Avisos Legales
Opinión

Entre lobos y dignidades

Por: María Teresa Larraín | Publicado: 24.07.2020
Entre lobos y dignidades |
No bastaron los discursos de Blumel y Briones, minutos antes de que los diputados aprobasen el retiro del 10% de fondos de los trabajadores cotizantes administrados por las AFP. Patético, porque una vez más profetizaron, como Casandra del Oráculo griego, que la economía caería, que Chile terminaría. Ello si los cotizantes de estas “incólumes” entidades eligiesen sacar parte de sus fondos para enfrentar la crisis social y humanitaria que enfrenta un 80% de chilenos.

No bastaron las amenazas, ni la insistencia en mentir prometiendo dar lo que nunca dieron.

No bastaron los discursos, patéticos, de Blumel y Briones, minutos antes de que los diputados votasen sobre el retiro del 10% de fondos de los trabajadores cotizantes administrados por las AFP.

Patético, porque una vez más profetizaron, como Casandra del Oráculo griego, que la economía caería, que Chile terminaría en la ruina. Ello si los cotizantes de estas “incólumes” entidades eligiesen sacar parte de sus fondos para enfrentar la crisis social y humanitaria que enfrenta un 80% de chilenos.

No les bastó decir que serían los ricos quienes ganarían más con esta ley porque “no pagarían impuestos al retirar el 10% de su fondo de cotizaciones”.

No les bastó que apoyaran sus argumentos en técnicos y economistas de la ex Concertación para decir que el proyecto dejaría a los futuros pensionados en la pobreza.

Sin desmerecer sus informes, estos ex ministros de Hacienda y directores del Banco Central, miraron sólo una parte del vaso lleno, envueltos en la monserga que Milton Friedman, enseñada en Chicago y Harvard en la década del 70: neoliberalismo. Ello significa que la economía marca el desarrollo y que lo social llega en consecuencia del “chorreo” que provoca. Porque un país, según ellos, con la economía sana, y buenas tasas de crecimiento, tarde o temprano invertirá en un buen desarrollo social. Es probable que en teoría tuviesen razón. Tras 40 años de este “milagrero” enfoque, la desigualdad creció a tal punto que hoy el 69% del ingreso del país lo goza un 2% de la población: los más ricos. Indignante.

Este neoliberalismo nacido en dictadura fue sostenido por los señores que nos gobernaron después del 90 sirviendo para salir de la dictadura sin mirarle los dientes a Pinochet.

Pero la realidad hoy es otra.

La gente, esa que trabaja más de 10 horas para lograr un mísero ingreso, despertó y decidió que la dignidad valía más que el virus Covid-19, más que todos los discursos y teorías repetidas hasta el cansancio.

Blumel, Briones y los más cerrados de UDI, RN y Evópoli citan sólo lo que les conviene de la comisión ad hoc presidida por el economista David Bravo, llamada para estudiar una reforma a las AFP. Convocada por la ex presidenta Bachelet, señaló las falencias y los abusos de las AFP. Proponía un aumento en el porcentaje de cotización sumando un 4% de aporte del empleador al realizado por el trabajador. Así éste pudiese optar a una mejor pensión. La respuesta de la derecha y dirigentes empresariales fue un griterío que se escuchó hasta en el Himalaya… Por lo que Bravo y sus “boys” se conformaron con que su propuesta quedase en manos de los parlamentarios para su discusión en la nueva reforma a las AFP. Así es que sería recomendable que quienes lo citan ahora leyeran todo el texto de su informe para sacar conclusiones.

A ninguno de quienes se aferran al sistema actual les bastó la voz de la calle. La voz de más de 9 millones de chilenos cotizantes y cerca de un millón de pensionados con rentas que avergüenzan…

Y no les bastó a los señores ministros. Llegaron al Congreso directo desde el Segundo Piso de la Moneda. El Hombre Gris tras el trono, Cristián Larroulet, dictó las pautas a seguir. Negándose al sentido común de los legisladores que empatizaron con el 83% de la gente, los cuales luchaban por recuperar parte de sus fondos, y con ello su dignidad.

Con la aprobación en las dos Cámaras, los ciudadanos volvieron su rostro hacia los legisladores, a quienes, por muchas razones, les habían dado la espalda. Esta vez ellos mostraron un alto sentido de responsabilidad con quienes les eligieron y una consecuencia con sus valores que juraron defender cuando llegaron al Parlamento.

Aquellos descolgados de UDI fueron pasados al Tribunal de Disciplina. Ante tal humillación prefirieron renunciar. No sucedió lo mismo con RN, donde varios diputados sumaron de sobra votos requeridos.

Las AFP desencadenaron todo tipo de campañas y promesas. Tarde para anunciarlas. Nadie creyó el cuento de un lobo que los esquilma entregando pensiones de hambre. Un 86% de cotizantes ha anunciado que se hará parte del retiro de ese 10% deseado.

La sensibilidad que el Jefe de Estado tiene por las encuestas, determinó no vetar la ley ni acudir al Tribunal Constitucional, como el gobierno había insinuado, y no le quedó otra, al quedarse solo, que promulgarla. Con ello, sumará algún porcentaje de apoyo que hoy, según la última encuesta de su sector (Cadem), sólo le da un 16%.

Tendremos una ley que en menos de un mes más hará posible que el dinero, el de los cotizantes, pueda solucionar en parte la tremenda angustia que existe en los hogares de Chile.

La discusión en el Congreso ha mostrado un nuevo rostro de parlamentarios, muchos de ellos ni siquiera conocidos por la ciudadanía.

Quien ha seguido sus opiniones en las comisiones de ambas Cámaras, como en la votación en sala, ha tenido la oportunidad de conocerles, embebidos en el problema de la gran mayoría. Haciendo calle.

Empatizar con los problemas de las mayorías es el deber de todo legislador. La dignidad humana es la esencial llave para crecer integralmente. No es una norma que se dicta en los fríos libros de economía, sino que se inserta en el corazón de todo buen ser humano.

Este es el principio para una convivencia sana y enriquecedora.

María Teresa Larraín