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Habla el padre de Nicolás Ríos, detenido de la revuelta social en Santiago 1: «Desde ayer no están aceptando la ración alimenticia»

Por: Carolina Ceballos | Publicado: 07.04.2020
Habla el padre de Nicolás Ríos, detenido de la revuelta social en Santiago 1: «Desde ayer no están aceptando la ración alimenticia» NICOLÁS RÍOS |
Mientras los casos de COVID se multiplican en nuestro país, con Puente Alto como una de las comunas con un importante número de contagios, al interior del penal, la población de internos se moviliza exigiendo medidas de resguardo para enfrentar la pandemia. La presión ya comenzó en el módulo 14, donde desde ayer se empezó a rechazar la comida que se les entrega.

«Cada día es un calvario para nosotros. Vernos enfrentados a esta situación, a tener a nuestro hijo menor detenido en Santiago 1. Es difícil. Pero también los muchachos nos han ido enseñando un poco más acerca de su lucha, de su necesidad por querer cambiar este mundo, su necesidad de justicia social, por una oportunidad en esta vida. Eso nos hace tener la convicción de que ellos han hecho una lucha justa, aún cuando todo eso haya significado perder su libertad, ser golpeados, amenazados y torturados en muchos casos».

Así describe Camilo Ríos el proceso familiar que han vivido en los últimos meses, luego que Nicolás, su hijo, fuera detenido, golpeado y arrestado violentamente por Carabineros de civil en el cerro Santa Lucía el 10 de enero, en medio de la revuelta social que se desató el pasado 18 de octubre. La escena fue grabada y viralizada por redes sociales, mostrando un procedimiento violento y nunca antes visto.

La última semana de febrero, una medida cautelar del juez Daniel Urrutia le permitió regresar a su casa, hasta donde llegó bajo arresto domiciliario. Pero duró poco. Y es que el 2 de marzo, la Corte de Apelaciones Santiago dictaminó que el joven tenía que regresar a prisión, lugar al que fue llevado tras ser formalizado por lanzamiento de artefacto incendiario, un episodio que su padre repasa con dolor. Y algo de alivio.

«Cuando fue secuestrado y golpeado por esa ya famosa brigada lobo, afortunadamente había personas que se encontraban ahí grabando. Debemos agradecer eternamente a esta persona que hizo el video y que subió rápidamente a las redes, porque tenemos la seguridad de que le salvó la vida a Nico. De no haber sido así, sería otra la historia que estamos contando», dice Camilo, antes de relatar cómo han vivido como familia esta segunda etapa del proceso, marcada por la pandemia del coronavirus, que adiciona una cuota de dolor extra a la familia.

«Nos hemos ido desencantando del sistema judicial chileno y de todos sus protagonistas, donde la única misión que ellos tienen -encomendada por el gobierno- es la de castigar a los muchachos, de dar un ejemplo para que nadie más sea capaz de atreverse siquiera a cuestionar las medidas con que ellos gobiernan», dice convencido.

Sobre el duro presente judicial, comenta: «están en un ir y venir, de tribunal en tribunal, de sala en sala. Muchas veces los jueces les dan la libertad, como pasó con Nicolás en su momento, pero la Fiscalía apela constantemente, usa todas sus artimañas con el fin de que en las cortes de apelaciones y en la Corte Suprema, sean revocadas todas las medidas cautelares que signifiquen algún beneficio para los muchachos», dice, aludiendo a su hijo y a otros jóvenes que fueron apresados en la revuelta social que comenzó en octubre último.

«Ha sido muy doloroso ver cómo el sistema judicial chileno no es capaz ni siquiera de avisarle al abogado que había perdido la apelación. Y nos encontramos con un operativo impresionante en nuestra casa del OS9, por un estudiante universitario que nunca ha provocado ningún problema en esta sociedad ni a nadie, un hijo muy tranquilo, el menor de tres hermanos. Sin embargo, nos vemos enfrentados a un operativo donde se venía a buscar, prácticamente, al delincuente más peligroso de esta sociedad», recuerda sobre ese día de la última semana de febrero que, seguramente, jamás olvidará.

Respecto de las últimas visitas que le ha hecho a su hijo, que se han discontinuado producto de las medidas que se han decretado para enfrentar la pandemia del coronavirus, cuenta que hace dos jueves pudo entrar a verlo. «Ahí me encontré, una vez más, con las familias, los padres, las pololas, compañeras y amigos de los muchachos que están en el módulo 14 detenidos», relata.

«Nos miramos, nos abrazamos, nos consolamos y tomamos una fuerza increíble para estar con nuestros hijos, para verlos, ver sus caritas, sus sonrisas, para tener ese abrazo, ese cariño, ese beso; para preguntar, ¿cómo estás?, ¿cómo te ha ido?, ¿cómo te han tratado?, ¿está todo tranquilo?, ¿la celda donde estás tiene luz?, ¿está limpia?»,cuenta Camilo sobre los encuentros con su hijo.

«Son situaciones que, tal vez, parecen domésticas, pero en una condición tan terrible como estar sin luz, encerrados desde las 17:00 horas sin mucho que hacer. Los muchachos tratan de compartir ese tiempo con una guitarra que tiene uno de los internos que es músico, aprenden a tocar, cuentan sus historias, se consuelan y van aprendiendo a hacerse hombres cada día en ese intenso mundo que se vive», agrega.

En tiempos de coronavirus, todo se torna más complejo y Camilo Ríos así lo vive y lo siente: «Con Nicolás nos abrazamos, más allá de las indicaciones que se me hacía por parte de mi compañera, que me decía ‘no lo toques, no lo abraces, no le lleves virus’, no lo pongas en riesgo, aún cuando nosotros en la fila, para ingresar a verlos, nos bañamos con Lysoform para tratar de no llevar ninguna bacteria que los ponga en riesgo, para poder abrazarlo y decirle cuánto lo queremos».

«Fue muy doloroso para nosotros; para ellos también. Cuando vemos sus caritas de niños haciéndose hombres, haciéndose fuertes, nos damos cuenta de que, seguramente, juntan la pena de la semana para estar más fuertes ese día y darnos a nosotros la alegría de verlos firmes y seguros de su lucha», plantea Camilo. «Esas tres horas que podemos estar juntos se hacen tan cortas, a veces podemos hablar a través de algún teléfono arrendado, para saber cómo está», agrega.

Respecto del último debate sobre la posibilidad de cumplir prisión preventiva en caso, Camilo dice que «nadie está pidiendo que se eliminen los juicios, lo que se pide es una pena en sus hogares, que puedan llevar la medida cautelar en sus hogares, donde nosotros podamos compartir con ellos este período que es tan peligroso, tan riesgoso, que avanza insospechadamente, se viene el otoño, el invierno, con lluvia, lo cual hace proliferar enfermedades.

Los motines en Santiago 1 y la huelga de hambre

Cuando Camilo vio por última vez a su hijo, Nicolás le pormenorizó algunas situaciones por las que ha atravesado durante marzo, con la pandemia ya instalada en nuestro país. Una de ellas fue el primer motín del que se tuvo información en el penal, hace poco más de dos semanas.

«Nos contó que sabían un poco antes, pero así lo sabía todo el mundo al interior de la cárcel. Y afuera también. Esto se propagó muy rápidamente, de hecho, muchos de los internos no quisieron participar, porque ya era un secreto a voces y era mucho más peligroso participar que no hacerlo», relata.

«Ahora, esto ocurre en otra torre, lejana a donde están los chicos de la galería del módulo 14. Nadie participa, de repente estaban almorzando y se les encierra en el casino. Posteriormente, se les lleva a su módulo y a su celda, donde se les mantiene encerrados hasta el otro día, sin su ración de comidas. Tuvieron una semana donde no tenían almuerzo, sino una colación que era un jugo y un sándwich», ilustra. «En relación al coronavirus, Nicolás me ha dicho que saben de casos que hay en la cárcel», agrega.

Sobre lo mismo, Camilo explica que «los muchachos empezaron con una medida de rebeldía de resistirse ante la poca ayuda de Gendarmería respecto al COVID-19. Desde ayer no están aceptando la ración alimenticia que se les está enviando, ya que es una colación que viene desde afuera, que es un sándwich y un jugo, cosas envasadas. No les están haciendo comida adentro, por lo tanto, están rechazando esa ración, se están batiendo solo con lo que les pueda enviar uno en la encomienda del lunes.

Cuando le consultamos acerca de las medidas específicas contra la pandemia que alcanzó a observar al interior del penal, Ríos padre asegura que son inexistentes. «Son como las que se toman en el país, nulas. Cuando vas a la cárcel, no te encuentras ni con un dispensador de alcohol, ni alguien preocupado de las mascarillas, ni con alguien que te ofrezca un guante o alguna cosa. Cuando tú llevas esos elementos, el trato es muy particular. Cuando fuimos, el jueves anterior a la semana pasada, a la polola de Nicolás le requisaron los guantes y el alcohol gel. Solamente le dejaron entrar la mascarilla», transparenta.

La pandemia monopoliza el discurso de Camilo, quien accedió a relatarnos cómo son sus días desde que el COVID-19 adiciona motivaciones que lo abruman. A él y los suyos. «Estamos con la preocupación por este tema del coronavirus y tantas otras enfermedades y otras cosas que pueden haber dentro de la cárcel. Hemos llevado guantes, mascarillas, alcohol gel y solo una vez hemos podido entrar con todo. Cuando podemos hablar por teléfono, le hacemos mucho hincapié de que se cuide mucho, de que limpie su pieza, le mandamos limpiapisos mezclado con cloro, para que puedan limpiar bien adentro, para que puedan mantener el aseo», puntualiza Camilo.

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