Avisos Legales
Opinión

Sobre Piketty, Stiglitz y el miedo a exigirle más a los más ricos

Por: Camila Vallejo | Publicado: 16.06.2020
Sobre Piketty, Stiglitz y el miedo a exigirle más a los más ricos | /Getty Images
En el llamado a diálogo y unidad convocado por el Gobierno, el Presidente Piñera define los términos de un acuerdo que, nuevamente, no toca ni un peso a los súper ricos, entre ellos, a él mismo. Hoy día las y los parlamentarios deberán aclarar si están por defender el patrimonio del Presidente y sus amigos, o si se atreverán a pedirle un esfuerzo a quienes más tienen.

“Aquí, mientras tengamos, no le negamos el plato de comida a nadie, aunque no sea del barrio”. “El otro día llegó una familia con dos niñitos y ya se nos había acabado el almuerzo, se nos partió el corazón porque sabíamos que ese día no almorzarían”. “Nosotras nos levantamos temprano todos los días pensando qué vamos a cocinar hoy con las donaciones que nos han llegado”. “Aquí hay mucha necesidad y nadie nos escucha, no hemos recibido ninguna ayuda del Estado”.

Estas son algunas de las frases que he escuchado en ollas comunes que he visitado. Una vez más en la historia de nuestro país es el pueblo quien ayuda al pueblo. Esta vez, ha sido producto de la pandemia. A pesar de que los pocos ingresos de esas familias se han visto aún más reducidos, aflora la solidaridad de las clases populares.

En el distrito que represento lo vemos a diario. Hablo de La Pintana, Puente Alto, La Florida, San José de Maipo y Pirque. Tal como en esas comunas, en todo Chile hay personas que apenas están logrando llegar a fin de mes y aún así donan cajas de mercadería, algunos kilos de lentejas para la olla común, o hacen un aporte a una rifa de alguien que lo necesita. Mientras tanto, hay también quienes han construido sus fortunas personales en base al trabajo de cientos y miles de familias, y que hoy no están aportando con todo lo que podrían.

Eso por esta razón que hemos propuesto un impuesto, por UNA sola vez, al patrimonio de los multimillonarios de este país; un “Impuesto a los Súper Ricos”, que nos permita recaudar los recursos necesarios para que las familias no tengan que exponerse al contagio del Covid-19, ya sea por verse obligadas a salir a trabajar, o por tener que levantar ollas comunes para sus vecinos.

Para alguien que tiene una fortuna personal de 22 millones de dólares, por ejemplo, eso significaría pagar por una sola vez 550 mil dólares. Lo que señala el proyecto ingresado es que esa plata vaya directamente a financiar una Renta Básica de Emergencia. El 2,5% del patrimonio de los Súper Ricos que se pagaría en impuesto, alcanzaría para una recaudación de alrededor de 6 mil millones de dólares que podrían beneficiar a 11 millones y medio de personas por tres meses, sin distinguir entre trabajadores formales e informales.

No se trata de caer en las caricaturas burdas que normalmente intentan hacer de los comunistas; de que haya buenos y malos o que todos los empresarios sean malos. Sé que somos muchas las personas que estamos utilizando parte de nuestros altos sueldos para donar alimentos o insumos, así como hay empresarios donando ventiladores e implementos de salud. Cuando se trata de asegurar la vida y la salud de las personas, sin embargo, no podemos permitir que estas medidas queden al criterio o la buena voluntad particular de algunos y menos para el espectáculo.

La Renta Básica de Emergencia es urgente. Lo decimos ahora y lo dijimos hace un mes durante la tramitación del proyecto de gobierno de Ingreso Familiar de Emergencia, que ya ingresaba tarde. Presentamos propuestas y fórmulas para aumentar los montos y la cantidad de beneficiados, pero el gobierno y el ministro Sichel no quisieron moverse ni un peso por sobre los 65 mil pesos por persona. Esto les ganó a los ministros las felicitaciones de su sector: “UDI levanta a Sichel y Ward como los ‘halcones’ del gobierno tras triunfo en ley de ingreso familiar”, titularon algunos medios de comunicación. Se les reconocía mantenerse firmes en sus ‘convicciones’ y no ceder ante la izquierda. La presidenta de la UDI, Jacqueline Van Ryselberghe, incluso declaraba: “Sichel se mantuvo firme pese a los cuestionamientos de la izquierda; se ganó el respeto y el respaldo de la UDI”. No alcanzó a pasar un mes antes de que la misma senadora apareciera con una propuesta de su partido para aumentar el IFE y ambos ministros salieran de sus cargos en el gabinete.

También, en menos de un mes quedó en evidencia el interés de ganar ‘gallitos políticos’ y mientras tanto llegamos a más de 3 mil muertos. ¿Cuántas familias pudieron haberse quedado en su casa y no haberse visto obligadas a salir a trabajar si desde el principio se hubiese aumentado el Ingreso Familiar de Emergencia? ¿Cuántas vidas se pudieron haber salvado? ¿Por qué no se aprobó esto hace un mes? ¿Por qué perdimos ese tiempo tan valioso?

Acá el tema no se divide entre quienes quieren superar la crisis y quienes no. Más bien, la pregunta es, ¿quiénes y cómo deben ‘ponerse’ para que eso pase? Hoy, lamentablemente, vemos de nuevo cómo aflora la mezquindad. En el ‘gran acuerdo’ del Presidente Piñera, el nuevo Ingreso Familiar de Emergencia si bien aumenta, vuelve a quedar bajo la línea de la pobreza. Faltan sólo 93 millones de dólares mensuales para que este aporte, llegando al 80% de la población más vulnerable, no condene a muchísimos hogares a quedar en la línea de la miseria.

¿Otra vez llegaremos tarde y de manera insuficiente por miedo a tocar a los más ricos del país?

¿Por qué en el llamado a diálogo y unidad convocado por el Gobierno, Sebastián Piñera construye un acuerdo que nuevamente no toca ni un peso a los súper ricos, entre ellos, a él mismo? Hoy día las y los parlamentarios deberán aclarar si están por defender el patrimonio del Presidente y sus amigos, o si se atreverán a pedirle un esfuerzo a quienes más tienen.

No deja de llamar la atención que dos de los más renombrados economistas del mundo, Thomas Piketty y Joseph Stiglitz, hablan de 25% de impuesto a las grandes sociedades, de manera real con un sistema 100% desintegrado, no como sucede en Chile; y de avanzar hacia mayor tributación a la renta y el patrimonio. Mientras tanto, en Chile apenas plantear 2,5% a las fortunas personales causa una desesperación por cerrar la puerta a esta idea sin ninguna argumentación contundente. El mismo lunes Piketty señaló: “es importante entender que los impuestos de sociedades no son suficientes y deben ser parte de un sistema integral tributario progresivo, que contemple la renta y el patrimonio”.

Algunas de las preguntas que quedan pendientes y que todos los sectores políticos deben responder al país son: ¿seguiremos haciendo que la crisis la paguen la clase media, los trabajadores, las pymes y los más pobres? ¿Se superará el miedo a exigirle un poco más a los más ricos del país? ¿Por qué la rápida y feroz negativa siquiera a discutir esta medida? ¿Apoyarán un Chile que ayuda a Chile, de verdad, sin espectáculo, establecido por ley, en que sean los multimillonarios quienes ayuden a los más pobres? ¿O, simplemente, en medio de la peor pandemia de nuestra historia se dedicarán a defender los intereses de los mismos de siempre?

Quizás es el momento de aterrizar un poco al gran empresariado, para que sus representantes pongan más los pies en las calles sin pavimento de la ciudad, allí donde el pueblo da cátedras de ética y compromiso social.

Camila Vallejo