decretado cuarentena, bajo el reconocimiento de que nuestro sistema de salud es precario, (porque hace décadas sufre el peor de los abandonos) y colapsaría frente a un gran número de personas infectadas. La evidencia muestra que todos los inviernos el sistema de salud se ve desbordado por las enfermedades estacionales, imaginen como será la cosa con la llegada de la pandemia.

Paradojalmente, la medida estrella fue declarar toque de queda. Al parecer en este país todo, incluso las medidas tomadas frente a una pandemia, deben tener un “tufillo» dictatorial. Entre paréntesis ¿de qué sirve un toque de queda nocturno para evitar contagios? La respuesta a la pregunta anterior, podría ser no contribuye en nada, lo cual es cierto. Pero si aceptamos esa respuesta, perdemos de vista que el toque de queda se está utilizando para pacificar las expresiones de la revuelta de Octubre que se resisten a cesar en la Región Metropolitana y regiones, porque a los abusos que llevaron al estallido social, hoy se suma, en primer lugar, que una parte importante de los/as trabajadores/as siente que su vida es de segunda y que por esa razón no están siendo protegidos/as por las escasas medidas implementadas por el ejecutivo.

En segundo lugar, los/as trabajadores/as se sienten vulnerables y desprotegidos frente al contagio de un virus que los/as expone a ellos/as y sus familias a la muerte, les cuesta comprender que ante tamaño riesgo estén obligados/as a seguir trabajando. No es casual que 8 de cada 10 trabajadores/as se declare estresado/a por temor a perder su trabajo y dejar de percibir su salario (ACHS,2020). Claramente, la Dirección del Trabajo no ha estado a la altura para proteger los derechos de los/as trabajadores/as y, menos aún, su salud mental.

En tercer lugar, saben que el costo de esta pandemia lo pagaran los/as trabajadores/as, porque es probable que el Estado busque los mecanismos de salvataje para las empresas a través de subvenciones directas lo que, obviamente, no significará que una parte de sus acciones o la totalidad de ellas pasen a propiedad del Estado.

El gobierno de Piñera ha optado por la represión en tiempos de pandemia. La misma que desde Octubre dejó el triste registro de graves y sistemáticas violaciones a los derechos humanos. Más de 2.000 personas detenidas durante la revuelta permanecen recluidas en distintas cárceles del país, expuestas al contagio por coronavirus dada la insalubridad en los recintos penales. Los/as presos/as de la revuelta no han sido condenados/as (y probablemente, jamás lo sean) por lo que, perfectamente, podrían estar en sus casas junto a sus familias y seres queridos. El Congreso y el Estado tienen el deber de liberar a estos/as estudiantes y trabajadores/as, son ellos los que criminalizaron el derecho a manifestarse, son ellos quienes tienen la obligación de enmendar ese grave atentado a los derechos humanos.

Durante las horas de “aislamiento nocturno” la represión en comunas de la periferia de Santiago ha sido brutal, cientos de personas han sido expuestas a gases lacrimógenos… hablamos de personas de la tercera edad, niños/as, embarazadas, personas con afecciones respiratorias, postrados/as y otras enfermedades. En un contexto donde estamos a merced de un virus que ataca el sistema respiratorio, resulta paradojal el uso de estos medios represivos. Debemos ser el único país en el mundo que en estos duros días gasea a su población.

Alguien me podrá decir, que los pobres en este país son reprimidos/as porque incumplen el toque de queda. A ellos respondería que para los/as vecinos/as del sector oriente que durante el toque de queda participan en fiestas o carreras ilegales la represión no ha sido la misma. Para aquellos/as que luego de volver de sus viajes han incumplido la cuarentena, la represión no ha sido la misma, aún cuando han atentando contra la salud pública y la vida de miles de chilenos/as

Sin duda, acá lo que se castiga es la pobreza.

Militza Meneses