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El difícil cese del fuego en África

Por: Leonora Leonardo Uaite | Publicado: 12.08.2020
El difícil cese del fuego en África Guerra en el Congo / Fuente: Agenzia Fides |
Las acciones del cese del fuego entraron en ejecución en 2014. La Unión Africana definió un periodo de 7 años para terminar con los conflictos armados en África. Queda poco para cumplir el plazo y, lamentablemente, el plan ha fallado, pues siguen en curso graves conflictos donde, pese a lo que se dice, lo que los origina no es el tema étnico.

El continente africano se ha destacado en las últimas décadas por la extensión e intensidad de los conflictos de los que es escenario. Estos conflictos agravan el enorme desafío del desarrollo económico, ya sea por las pérdidas materiales y humanas que provocan, desvío de recursos escasos para fines militares, ya sea creando inestabilidad que socava el espíritu empresarial local y la inversión extranjera.

El plan Silence the Guns 2020 es una meta que es parte de la aspiración cuarta de la agenda 2063 de la Unión Africana (UA) para lograr una África integrada y pacífica hasta el año 2063. Esta agenda surge en el ámbito de las conmemoraciones de los 50 años de la UA en el año 2013 en Addis Abeba. Los Estados miembros de la UA expresaron sus anhelos para el continente en un tiempo de 50 años, y estos anhelos o deseos fueran positivados en el documento que fue nombrado Agenda 2063 África que queremos, protagonizado por los propios africanos.

Como se sabe, África es una de las regiones más inseguras del mundo por la cantidad y persistencia de los conflictos que el continente enfrenta desde hace décadas, y con más intensidad desde las independencias de los Estados africanos en los años 60. Estos conflictos, en su mayoría armados, surgen por varios y complejos factores. Entre ellos están las crisis políticas, conflictos étnicos, corrupción, los recursos naturales y otros. Un punto que nos importa subrayar, aunque no sea el objeto de este tema: la etnia no es una causa de los conflictos, como algunos autores suelen plantear, sino la manipulación o manejo de ellas por parte de los políticos para sacar ventajas se convierte en un factor causal de los conflictos.

En la actualidad, los conflictos más destacados están en Libia, Somalia, Nigeria, Mali, Congo, Sahel, Sudán del Sur y Centroafricana. En estos dos últimos, hubo la intervención de la UA, lo que ayudó a minimizarlos. Sin embargo, aún se necesitan intervenciones pos-conflictos que no se deben ignorar.

La gran barrera para el desarrollo social, político y económico del continente africano son estos conflictos armados. En este contexto, los Estados miembros de la UA se comprometieron para juntos trabajar con el objetivo de terminar con ellos.

La Unión Africana considera que silenciar las armas es un requisito vital para lograr la integración política y social en el continente y una acción extremamente importante para los países miembros, pues tiene la finalidad de liberar África de los conflictos y crear condiciones favorables para el crecimiento, el desarrollo y la integración continental. La comunidad internacional coincide con esta afirmación y afirma que este sería un gran paso porque sólo así se puede alcanzar la integración.

Las acciones del cese del fuego entraron en ejecución en 2014, y constan en el plan estratégico de la Agenda 2063. Así, la UA definió un periodo de 7 años para terminar con los conflictos armados en África. Este pronóstico temporal nos lleva a cuestionar lo siguiente: considerando la complejidad, la antigüedad y los mayores números de conflictos armados presentes en el continente, ¿este objetivo es alcanzable en este tiempo?

Algunos académicos como Chema Caballero (un ex perito en menores-soldados para el Tribunal Especial para Sierra Leona) afirman que este es un plan demasiado ambicioso que la UA diseñó. En nuestra opinión, puede que sea un plan ambicioso, pero el compromiso conjunto, la autoconfianza, la determinación, la participación y solidaridad de los Estados africanos resultaría un gran paso para que en un tiempo razonable el continente se viera libre de los conflictos armados. Desafortunadamente, es justo ésta una de las grandes dificultades que la UA enfrenta en los Estados miembros. Por cuenta de las intervenciones extranjeras, los países miembros no colaboran lo suficiente con la UA para apoyo técnico, por ejemplo, en las elecciones (que son una fuente de conflictos en África), para la armonización de esfuerzos y para que sean brindados apoyos técnicos con la UA, lo que hace la tarea de la UA aún más difícil y contribuye al fracaso de los objetivos de la organización.

Este no es el único desafío que la UA enfrenta: el gran desafío es el problema de financiamiento de sus actividades; la dependencia mayor de los socios internacionales, y no de las contribuciones de los miembros, es la gran piedra dentro del zapato que la UA siempre enfrentó (sobre todo después de la crisis en Libia, el país que contribuía más en ello).

Sólo quedan cuatro meses para término del año 2020, y se puede responder categóricamente que el plan falló. En los últimos cinco años, aunque la UA intervino en Sudán del Sur y Centroafricana, y en otras zonas conflictivas, los conflictos no están resueltos en su totalidad, y desafortunadamente surgieron otros donde no existían, como es el caso del norte de Mozambique.

En nuestra opinión, el factor tiempo la UA no fue feliz con este pronóstico. Por ejemplo, algunas instituciones encargadas de la ejecución del plan fueran creadas en el mismo momento de iniciar las actividades e incluso la principal, APSA (Arquitectura Africana de Paz y Seguridad), fue incluida en el plan 2014-2023 para ser puesta operativa y funcional como un objetivo, y no como una institución ya preparada para actuar. Entonces, si las propias instituciones no están funcionando, ¿cómo se pueden obtener resultados en las actividades complejas que les son atribuidas y en un tiempo tan reducido como éste de siete años?

Además, uno de los factores de intensificación de los conflictos es el tráfico de las armas ligeras en el continente, por la fragilidad de las fronteras africanas. Fácilmente el trafico gana espacio y, según el reporte del año 2019 de la Small Arms Survey en colaboración con la Comisión de la Unión Africana, las armas pequeñas y ligeras ilícitas representan una grave amenaza para la seguridad, protección y estabilidad en África. Consecuentemente, lo que estamos viendo hoy es que nada fue hecho bien y, para agravar la situación, llegó la pandemia del Covid-19, que viene a empeorar el ya retraso de las actividades.

Uno de los principales objetivos de la Agenda 2063 es lograr la integración política y social de África, y para eso el plan de cesar el fuego en el continente africano es un factor esencial y condicional para la integración. Sin embargo, el fracaso de este objetivo socava las acciones posteriores en la agenda que dependen del silencio de las armas.

Esto provocará enfrentar aún más conflictos armados, que devendrá en menos progreso en el desarrollo social y político del continente. Es decir, los anhelos de la Agenda 2063 y de los pueblos africanos, de una África pacífica e integrada, se verán frustrados. Esto debilitaría a la propia UA, por no ser capaz de resolver las preocupaciones de sus miembros.

Sin embargo, esta tarea no incube solamente a la Unión Africana, como dice el jefe de la División de Defensa y Seguridad de la Comisión de la UA, Tarek A. Sharif: incumbe a la Unión Africana, sus Estados miembros, las comunidades económicas regionales, la sociedad civil y la comunidad internacional.

Leonora Leonardo Uaite