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¿Qué tipo de sociedad queremos las y los Chilenos?: el dilema ético, cultural y moral que desnuda la pandemia

Por: Gianina Figueroa | Publicado: 23.04.2020
¿Qué tipo de sociedad queremos las y los Chilenos?: el dilema ético, cultural y moral que desnuda la pandemia | Foto: Agencia Uno
El neoliberalismo sostiene que el mundo privado y el dogma ideológico de la rentabilidad son la viga maestra para que toda la actividad humana, desde esta filosofía económica permitirá el desarrollo pleno de las personas y de la sociedad entera, sin la intervención del estado y solo regulada la vida por las leyes del mercado es decir por la oferta y la demanda.

Etnos es una palabra griega que significa comportamiento. De ethos deriva el término ética, que es el estudio de la actividad o conducta humana en relación con los valores. El ethos refiere al modo de comportamiento o rasgos de la conducta humana que forman su personalidad y su carácter.

Es el ethos de nuestra sociedad la que en estos momentos se transparenta y se sincera, se muestran con nitidez las personalidades, los rasgos de la conducta, el carácter y la personalidad de lo que somos, nuestro comportamiento habla por nosotros mas allá de toda mala o buena intención, son los hechos los que priman a la hora de hacer la relación de conductas con principios y valores, y resulta que esta simetría arroja por cierto datos preocupantes, no solo por el impacto sanitario de la pandemia en la salud pública y en la vida cotidiana de los chilenos, hoy podemos visualizar este trasfondo moral desde un cuerpo de ideas, principios y creencias  que fundamentan y obligan a tomar este tipo de decisiones gubernamentales.

El neoliberalismo sostiene que el mundo privado y el dogma ideológico de la rentabilidad son la viga maestra para que toda la actividad humana, desde esta filosofía económica permitirá el desarrollo pleno de las personas y de la sociedad entera, sin la intervención del estado y solo regulada la vida por las leyes del mercado es decir por la oferta y la demanda.

Son demasiados los ejemplos de como este tipo de pensamiento económico, ha impuesto perversamente los intereses económicos privados de las grandes empresas por sobre el bien común, la salud pública y  por sobre los interés de los chilenos, 10 millones sin poder optar al bono Covid 19, cientos de micro empresarios enfrentados a la indiferencia y el abandono, Isapres que rechazan licencias médicas por Covid 19, empresarios despidiendo trabajadores, los trabajadores gastando su seguro de cesantía, somos el único país que cobra por el test, precariedad en los hospitales, cierran botillerías de barrios, para favorecer cadenas de supermercados, quieren abrir los Mall y que los trabajadores públicos vuelvan al trabajo, que los niños y profesores vuelvan a clases pero aun así no se puede hacer el plebiscito, ni reuniones , ni manifestaciones ni protestas, nada dicen de los abuelos abandonados y aislados sin visita en cuarentena total, en los hogares de ancianos, como nada dicen de los menores del sename aun en un confinamiento total de seguro dramático,  impresionante perversidad en las autoridades en el manejo de las cifras, mentiras y montajes publicitarios, etc. etc. etc.

Es por cierto la hora de respondernos las preguntas fundamentales que han surgido en medio de todo este proceso y que provocan reacciones de asombro, desilusión, irritación y rabia declarada ante tanta desigualdad, ante la desidia oficial, ante la indiferencia de las elites, ante los privilegio de las minorías, ante la desigualdad de trato, en el dolor de los marginados, en el dolor de los trabajadores que por la excepción nacional de catástrofe pierde su ingreso y cae junto a millones inmediatamente bajo la línea de la pobreza,  peor aun ante la valoración supremacista de diferenciar en categorías, tipos o clases de personas, que sabotea el emblema del liberalismo, la libertad, la igualdad y la fraternidad….el que pueda comprar en el mall tiene permiso, el que no pueda comprar sigue encerrado y abandonado, en la normalidad del mercado, sin estallido y sin pandemia, la mayoría de los chilenos luchan por lo suyo para los suyos, esta es la ÉTICA fundamental que fundó el liberalismo en el mundo y que por el mismo mundo con una pandemia de langostas el neoliberalismo invadió y pervirtió deshumanizando y desnaturalizando  el concepto de la libertad humana, para omitir todos los valores del humanismo liberal para  sacralizar sin moral a la economía como única y suprema fuente de desarrollo, este es el centro del asunto, no tenemos un problema solo político, social o económico, mas bien tenemos un dilema Ético, Cultural y Moral, respecto a qué tipo de sociedad queremos, (ojalá una que no declare inconstitucional todo beneficio para el pueblo) y que cambios debamos hacer a nuestras reglas del juego, para que cada chileno y chilena, sienta que pertenece a una nación que en casos críticos, como la catástrofe nacional, exista una sociedad que se hace cargo de sus miembros y que espera que exista un estado que abandone la distancia subsidiaria y se trasforme en un estado empático con todos sus habitantes.

Queda más  claro que nunca, que los ciudadanos puestos en este trance histórico, ante la nula credibilidad del gobierno en la inmensa mayoría de los chilenos, respecto a todos los dichos y hechos que hemos testimoniado en medio de esta crisis, proclamar la absoluta necesidad de tomar activamente una posición de desobediencia civil, (como han planteado algunos Alcaldes)  que ignore las decisiones irresponsables de esta autoridad, por el bien de la salud pública y la vida de las personas, más aun ha quedado claro también la necesidad imperiosa de retomar el trabajo ciudadano para sustituir y reemplazar la constitución vigente, que en la forma y en el fondo avala y permite este escenario de abusos y desigualdades y que garantiza para una pequeña elite, que encontró en esta constitución todo el andamiaje para vivir de sus prebendas y privilegios en desmedro de las grandes mayorías de Chile que viven con angustia, la indolencia de un estado que los abandona y funciona solo para los malos grandes empresarios.

Gianina Figueroa