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Opinión

Que la crisis no la paguemos las mismas de siempre

Por: Camila Rojas Valderrama y Nataly Campusano Díaz | Publicado: 06.05.2020
Que la crisis no la paguemos las mismas de siempre | Foto: Agencia Uno
Según señalan tanto la última Casen como los informes de Sernameg, un 9% de las personas en situación de pobreza son mujeres, y de igual forma, las mujeres que son jefas de hogar han ido en aumento y en términos de pobreza representan un 9,2% contrastando con el 6,2% de los jefes de hogar masculinos que se encuentran en esos índices. Ante esto, añadimos a las mujeres migrantes, que por cuestiones socioculturales aún se encuentran sin representación en nuestro país: un 11,8% de ellas se encuentran en pobreza y las que viven una situación de pobreza multidimensional alcanzan un 24,3%.

El año 2018 vivimos una oleada feminista que realizó una gran impugnación a las instituciones patriarcales que sigue remeciendo estas estructuras. Este año, y luego de la notoria ausencia de la ex ministra Isabel Plá ante los casos de violencia sexual ocurridos tras las protestas de octubre, se profundizó el quiebre con el ministerio, extendiéndose la desconfianza hacia todo el Ejecutivo. En este 2020, se han perpetrado ya 16 femicidios y la falta de políticas adecuadas y eficientes se transforman en desgarros que dejan al descubierto la omisión y falta de recursos en el Ministerio de la Mujer.

En el contexto de la pandemia del Covid-10, el Sernameg ha lanzado una campaña publicitaria centrada en la instalación de afiches en las ventanas, donde se apuesta por involucrar a vecinas y vecinos de diversas comunidades en los temas de violencia de género. Este cartel, solo informa los números telefónicos a través de los cuales, las mujeres que sean víctimas de violencia directa o indirecta, pueden acceder a orientación en cuanto a su situación en específico.

Esta medida, si bien necesaria, por sí sola se queda corta. Como señalan las organizaciones de mujeres y feministas, las mujeres víctimas de violencia se encuentran en múltiples estados de vulnerabilidad y requieren diversos tipos de apoyos. Como resultado de esta campaña, lo que ha ocurrido es que las llamadas al Fono Violencia entregado por Sernameg han aumentado en un 70% aproximadamente, sin embargo, hay una baja en las denuncias por violencia, pues el teléfono disponible solo contempla orientaciones en cuanto a Violencia Intrafamiliar y no incluye derivaciones ni mediaciones para prevenir.

ONU Mujeres decía en 2014 que Chile, en materias de violencia y cuidados, no tiene una política óptima para llevar a cabo intervenciones directas en esa línea que logren efectivamente prevenir la violencia de género. Lo sabido es que el poco presupuesto que presentan los organismos nacionales para llevar a cabo intervenciones que contemplen áreas multidimensionales son extremadamente acotados, y terminan dejando en evidente desamparo a las mujeres que, en primeras instancias, necesitan contención y acompañamiento, al mismo tiempo que cuidados y soluciones reales ante la violencia machista.

Recursos

Según señalan tanto la última Casen como los informes de Sernameg, un 9% de las personas en situación de pobreza son mujeres, y de igual forma, las mujeres que son jefas de hogar han ido en aumento y en términos de pobreza representan un 9,2% contrastando con el 6,2% de los jefes de hogar masculinos que se encuentran en esos índices. Ante esto, añadimos a las mujeres migrantes, que por cuestiones socioculturales aún se encuentran sin representación en nuestro país: un 11,8% de ellas se encuentran en pobreza y las que viven una situación de pobreza multidimensional alcanzan un 24,3%.

Con estas cifras, vemos cómo se agrava la situación de las mujeres y se profundizan las inequidades de la brecha de género y en especial cómo afectan las consecuencias económicas de la pandemia y la sobrecarga de cuidados, mediado por la imposibilidad de trabajar. El último estudio de Ipsos Chile deja en evidencia la precariedad de ingresos, mostrando que en un 62% el presupuesto familiar de jefas de hogar se vería impactado por la pandemia. Asimismo, la inseguridad laboral afecta más a las mujeres, dada la informalidad en la cual muchas se encuentran.

Esta situación empeora cuando ampliamos el foco de análisis, y le agregamos el criterio de acceso al agua, elemento esencial para enfrentar la crisis sanitaria. Según las cifras de Greenpeace al menos 400 mil personas se abastecen de agua mediante camiones aljibes, cifra que se debe analizar en conjunto a las 383.204 viviendas que no cuentan con agua potable en Chile, entendiendo que también muchas de las mujeres chilenas y migrantes se encuentran en esta situación, con altos índices de pobreza multidimensional y siendo jefas de hogar.

Municipios

El desorden y la falta de acciones en red que ha demostrado el gobierno ha ocasionado que los municipios tengan que maniobrar con los limitados recursos que tienen, dejando en evidencia la importancia que estos tienen en términos de articulación de redes locales y territoriales. En esa línea, vemos que las estrategias ministeriales no dialogan ni se colaboran entre sí, desaprovechando la oportunidad de generar intervenciones atingentes a la diversidad de necesidades que hoy se deben enfrentar en el contexto actual. Un ejemplo de esto lo vemos cuando el ministerio de vivienda aparece en las poblaciones entregando kits de emergencia, sin la articulación y coordinación con el Sernameg en la implementación de los planes comunitarios.

Una efectiva coordinación y mirada colaborativa entre ministerios y con articulación regional y comunal, reconocería que la prioridad de trabajo está en los territorios, lo cuales históricamente han sido liderados y mantenidos por mujeres y son ellas quienes saben cuáles son las necesidades locales, además de cómo cuidar. Lo anterior deja evidente que la apuesta por establecer planes comunitarios que tengan colaboración ministerial, deben considerar la participación de espacios regionales y principalmente de los municipios quienes dialogan diariamente con las actorías y sus articulaciones locales.

Para lo anterior, se hace evidente que enfrentamos una situación crítica en términos de la política pública con perspectiva de género, la cual se agrava en el actual contexto de pandemia. Hoy no solo necesitamos más recursos para atender de manera real las necesidades, por ejemplo, en materia de Violencia Intrafamiliar, sino también, que se aplique una mirada multisectorial que considere todos los índices de vulnerabilidad en los que se encuentran las mujeres de nuestro país, pues no podemos seguir omitiendo las falencias estructurales que afectan la vida de miles

Que esta crisis no la paguemos las mismas de siempre.

Camila Rojas Valderrama y Nataly Campusano Díaz