¿Cuáles son las tareas de la Oposición durante este periodo?

Primero hay que poner este periodo en su contexto. No puede olvidarse que la crisis sanitaria surgió a continuación de las protestas de fines de octubre del 2019.

Tampoco hay que olvidar que, aunque seguramente los militantes partidarios participaron en las manifestaciones y las directivas los estimularon a hacerlo, el movimiento fue básicamente espontáneo, lo que significa que no fue dirigido por los partidos.

Incluso El Mercurio tituló en el último cuerpo del diario «Más de un millón doscientas mil personas se sumaron a la marcha más masiva del país». Y en el primer cuerpo «Santiago y regiones viven las mayores manifestaciones públicas registradas en Chile».

Por ello lo primero que debe hacer la oposición en estas circunstancias es reflexionar en esas protestas ciudadanas. En sus significados.

Hay que caracterizar que clase de hastío están reflejando; cuál es el malestar que impulsa a los manifestantes. Seguramente, si se le pregunta a los que participaron activamente, criticarán las desigualdades de este Chile donde los modelos neoliberales de la economía y de la cultura impulsan a la privatización de los comportamientos.

Esas manifestaciones, sin embargo, constituían un mentís al individualismo imperante.

Pero luego aparecieron los brotes de coronavirus. Cuya amenaza le permitió al gobierno desplazar el problema y apoderarse de la agenda pública.

Por ello la oposición en esta coyuntura debe hacer tres cuestiones principales.

Primero, lo que recién señalé: volver la vista al pasado inmediato para caracterizar las flaquezas de los partidos en esas circunstancias.

Segundo, debe pensar en el futuro político posterior a la cuarentena. Cada organización debe tener un proyecto y un plan, para lo cual debe reflexionar sobre los efectos de este brote en las diferentes poblaciones.

Tercero, debe analizar críticamente las decisiones gubernamentales, en las cuales se percibe claramente un aprovechamiento político de la coyuntura sanitaria.

Creo que tienen razón quienes dicen que la oposición no ha tenido un papel significativo en esta coyuntura. Por lo menos no ha participado activamente en los debates. Por supuesto, ni la televisión ni la prensa le otorgan demasiados espacios a los partidos opositores.

Pero tampoco han sabido conseguirlos. Para ello deben participar activamente en los debates sobre temas que han marcado y marcan actualmente la agenda. Por ejemplo, el funcionamiento de los colegios, el retorno apresurado de los funcionarios públicos a sus actividades, el papel de los alcaldes, incluso sobre las agresividades constantes de la principal autoridad sanitaria.

Para colmo, este último, mientras los ciudadanos estábamos encerrados en nuestras casas, se permitió salir de vacaciones a Europa. Una autoridad por encima de las leyes y reglamentos que él mismo ha dictado.

Por todos los desaciertos que comete el gobierno se necesita oír, hablar más alto a los diferentes partidos de la oposición.