Estudio advierte crítica situación de ungulados en el mundo debido al crecimiento constante de la población humana

Por: El Desconcierto | Publicado: 25.06.2020
Estudio advierte crítica situación de ungulados en el mundo debido al crecimiento constante de la población humana Foto: @AVila-WCS /
Reciente estudio científico publicado en la revista “Frontiers in Ecology & Evolution” indica que el aumento global de la población humana y su efecto sobre los patrones ecológicos ha provocado cambios profundos en las comunidades naturales y las cadenas tróficas de distintos ecosistemas del planeta, cuyos efectos futuros son difíciles de proyectar. Actualmente seres humanos y ganado constituyen el 97% de la biomasa mundial de mamíferos.

Algunos de los mamíferos más grandes y espectaculares del mundo se están perdiendo silenciosamente, debido al efecto de las enfermedades, la fragmentación del hábitat, la deforestación, el cambio climático y el comercio de vida silvestre, entre otras causas, señala un nuevo estudio que aborda la situación de herbívoros grandes conocidos como ungulados (especies que caminan sobre los extremos de los dedos, usualmente cubiertos por una pezuña) en el mundo. Por ejemplo, los antílopes tibetanos y el huemul de la Patagonia y el takin de Bután, han sufrido reducciones significativas en sus tamaños poblacionales y distribuciones geográficas debido al crecimiento desenfrenado de la población humana, por lo cual se encuentran amenazados de extinción.

A menos que los factores de presión que los amenazan cambien de manera significativa, los científicos advierten que las comunidades y ensambles de especies que conforman las redes alimentarias no volverán a ser como fueron conocidas en el pasado. Redes alimentarias cambiantes y el impacto antrópico sobre la biósfera, hacen imprevisible el comportamiento de los ungulados en el mundo. Gran parte de lo que alguna vez fue predecible en términos de patrones y procesos ecológicos ya no lo es.

El estudio “Redes alimentarias destruidas y proyecciones complejas: comunidades modernas de ungulados frente al crecimiento constante de la población humana” (Disassembled Food Webs and Messy Projections: Modern Ungulate Communities in the Face of Unabating Human Population Growth), publicado en la revista Frontiers in Ecology and Evolution y producido por Joel Berger y Alejandro Vila, de Wildlife Conservation Society (WCS), junto a Cristóbal Briceño de Facultad de Ciencias Veterinarias y Pecuarias (FAVET) de la Universidad de Chile, Tshewang Wangchuk, de Bhutan Foundation, y Joanna E. Lambert, de University of Colorado Boulder.

Redes alimenticias irremediablemente alteradas y efectos de las enfermedades

El estudio se centra en las diferentes modalidades de disrupción ecológica, directas e indirectas, que están moldeando un papel cambiante de los ungulados en los ecosistemas globales, abordando cómo han sido alteradas las interacciones ecológicas entre especies. “Los patrones naturales de resiliencia son difíciles de lograr en un contexto tan masivo de disturbios, que desestabilizan las comunidades naturales más allá de un punto de retorno que les permita volver a una situación de equilibrio pasada”, advierte el Dr. Joel Berger. Por consiguiente, se concluye que sólo proyecciones caóticas sobre la futura reorganización de las comunidades parecen razonables.

Los seres humanos y el ganado constituyen el 97% de la biomasa mundial de mamíferos. Las dinámicas entre depredadores y presas han sido fuertemente alteradas. Todos los carnívoros han sufrido grandes reducciones, como así también los herbívoros grandes, lo cual ha provocado profundos cambios en las cadenas alimenticias o tróficas. Por ejemplo, la introducción masiva de vacunos, ovinos y caballos en el Desierto de la Gran Cuenca de Estados Unidos provocó severos cambios en la vegetación, y un avance del ciervo mulo que fue seguido por su principal depredador, el puma. Éste comenzó a alimentarse de presas alternativas, como el muflón canadiense y puercoespines que casi llegaron a extinguirse. “El sistema cambió y especies que no estaban presentes hace 150 años ahora forman parte del mismo, algo que no nos hubiéramos imaginado hace 100 años atrás”, comenta Berger. “Algo semejante ha sido observado en la Patagonia, donde la caza y la introducción de liebres europeas, conejos, jabalíes, ciervos rojos, bovinos y ovinos, ha provocado una fuerte disminución de los herbívoros locales, como choiques, guanacos y huemules, y cambios en la dieta de pumas y cóndores, que actualmente está conformada principalmente por estas especies introducidas”, agrega el Dr. Vila. Otros ejemplos de la alteración de las redes tróficas, poblaciones de ungulados e interacciones en las comunidades naturales pueden observarse en las estepas de Mongolia, en Yellowstone, el desierto de Gobi y las mesetas tibetanas.

En el caso del huemul, en Chile, un problema concreto que se ha detectado, es la presencia de un parapoxvirus que podría tener origen en el ganado vacuno y que, lamentablemente, estaría provocando eventos de mortalidad en algunas poblaciones del Parque Nacional Bernardo O´Higgins, según se indica un estudio liderado por Vila en el 2019. Otro efecto vinculado con animales domésticos ha sido observado por especialistas de CONAF en Aysén, donde se ha detectado la presencia de linfoadenitis caseosa en huemul, la cual produce protuberancias mandibulares. Un estudio de 2017 sugiere que esta bacteria tendría un origen en el ganado ovino.

Perros en cada rincón del planeta

Los 400 millones de perros que viven en libertad alrededor del mundo han afectado las comunidades de carnívoros y ungulados en todos los continentes, a través de la transmisión de enfermedades, la depredación y el desplazamiento de especies nativas, incluso afectando áreas protegidas. Los patrones ecológicos y cadenas tróficas están cambiando con la presencia de perros como así también las poblaciones de los ungulados domésticos en muchos rincones del planeta. Para el caso de Chile, el Dr. Briceño menciona los efectos negativos de perros sobre pudúes, huemules y guanacos, entre otras especies, cuando son mal manejados por las personas; estos incluyen hostigamiento e incluso pueden llegar a generar heridas mortales en estas especies protegidas. Además, los perros pueden ser reservorios de patógenos que pueden impactar a la ganadería y salud humana. Un ejemplo de ello son los parásitos helmintos que provocan la hidatidosis o “bolsas de agua”, los cuales son mantenidos en el sistema por perros infectados y pueden generar problemas de salud en muchas otras especies animales, incluyendo a los seres humanos.

El Himalaya y los Andes albergan una fauna ungulada única. Ambos ambientes también experimentan, actualmente, patrones de desglaciación sin precedentes como consecuencia del cambio climático. Asimismo, se han visto notablemente afectados por la colonización humana, que ha provocado modificaciones directas e indirectas en sus ecosistemas. En los Himalayas, la densidad humana es baja y los agentes de cambio han sido los perros, el ganado y el turismo. Los Andes australes colindan con el océano Pacífico y albergan los mayores campos de hielo continentales, donde la densidad poblacional también es baja y se encuentran las poblaciones más abundantes del huemul. En ambos casos, las comunidades nativas de ungulados están siendo afectadas y sus patrones son difíciles de proyectar a futuro.

El Huemul y la seguridad alimentaria en ecosistemas costeros

El huemul es uno de los ciervos más amenazados de extinción del hemisferio occidental, pues su rango de distribución se redujo en un 99% y se estima que existen menos de 2.000 individuos en unas 100 poblaciones mayormente aisladas entre sí. La abundancia de la especie es mayor hacia las zonas periglaciares resultantes del derretimiento acelerado de los glaciares que se desprenden de los enormes campos de hielo de la Patagonia, a consecuencia del cambio climático. Según Briceño “estas áreas, particularmente en el Parque Nacional Bernardo O’Higgins, son fundamentales para la persistencia de huemul, dado la dificultad para acceder a las mismas y, por lo tanto, el bajo nivel de presencia humana”.

Las interacciones entre especies de entornos marinos y terrestres interconectados, como en las zonas de fiordos de Chile, no son raras desde la perspectiva de redes alimentarias. En estos espacios costeros podría darse situaciones asociadas con las decisiones que debe tomar el ser humano frente, por ejemplo, a los efectos de eventos climáticos en el mar y que pueden tener consecuencias para los mamíferos en tierra. Cuando los modos de vida y la seguridad alimentaria de comunidades aisladas pueden verse amenazada por floraciones más frecuentes de las algas que produce la marea roja, esto impediría cosechar y comercializar los recursos pesqueros y, a su vez, podría motivar a los pescadores a adentrarse con mayor frecuencia en sectores habitados por huemules, para realizar otras actividades que les permitan mantener sus ingresos, como aprovisionarse de madera y leña.

Las floraciones de algas nocivas (HAB) afectan moluscos, crustáceos, peces y mamíferos marinos mediante toxinas asociadas con cianobacterias y dinoflagelados, provocando que los recursos marinos no sean aptos para consumo humano, lo que disminuye la seguridad alimentaria y podría acrecentar la presión sobre los ecosistemas terrestres. Por lo tanto, se deben buscar alternativas para mitigar los impactos de estas floraciones asociadas al cambio climático para garantizar la sustentabilidad de las comunidades costeras y de las actividades de los pescadores.

El huemul persiste en fiordos remotos del sur de Chile, cerca del poblado de Puerto Edén, en la Región de Magallanes y de la Antártica Chilena. En el pasado, tanto guardaparques como investigadores han observado, de manera excepcional, el desembarco de pescadores con perros a zonas pobladas por esta especie, que provocaron la disminución de sus poblaciones. Si bien no se puede concluir que esta sea una práctica frecuente en la actualidad, existe eventualmente el riesgo de que, a consecuencia del cambio climático, vuelva a ejercer mayor presión sobre esta especie tan vulnerable.

Finalmente, el estudio sugiere que los incentivos para coexistir trascienden lo ético, ya que los grandes mamíferos, como otras especies, tienen derecho a estar presentes en los ambientes en los cuales han evolucionado y cumplen un rol ecológico en ellos. ¿Qué pasaría si los factores de estrés mencionados son removidos? ¿Las comunidades podrían regresar a su situación inicial? Los autores de este trabajo creen que no. En ese sentido, consideran que la política pública debe reforzar proactivamente el valor de las áreas protegidas de gran tamaño y fortalecer el rol que pueden jugar algunas áreas que han sido alteradas, a través de buenas prácticas de manejo, para la conservación de la biodiversidad. En ese sentido, destaca Vila, “resulta sumamente relevante realizar esfuerzos colaborativos y sinérgicos entre distintas instituciones públicas y privadas para lidiar con los desafíos de conservación que nos plantea la actualidad, pues difícilmente alguna de ellas por si sola pueda resolver problemas tan complejos”.

Foto: @PEtchegaray

 

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