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Opinión

¿Es mejor pedir perdón que pedir permiso?

Por: Jaime Coloma | Publicado: 13.04.2020
El covid-19 ha dejado entrever todo eso. Personas que no respetan la cuarentena, autoridades que arman mesa de ayuda a la que no escuchan y desarrollan políticas acordes a sus ideas e intereses ideológicos neoliberales sin mediar el otro relato, ocultamiento de información, medios de comunicación que siguen haciendo un espectáculo de la noticia, negación de la realidad, acusaciones de extremo pesimismo y tantas otras cosas que posiblemente se me quedan en el tintero.

Durante mucho tiempo he escuchado la frase “es mejor pedir perdón que pedir permiso”, constantemente veo como el lenguaje establece una forma de ser y hacer realidad y las personas terminan naturalizando comportamientos acordes a sus dichos. Como se dice el lenguaje crea realidad. Se transgreden reglas y se pide perdón si somos descubiertos – obviamente si esto no ocurre, quiere decir que logramos nuestro objetivo e hicimos que el sistema se corrompiera -.

Hace un tiempo en un evento vi como una mujer insistentemente le pedía un beso en la boca a un hombre conocido públicamente por su trabajo en televisión, éste se negó apelando al  compromiso que tenía con su esposa, la mujer le dijo que de que se preocupaba si su conyugue no estaba ahí y evidentemente no se iba a enterar, el hombre refuto sus palabras diciéndole que eso daba lo mismo porque sí estaba en su cabeza, en su vida, formaba parte de él mientras estuvieran comprometidos. Esta situación, que es real, establece algo de lo que carecemos en nuestro diario vivir, la capacidad de autocontrol y autorregulación. No sabemos qué es eso, no lo entendemos, por lo mismo, si dejamos una embarrada no importa, se pide perdón total, hoy por hoy todo el mundo lo hace, deja embarradas y después pide perdón.

Lo preocupante de ésta naturalización del dicho es que se crea la idea de que no es grave y de que el perdón es infinito.

Dicen por ahí que la paciencia es una virtud y así como queremos engañar y engañarnos –  la pillería del chileno – también queremos ser virtuosos. Estamos dispuestos a colaborar en cuanto bingo o campaña de ayuda se nos presente y nos encanta creer que somos el país más solidario del mundo – siempre y cuando esa solidaridad no se vea reflejada en iguales oportunidades para todos y mismos derechos de salud y educación. Nos encanta ser exclusivos y creer que pertenecemos a una élite -. Somos algo así como una sociedad rara y contradictoria. Queremos ser buenos per nos encanta engañar y ser ventajeros.

El covid-19 ha dejado entrever todo eso. Personas que no respetan la cuarentena, autoridades que arman mesa de ayuda a la que no escuchan y desarrollan políticas acordes a sus ideas e intereses ideológicos neoliberales sin mediar el otro relato, ocultamiento de información, medios de comunicación que siguen haciendo un espectáculo de la noticia, negación de la realidad, acusaciones de extremo pesimismo  y tantas otras cosas que posiblemente se me quedan en el tintero.

¿Qué va a pasar con todo eso? La respuesta es simple, primero se dirá que no se entiende el descontento, si hay una continuación del estallido social, también dirán que no lo vieron venir, los medios de comunicación tradicionales – sobre todo la televisión y alguna prensa escrita que aún no quiere asumir su evidente postura ideológica e ideologizadora – tratará de ocultar o disfrazar la información, hará un encuadre de los hechos tal que permita entenderlos como ellos quieren que se entiendan y seguirán enarbolando esa tremenda mentira de que son objetivos: ¡¡¡Ni la prensa es objetiva ni los comunicadores lo somos!!!

Pero nada de esto importa realmente porque detrás de todo siempre hubo una buena intención. Todo se hace para que la sociedad completa no sufra. ¿Para qué hablar con la verdad si es mejor creer que estamos en un oasis? ¿Para qué darnos cuenta que somos una sociedad egoísta e individualista si cuando “Chile ayuda a Chile”,  “la Teletón” o el bingo del barrio somos los más solidarios? ¿Para qué ver la realidad si nos han hecho creer que es más fácil vivir en la negación y la ensoñación? La respuesta para mi  es obvia: la única forma real de resolver un problema es viéndolo, NO ocultándolo o alivianándolo con adornos pasajeros.

Pero aquí estamos, con varios de nosotros encerrados, medio o completamente angustiados pensando en que va a pasar, mientras otros rompen las reglas, hacen fiestas, salen a sus segundas viviendas y declaran cosas como que hay que salvar la economía y hacer la perdida de algunas vidas porque total si la cosa se pone fea pido perdón y ya. Además todos sabemos que es mejor pedir perdón que pedir permiso.

Jaime Coloma