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Fabiola Campillai sobre filtración de videos donde carabineros la ataca: “Cuando dijeron se la piteó fue como si dijeran la maté, pero sigo viva y lista para volver a empezar”

Por: Sebastian Palma | Publicado: 13.07.2020
Fabiola Campillai sobre filtración de videos donde carabineros la ataca: “Cuando dijeron se la piteó fue como si dijeran la maté, pero sigo viva y lista para volver a empezar” Fabiola Campillai |
A ocho meses del ataque que le quitó la vista, el gusto y el olfato, Fabiola Campillai habla con El Desconcierto sobre la filtración de imágenes del operativo policial que cambió su vida. Dice que se enteró de los videos por redes sociales y que gracias a ellos confirmó lo que pensaba hace tiempo: que le dispararon a propósito. Desde su casa en San Bernardo también analiza su nueva vida, dice que el gobierno no le ha brindado ayuda y que tampoco la espera; que le abruma salir a la calle y que extraña el sabor de las frutillas. También comenta su rol como dirigenta vecinal, asegura que quiere estudiar trabajo social y que ha reflexionado sobre el ejemplo que día a día le entrega a sus tres hijos: “mi legado es enseñarles que de cualquier accidente, siempre hay que seguir adelante, con optimismo, con valentía”.

La voz de Fabiola Campillai no suena como la de alguien a quien le arrebataron tres de sus sentidos. Todo lo contrario, en su timbre se distingue una sonrisa que transmite calma y seguridad y que no parece calzar con su historia reciente. 

Al otro lado de la línea se disculpa por no poder realizar esta entrevista en su casa. Cuenta que su familia entera se contagió con coronavirus y que su marido Marcos aún se recupera de la enfermedad que lo mantuvo internado por una neumonía durante dos semanas en el hospital de Santa Cruz. 

“Está bien delicado con el tema porque tiene que hacer reposo; ya por lo menos el Covid pasó, pero se tiene que seguir cuidando”, dice.

El coronavirus en su familia fue un golpe para ella. Uno más. Desde que fue dada de alta hace 3 meses -luego de que el 26 de noviembre quedara ciega al ser impactada por una lacrimógena lanzada por carabineros cuando se dirigía a su trabajo en la empresa Carozzi- no se había separado de su marido. 

“Fue complicado todo con el virus. Cuando él estaba internado desde el hospital me daban información súper vaga, lo único que me decían es ‘sí, está estable, pasó la noche mejor´, pero no me explicaban si le habían hecho algún examen o qué remedios tomaba. Me angustiaba no saber cómo estaba”, comenta.  Fabiola asegura que su marido ha sido un apoyo fundamental.  «Desde que llegué a casa él  me ayuda en el día a día a hacer todas esas cosas que yo ya sabía hacer, pero que con esto de ya no tener mis ojitos se me hacen más difícil”. 

¿Cuáles son esas cosas?

Todo, desde buscar la ropa que me voy a poner, porque hay que saber lo que te estás poniendo, saber cómo se ve un polerón, un pantalón. También hay que ayudar a doblarla, a ordenar. Yo trato de ayudar a cocinar, porque mi mamita cocina. También, amaso, hacemos tortillas, porque a ella le gusta la tortilla que le hago yo, así que se la amaso. También hago kuchen, pie de limón, cosas así. Bueno, yo me acuerdo de todo como se hace, pero es distinto sin mis ojitos. Para todo necesito asistencia.

¿Quiénes son tus ayudantes?

Mis hijas, mis hermanos, Marcos. sobre todo él. Él se encarga de bañarme, de que yo me vista y todo eso.

¿Cómo ha sido este proceso para ustedes me imagino que es como reconocerse?

Sí, todo es nuevo, el hacerse un cariño, el darse un beso. Yo de repente busco su carita y es como una sensación nueva. Todo es nuevo en realidad.

¿Sientes que se fortaleció la relación?

Sí, mucho. Es como un cariño que no había pensado nunca que era tan grande.

¿En qué se manifiesta?

En estar ahí siempre pendiente mío. En preocuparse siempre si necesito algo, en que todos los días me dice que me ama, porque esto es muy duro, pero él todos los días me está diciendo que me ama, que me quiere, que quiere estar conmigo. Cuando yo recuperé la consciencia después de lo que me pasó conversamos en el hospital. Yo le dije si quería irse de acá y no seguir conmigo que podía hacerlo, él me dijo que no, que me amaba, que iba a estar siempre conmigo y que si nosotros nos casamos eso iba a ser para toda la vida. En las buenas y en las malas. Y ahí está él conmigo.

Fabiola y Marcos

Regreso a 5 Pinos

Antes de que Fabiola Campillai volviera a su casa en la población 5 Pinos de San Bernardo, luego de tortuosos meses de hospitales, médicos, bisturís y operaciones, su familia trató de acondicionar todas las habitaciones de la casa para que ella no tropezara. Uno de esos cambios fue sacar la alfombra del living para que no obstaculizara su caminar.

“Apenas llegué me di cuenta que no estaba, así que les dije que la pusieran otra vez, que yo sabía cómo era mi casa, lo que había en ella y que iba a saber por dónde caminar. Prefiero que todo siga como estaba. Igual de repente choco cuando camino sin el bastón, pero con el bastón no choco en ningún lado”, dice.

Fabiola cuenta que ha salido un par de veces a la calle desde que regresó a San Bernardo, que ha ido a comprar a almacenes del barrio acompañada de su madre. Sus sensaciones en los pasajes del lugar donde perdió la vista -dice- son encontradas: “a veces me gusta mucho salir y otras no tanto. Me pasa que me cuesta mucho caminar, me cuesta mucho acordarme de caminar. A veces prefiero no salir y estar sentada aquí en mi casa, para no caerme, porque además cuando tengo que salir siempre me tienen que acompañar porque todavía no sé andar sola”.

¿Te gustaría salir sola?

Me encantaría caminar y salir sola, pero aquí en San Bernardo las calles están tan malas, por lo mismo pienso que me va a costar un mundo hacer esas cosas, que me va a costar un mundo andar por las calles.

¿En la calle piensas en lo que te pasó?

A veces escucho sirenas y eso me provoca temor igual, harto temor, por eso está la sensación de querer estar aquí en la casa. Porque te da miedo salir a la calle estando ellos (los carabineros), y eso no debería ser. No debería ser ese el sentimiento que las personas tienen hacia ellos, porque se supone que están ahí para protegernos, para ayudarnos. Pero no. El miedo está ahí, escuchas una sirena y te escondes.

¿El gobierno te ha ayudado en tu rehabilitación?

Del gobierno nada. Nunca se ha preocupado de nosotros. Sí me ha llegado ayuda de la propia gente que traen mercadería de repente, nos ayudan en esas cosas.

¿En qué te gustaría que te apoyaran?

La verdad es que no se me ocurre, no espero nada de el gobierno. Yo quiero estudiar trabajo social, a ver si mi futuro puede cambiar un poquito, sin mis ojitos ahora. En Carozzi me dijeron que me van a reinsertar y me van a dar labores nuevas, pero yo no quiero estar sentada y sin hacer nada, entonces yo quiero terminar de estudiar para ser útil.

¿Esta idea de estudiar nació ahora?

La idea la tenía de antes, pero ahora ha salido más por el tema de que me gusta y por que creo que es un trabajo más acorde a lo que yo puedo hacer. Yo antes era auxiliar de producción en Carozzi, un trabajo bien duro donde había que tirar cajas y mover palets. Era bien pesada la pega y ya no puedo hacerla, entonces tengo que luchar por otra cosa y poder estudiar para poder avanzar en lo que quiero.

Hace poco diste una entrevista en la que comentabas tu trabajo social ¿Eso se mantiene?

Sí, acá en una población. Nosotros tenemos un grupo de ayuda el cual se dedica a ayudar a la gente que está enfermita, que tiene cáncer o cuando necesitan ayuda económica, hacemos bingos, lotas, repartimos almuerzos y así podemos ir en ayuda de la gente que tiene que hacerse exámenes. Hace poco dejamos almuerzos a la gente que vive en la calle, hicimos campañas de mercadería igual, para ayudar a la gente que más necesita. Para esa ayuda tratamos de conseguirnos por todos lados, pedimos a supermercados, a fábricas cercanas.

¿Te llena hacer eso?

Sí, harto. Tú no sabes cuánto ayuda a tu corazoncito ayudar a la gente. El poder aportar con una cajita de mercadería y que ellos puedan comer por último una semana. Pero sí, es muy reconfortante hacer esa labor, me mantiene ocupada.

Hace unos meses en otra entrevista que le hicieron a Nábila Rifo le preguntaron que nadie vuelve del infierno con las manos vacías ¿En tu caso con qué cosa volviste?

Gracias a Dios no soy una persona amargada por no tener mis ojos, tampoco pienso cosas malas ni nada por el estilo. Trato de salir adelante y pucha, de esto se saca el vivir el día a día, disfrutar esta vida. Ahora no me preocupo por tonteras, me interesa ayudar a quien lo necesita y vivir la vida mejor. Antes entre el trabajo, las cosas de la casa, las pichangas que jugaba y todas las obligaciones era súper poco el tiempo que tenía pa mi familia y eso ya cambió. También cambia el sentido de la vida, yo doy gracias a la vida todos los días por el hecho de estar viva y también por toda la gente que me ayudó.

¿Te sientes acompañada?

Sí, yo perdí mis ojos, pero después tenía mucha gente junto a mí. Tengo mucha gente que me ayuda. Lo que más me importa es la gente que me llama, que quiere saber de mí, que me pregunta cómo estoy y que me da una palabra de aliento todos los días, que te hacen tirar para arriba, que te aman y te dan esas palabras ricas que necesitas todos los días para seguir.

¿Eres consciente de lo que representas para muchas personas en Chile?

No, no soy consciente. Siempre me dicen que hay mucha gente que me quiere, mucha gente que ve mi caso y que se emociona, pero no. La verdad es que me cuesta tomar consciencia de todo lo que represento.

 

“Ellos no me pitearon”

La semana pasada dos medios de comunicación difundieron elementos claves en la investigación judicial sobre caso de Fabiola Campillai, la que aún se mantiene desformalizada. En una de esas publicaciones realizadas el 6 de julio por La Tercera, se dio a conocer un informe elaborado por el SML, el que estaría en poder de la Fiscalía de Alta Complejidad Occidente desde el 21 de abril. En dicho documento hay un anexo titulado “exploración psicológica”, en donde se detalla parte de las secuelas mentales que aquejan a Fabiola tras el ataque. 

Además de lo anterior, la publicación reveló una parte del diálogo entre los carabineros que estuvieron presentes ese día, el que quedó almacenado en la cámara GoPro que portaba uno de ellos. Allí, un policía realizó la siguiente expresión: ‘¿se la pitió verdad?’, para referirse al disparo de bomba lacrimógena que impactó a Fabiola. Las imágenes de ese diálogo y del procedimiento policial, donde no se aprecia manifestación que justificara el uso de bombas lacrimógenas, fueron difundidas tres días después por el medio La Voz de los que Sobran. 

Fabiola cuenta desde su casa que se enteró de todo ello por sus redes sociales, que ni ella ni sus defensoras habían tenido acceso a ese material. «No sabemos todavía ni cómo se filtró. Eran parte de la investigación supongo», dice.

¿Qué sentiste cuando te enteraste de su existencia?

Por un lado lo encontré muy útil, porque puede ayudar a que todo esto pueda salir adelante y para que se actúe más rápido para esclarecer lo que pasó. El video lo dice todo, ellos contaban que habían protestas ese día y el video muestra que claramente no había protestas antes que nos dispararan. Por otro lado pienso que quizás nos puede jugar en contra. Ojalá que no pase algo así y que nos sirva para que realmente se esclarezca todo. Porque el tema de que habían protestas no era cierto, también está el carabinero que contaba que el señor Maturana, que sabemos que fue él, dijo que él nunca se dio cuenta que había una persona, que no se dio cuenta de nada, y al final los mismos compañeros en el furgón decían que había sido él. Entonces si tus compañeros se dan cuenta, obvio que tú también te vas a dar cuenta.  Lo lamentable es que todavía no han sancionado a nadie, que todavía el carabinero está en sus labores y los otros carabineros también.

¿Qué esperas respecto a los carabineros que participaron ese día? 

La verdad es que ojalá haya pena para todos los que hayan hecho obstrucción a la justicia y que hayan participado, ellos también tienen culpa porque ni siquiera me ofrecieron ayuda. Ellos se dieron cuenta de que yo estaba mal y ni siquiera fueron capaces de llamar a una ambulancia, se fueron y no volvieron más.

¿Qué piensas sobre eso?

Que fueron muy cobardes, desde el tipo que disparó hasta todos los otros carabineros que estuvieron ese día y que no hicieron nada por ayudarme.

¿Sientes que te dispararon a propósito?

Claramente me intentó disparar, porque él sabía los daños que podía hacer una bomba lacrimógena disparada con la cosa que él tenía, no le dispararía a una persona así, a quince metros que creo que estaba, no creo que no veas a la persona.

¿Qué te provocó la expresión «se la piteó»?

Cuando dijeron se la piteó fue como si dijeran la maté, y no. Yo sigo aquí sin mis ojitos, pero viva y lista para volver a empezar. Ellos no me pitaron, para nada. Me quitaron los ojos, el gusto y el olfato, me hicieron heridas múltiples en el cerebro, pero puede que sea gracias a Dios que no tuve ningún otro problema neurológico, así que estoy aquí, sigo siendo la misma y eso es lo más importante.

¿Tienes confianza en que la justicia procese y condene a estas personas?

La justicia chilena la verdad es que es bien mala, todos lo sabemos, pero yo confío mucho en Dios, en que ellos van a pagar por lo que hicieron, que ellos van a estar presos porque para mí no es justo que los den de baja y que ellos sigan con su vida normal. La justicia para mí es que ellos estén presos, porque por lo que hicieron cualquier persona ya hubiese estado en prisión preventiva esperando el juicio.

¿Siente que la institución los está protegiendo?

Sí, porque o si no ya estaría listo el tema de la investigación.

¿Si los tuvieras de frente les dirías algo?

No sé, que digan la verdad. Les diría que digan la verdad

 

Volver a empezar

Además de amasar tortillas para su madre, Fabiola Campillai realiza otras labores en la cocina, cuenta que colabora cortando papas y cebollas. Es buena con el cuchillo, pese a no poder ver, reconoce que nunca se ha cortado. También cuenta que ya aprendió a comer sola y que cada vez se mancha menos. En su casa cuando todos comen juntos, a veces sus hijas cierran los ojos e intentan dar bocados a oscuras, como cada día lo hace su madre. “Ellas hacen la prueba, cierran los ojos y comen. Siempre se manchan todas. Más que yo”, dice sonriendo.

Fabiola agrega que todas las actividades diarias que realiza son un proceso de aprendizaje. “Aprendes a vivir sin tus ojos, aprendes hacer las cosas diarias. Uno nunca se imagina que le van a quitar sus ojos. Pero bueno, hay que adaptarse y seguir adelante nomás, seguir luchando», dice.

Además de la visión, tuviste problemas con el gusto y con el olfato…

Sí, todavía no lo recupero y el doctor me dijo que no lo iba a recuperar.

¿Cómo es lidiar con eso?

De repente molesta porque quieres comer algo que te gustaba, sentir el sabor y no lo sientes. Me acuerdo cuando comíamos sushi y cosas así, y ahora no puedo sentirle el gusto. Extraño el sabor de las frutillas también. Pero no es solo eso, de repente me da miedo tomar un yogurt del refrigerador y no poder mirarle la fecha de vencimiento o sentir si está malo. También está todo lo relacionado a los olores. 

¿Extrañas algún olor?

Sí, el de la cara de mis hijos, mi propio olor también. 

 ¿Has reflexionado sobre el amor propio en este tiempo?

Sí, mucho. Estoy preocupada de mi cuidado, de mis uñas, de mi cara, del estar bien, de poderme ver bonita y me siento bonita cada día. A pesar de todo, estoy bien, estoy muy bien, no sé. Estoy feliz, con este tema del video todo eso cambia un poco la cosa, pero estoy bien.

¿Qué es lo que te causa placer? 

Lo primero es estar con la familia, eso me llena profundamente el alma, y escuchar música, me encanta escuchar Romeo Santos, cantar.

¿Comenzaste a aprender braille?

Todavía no porque estamos con el tema de la pandemia y no me pueden enseñar todavía, porque ya no corren las rehabilitaciones hasta que me pongan prótesis. Ya después de las prótesis viene la rehabilitación.

¿Crees que con todo esto le enseñas algo a tus hijos?

El ejemplo que les estoy dando es de lucha, de que a pesar de lo que pase hay que salir adelante. Siempre mirar hacia adelante y pensar que hay cosas peores y todo tiene va a estar bien. Que a pesar de todo puedan sacar lo malo de su camino y que de cualquier accidente siempre hay que mirar adelante, con optimismo, con valentía.

¿Armarse de nuevo?

Sí, es como salir adelante y claro, rearmarte todas las veces que te tropieces. Aunque cueste se tiene que hacer el esfuerzo.

¿Cuál es tu meta hoy?

Sueño con tener justicia. Yo sé que eso va a ser real. También espero estar todos los días con mi familia. Los cuido todos los días porque pienso en el futuro también, pienso que voy a estar viejita y ya no voy a poder dar por mí misma y mis hijos yo sé que van a estar ahí. Tengo una familia maravillosa. 

 

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