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Opinión

El empresariado contraataca

Por: Luis Jaqui | Publicado: 27.07.2020
El empresariado contraataca | Juan Sutil, presidente de la CPC. / Foto: Agencia Uno
El bloque empresarial habla de su “profunda preocupación por la estocada” a las pensiones de los trabajadores y que ello afectará su seguridad social. Sobre este argumento, su sinceridad es cuestionable, ya que con los bajos salarios y la inestabilidad laboral es difícil alcanzar una pensión digna al final de la vida laboral. En realidad, ya nadie cree que esos fondos sean un seguro para los ancianos.

El gran empresariado sintió el golpe. Le dolió la aprobación del retiro del 10% de los afiliados a las AFP, aunque sorprende que sus organizaciones gremiales cuestionen la constitucionalidad de la medida, cuando ha sido aprobada con el quórum correspondiente de los 3/5, según la actual Constitución zombie que nos rige, la cual, aun moribunda sigue estando vigente para bien y para mal.

Estos gremios, que agrupan casi en su totalidad a grandes empresarios, dicen que esta decisión no es algo aislado, ya que ha habido otras medidas del Parlamento que han pasado a llevar la institucionalidad (no dicen cuáles) y que han afectado las reglas del juego. Se atreven incluso a hablar, como en otros tiempos, de la utilización de “resquicios legales” y que el retiro del 10% pone en riesgo la estabilidad democrática del país.

Muy graves las amenazas del empresariado y con un cariz político inaceptable, porque ponen en duda la legalidad del comportamiento de los parlamentarios. Revelan, además, una manifiesta incomprensión del sentir de una ciudadanía que, gracias al 18-O y ahora con la pandemia, ha optado por cambios sustanciales en el país, entre ellas, el término de las AFP. Se olvidan, también, que ha sido a través del acuerdo democrático de todas las fuerzas políticas que se ha comprometido un proceso constituyente, que en el próximo octubre plebiscitará una Nueva Constitución.

En cuanto a los argumentos técnicos sobre retiro del 10%, el empresariado no agrega absolutamente nada a su conocida defensa dogmática del modelo económico.

El bloque empresarial habla de su “profunda preocupación por la estocada” a las pensiones de los trabajadores y que ello afectará su seguridad social. Sobre este argumento, su sinceridad es cuestionable, ya que con los bajos salarios y la inestabilidad laboral es difícil alcanzar una pensión digna al final de la vida laboral. En realidad, ya nadie cree que esos fondos sean un seguro para los ancianos.

El segundo argumento, y aquí si se habla con sinceridad, es que las AFP son el pilar de la de la institucionalidad económica, del modelo neoliberal. Esto es verdad. Los fondos en las AFP son recursos de bajo costo para que el gran empresariado pueda ampliar sus negocios y acumular capital a costa de un ahorro forzoso o corralito que impide que la puedan usar los trabajadores. Esto, sin considerar que es un sistema absolutamente ineficiente, pues es el Estado el que debe desembolsar recursos públicos para cubrir los millonarios “fallos” del  mercado, que según algunos economistas, podrían alcanzar hasta el ¾ del total de las pensiones que paga el Estado.

Lo que más preocupa al gran empresariado es la compensación del retiro del 10% y el eventual “fondo colectivo”, al que deberán aportar el Estado y, precisamente, el sector privado. Eso les duele, porque no quieren aportar recursos al fondo ni tampoco pagar mayores impuestos y por ello argumentan que lo relevante es la recuperación económica y el empleo.

Las AFP y el gran empresariado han resultado damnificados con la aprobación del 10%. Les fallaron el gobierno y también los políticos y economistas que las protegen. En medio de su desesperación están operando como un partido político más. Se conocieron las cartas de las AFP a sus afiliados en las que se dice que “el retiro del 10% solo puede ser considerado como un error histórico.”  Y ahora, con la declaración de los empresarios se sostiene que “… el retiro del 10% pone en riesgo la estabilidad democrática del país”.

El gran empresariado local enfrentado a esta amenaza popular, busca clausurar cualquier discusión más profunda para el financiamiento de las políticas públicas en tiempos de pandemia. Pongo el acento en el proyecto que plantea aumentar a 2,5% el impuesto  a los súper ricos y a las mayores fortunas del país, que se calcula reportaría ingresos al Fisco por unos US$6.000 millones. Coincidentemente, esta es la misma cifra que el Presidente ofreció a parlamentarios de Chile Vamos, minutos antes de que estallara su propia crisis en la cámara de diputados.

El gran empresariado local debiera reconocerse como parte de una élite, rentista y retrasada intelectualmente. Mientras los grandes empresarios del capitalismo desarrollado ya asumieron la tarea de mirar y abrirse hacia nuevas alternativas para superar la crisis económica y social consecuencia de la pandemia.

Esta campaña de terror que no podrá imponerse frente al hambre y desprotección de las familias chilenas.

La aprobación del retiro del 10% de los fondos de la AFP para paliar los efectos de la crisis, en medio de esta batalla cultural, cambia el sentido común. Modifica lo intocable. Gracias al movimiento “No más AFP”, las protestas de 18-O, la pandemia y la construcción de propuestas alternativas, en particular la que desarrolló la bancada de Convergencia Social sobre el retiro del 10% de los fondos de la AFP y el sistema solidario, gran parte de los políticos han entendido que la protección de la vida es un valor superior a los negocios de las grandes empresas.

Luis Jaqui