Pandemia, hacinamiento y salud

El Gobierno ha tomado la inexplicable decisión de que el Ministerio de Vivienda sea el que sufra el mayor recorte en su presupuesto: 610 millones de dólares menos, que sin duda impactarán en la política de vivienda y en el acceso a subsidios.

¿Cómo afecta esto? ¿Cómo se vincula con la salud y la pandemia? Veamos.

El 22 de marzo, James Trostle, antropólogo médico, en La Tercera advertía que el virus “se expandirá más fácilmente en lugares más densamente poblados”. El 13 de abril, El Mercurio publicó una nota titulada: “Tamaño de las viviendas y hacinamiento en zonas de cuarentena amenazan con aumentar contagios”. El viernes 17 de abril, La Segunda publicó en su edición especial un reportaje a cinco páginas que se titula: “Cuarentena en 40 M2: Mapas de vulnerabilidad frente al coronavirus”. Recientemente, el 8 de mayo, El Mercurio tituló en la portada: “Hacinamiento y necesidad de sustento diarios dificultan cumplimiento de cuarentena en RM”.

Lo anteriormente expuesto evidencia lo inexplicable del abrupto recorte en el presupuesto destinado a la cartera de vivienda y que afecta a la ciudadanía en general, pero en particular a las familias que viven en condición de allegados y que esperan desde hace mucho tiempo una solución habitacional que les permita salir de las condiciones de hacinamiento en que viven.

Además de lo inexplicable, demuestra una carencia absoluta de visión estratégica en el gobierno, tanto en lo que respecta a la construcción de viviendas, de incentivos para la reactivación económica, como también en lo que se refiere a contar con un plan y una estrategia para reducir las debilidades de nuestro país frente a la pandemia. Precisamente, una de ellas es el hacinamiento crónico que existe en algunos sectores debido a la alta segregación urbana, la pobreza y el encarecimiento de las viviendas.

Pero hay una buena noticia en esto: el alto hacinamiento crónico en nuestro país le enseñó a los pobladores a organizarse, a constituir comités de allegados y a luchar para obtener la vivienda, la casa propia. Eso que durante muchos años fue visto como una amenaza por los gobiernos, hoy es una tremenda fortaleza al tener un segmento de nuestra población que, si bien es vulnerable y está muy amenazado frente al COVID-19, también está altamente organizado, lo cual debe ser aprovechado y puesto a favor del esfuerzo público contra el coronavirus.

Con la medida actual de reducción del presupuesto del Ministerio de Vivienda, el gobierno corta cualquier posibilidad de vínculo y entendimiento con los comités de allegados; vínculo que puede ser muy valioso en esta pandemia. Vuelvo a insistir, son un segmento organizado de nuestra población cuya organización puede ser puesta en favor del esfuerzo público frente a la crisis de salud generada por el COVID-19.

Fortalecer el presupuesto del Ministerio de Vivienda y no reducirlo como está haciendo el gobierno, emprender esfuerzos de construcción por parte del Estado, le hace bien a la economía, nos protege de mejor manera frente a la pandemia, fortalece la convivencia nacional, la paz social y le cambia la vida a las familias de nuestro país.