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Habla la hija de Hugo Bustamante: «Mi padre no merecía estar libre»

Por: El Desconcierto | Publicado: 15.08.2020
Habla la hija de Hugo Bustamante: «Mi padre no merecía estar libre» Imagen referencial | Agencia Uno
Un estremecedor relato en el que abarca desde su infancia hasta los últimos días de libertad de Bustamante, es el que entregó su hija, de 30 años. Una niñez que estuvo marcada por visitas a la cárcel, donde Bustamante cumplía condena por delitos de robo, y una adolescencia atravesada por la repercusión mediática del «asesino del tambor», constituyen las primeras partes de su relato, que da cuenta de una compleja relación, y de las sospechas que su hija tenía sobre Bustamante y que aún tiene sobre la participación de Denisse Llanos, en el crimen de Ámbar Cornejo.

Mientras Hugo Bustamante se encuentra en prisión preventiva en la Cárcel de Alta Seguridad por el caso de la menor Ámbar Cornejo, siguen saliendo nuevos antecedentes respecto del perfil del homicida.

En esta oportunidad quien habló fue su hija, Marcela (su nombre real fue alterado), de 30 años, quien concedió una entrevista a Revista Sábado, en la que relató cómo fue su vida con Hugo Bustamante como padre, y se refirió a sus sospechas sobre la participación de Denisse Llanos, la madre de Ámbar, en su muerte.

«Lo único que escuchaba era lo que decían mis colegas. Decían «ese animal», «ese conche…», «ese hijo de puta», «si lo tengo enfrente lo mato». Yo sólo me acuerdo que me mordía la lengua y seguía trabajando como si nada», comienza relatando Marcela respecto del día en que fue detenido Bustamante, y sus compañeros de trabajo lo veían en la televisión.

«No sé. Me daban ganas de decir que el «conche…» del que hablaban es mi papá, porque sé que es difícil de entender, pero a veces siento que no están hablando de la persona que conocí o con la cual me relacioné. Es como si estuvieran hablando de otra persona», recuerda sobre ese día.

En ese sentido, al ser consultada sobre si sospechaba de la responsabilidad de su padre en el crimen, responde «nunca lo descarté. Pero antes le había prestado mi apoyo«.

La infancia

Marcela nació en 1990, mientras Hugo Bustamante cumplía pocos meses de su primera condena de diez años por cometer nueve robos en lugar habitado, cuatro hurtos y cinco robos con fuerza.

«Yo crecí siempre sabiendo quién era mi padre«, dice al respecto. «Mi madre jamás me lo ocultó. De siempre supe que él estaba preso. Él ha pasado casi toda su vida en la cárcel«, agrega.

Su figura paterna, explica, fue su abuelo materno. Creció bajo su cuidado y el de su abuela materna en una casa de Villa Alemana. Cuando tenía cinco años, Hugo Bustamante pidió conocerla, a través de su madre, quien por entonces trabajaba como empleada doméstica.

Así, fue conociéndolo en diversas visitas a la cárcel, en las que Marcela relata que su padre era «muy cariñoso, atento y siempre preocupado de tenerme un presente o dinero. Quizás no era mucho, pero era lo que él podía en ese entonces. Pero nunca fue de mi agrado visitar ese lugar. Tengo recuerdos tristes de esas visitas. Varias veces llegué llorando a mi casa, porque tu comprenderás que ese no es un lugar para un niño. Veía muchos hombres, no de muy buen aspecto, y muchas cosas no las comprendía».

Su adolescencia y «el asesino del tambor»

Al poco tiempo, Marcela le suplicó a su madre que no llevara más, y dejó de ir. No supo más de su padre hasta 2004, cuando se animó a visitarlo. Ella tenía 14 años, y él había salido de la cárcel en 1999, y ahora vivía junto a la parvularia Verónica Vásquez y su hijo.

«En ese momento tenía una buena situación económica. Recuerdo haber salido con él en ocasiones a comprarme ropa, pero era Verónica la que lo incitaba a eso. Ella era una mujer muy tierna, muy cariñosa. Siempre lo incentivó a recuperarme como hija», relata Marcela sobre esos días, matizando que en cambio «mi padre nunca ha sido mucho de demostrar afecto por las personas. Siempre ha sido un hombre muy duro. Pero de alguna manera yo, como hija, lograba llegar a su corazón. Era cariñoso. A veces lloraba y me pedía disculpas por no ser un papá presente como yo merecía. Le venía esa culpa y en ese momento era importante para mí escuchar eso. Yo lo veía arrepentido. Le veía caer lágrimas. Ahora, con lo que ha pasado, lo pongo en duda«, sostiene.

Sobre la dinámica de Vásquez con su padre, Marcela dice «nunca vi peleas» y que «Verónica era muy accesible a todo lo que él decía. Nunca vi una discusión de por medio. Verónica siempre respondía con un «si» o un «bueno, amor».

Meses después de este reencuentro con su padre, en enero de 2005, Hugo Bustamante asesinó a Verónica Vasquez y a su hijo. Con la intención de conseguir parte del dinero de la venta de una casa de Verónica, Bustamante estranguló, descuartizó e introdujo a ambos en un tamor que enterró en el patio de una casa que arrendó para ese propósito.

Días más tarde, la PDI encontró los cuerpos, e informó del tema a la opinión pública. Marcela relata así cómo se enteró:

«Mi papi, o sea mi tata, le estaba contando a mi madre lo que había escuchado en la radio. Yo iba bajando y lo oí de casualidad. Era muy temprano en la mañana. Apenas lo escuché, rompí en llanto. No podía creer lo que había hecho». 

La liberación y el reencuentro

En 2016, Marcela se enteró por las noticias que su padre sería puesto en libertad condicional junto a otros 788 reos de la Quinta Región.

«En su momento pensé en buscarlo para pedirle explicaciones. Que me contara qué estaba pensando. Por qué lo hizo», relata.

Por esos días, Marcela se encontró además con su abuela materna, quien le dijo que su padre quería retomar el contacto con ella. Marcela, nerviosa, accedió a visitarlo.

Cuando la vio, Bustamante se puso a llorar.

«Me encontré con un hombre ya viejo, arrepentido, con lágrimas en los ojos. No podía creer que la mujer que tenía enfrente era esa niña pequeña que había dejado de ver durante tanto tiempo. Ya era abuelo de dos niños», recuerda.

«Me abrazó fuertemente. Y entre risa y llanto me decía que yo era la única mujer capaz de hacerlo llorar. Yo respondí a esas manifestaciones de carió pero con nerviosismo. No olvidaba lo que había hecho», agrega Marcela sobre ese reencuentro, en el que tomaron once junto a la hermana, la madre y sobrinos de Bustamanate.

Consultada respecto de si le preguntó a su padre sobre sus crímenes, Marcela respondió «no tuve el valor para hacerlo«.

Ámbar

Marcela relató además que su padre tenía una «facilidad de envolver a la gente. Me daba cuenta por el tema de sus parejas. Porque, claro, imagínate, ¿cómo convences a una mujer de tener una relación, una vida marital, sexual o lo que sea, siendo que saliste de la cárcel hace poco por un asesinato doble?».

Respecto de Denisse Llanos en tanto, la madre de Ámbar, Marcela explica que «con ella congeniaban bien. Andaban para todos lados juntos. Trabajaban juntos. Yo los veía bien. Haciendo una vida familia, porque el hijo de Denisse también vivía ahí».

El sábado 1 de agosto Marcela acudió al llamado de una de sus primas, quien le alertó que la PDI estaba en la casa de Hugo Bustamante. Cuando llegó, él y Llanos estaban drogados en clonazepam y ebrios, por lo que ella tuvo que explicarle a los efectivos de la PDI que no estaban en estado de dar explicaciones.

En el mismo living donde cinco días después la policía encontraría el cuerpo de Ámbar descuartizado bajo 80 centímetros de tierra y el piso de madera en el que estaba parada, Marcela sostuvo una de sus últimas conversaciones con su padre.

«Se sentó en ese sillón y me miraba. Me decía que él era la peor huevá de padre que yo hubiese podido tener. Que no merecía que yo estuviera ahí, que yo siempre había sido la niña de sus ojos, que no se iba a perdodar nunca lo que me había hecho. Y balbuceaba cosas que en su momento no me hacían sentido», recuerda.

En ese contexto, «hubo algo, un momento en que él le dijo a la Denisse «vo me traicionaste». Creo que él debe haber pensado que la Denisse ya había hablado. Yo lo escuché y le dije «¿de qué traición estai hablando?». Se quedó callado, agachó la cabeza y no habló más. Dentro de mí pensé: «Estos tienen algo que ver. Estos huevones algo hicieron con esta niña«.

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Respecto del comportamiento de Denisse en esos días, Marcela relata que «estaba más preocupada de lo que podía pasar con Hugo, No trató de buscar a su hija o de hacer contacto con gente que la conciera. Eso era raro». 

Incluso, Marcela recuerda que por esos días le dijo a su padre «Hugo , ¿tu tenías algo que ver con esto?, por favor dime la verdad, confía en mí, y si necesitas ayuda yo te la voy a dar, pero por favor confía en mí».

«Nooo», me dijo. «Imagínate, si hubiese pasado algo, tú sabís que aquí vive mi mamá, viven mis sobrinos, hubieran escuchado algo visto algo. Imagínate si me hubiese llevado un cadáver de aquí. Me hubiese visto medio mundo», dice Marcela que le respondió.

En ese sentido, respecto de posibles responsabilidades de otros miembros de la familia Bustamante, en quienes puso el foco el padre de Ámbar, Marcela sostiene que «creo que el papá de esta niña habla desde su dolor, para buscar responsables. Mi abuela, mi tía, mis primas, no tienen nada que ver con esto. Yo igual lo entiendo. En un momento dentro de mí estuvieron las ganas de poder ayudarlo e ir con una demanda en contra de Denisse, porque de verdad a mí nadie me saca de la cabeza que esto lo planificaron los dos». 

El presente

Tras todas estas vivencias, Marcela reconoce que aún así le tomó cariño en algunos puntos de su vida a su padre. «Se podría decir que sí. Porque, imagínate, yo por ejemplo, tuve COVID-19 y él hizo una colecta para ayudarme, con la familia me mandaban plata, mercadería. De repente, no sé, miro las noticias y no puedo creer que sea la misma persona que tuve al lado. Es una persona que desconozco. Porque nunca lo vi agresivo, nunca lo vi fuera de sí, ni con algún tipo de esas conductas».

«Evidentemente él tiene un problema psicológico. Quizá tiene que ver con su ambición. Pero estamos hablando de mutilar un cuerpo. Más encima ahora, en los antecedentes aparece que violó a esta niña. Es algo que no tiene ninguna explicación ni lógica. Solamente una mente enferma es capaz de participar en algo así. Él y Denisse son un par de enfermos«, agrega.

Sobre la liberación de Hugo Bustamante, Marcela añade que «el sistema judicial falló. El tema fue que había demasiados presos y tenían que hacer cupo para los nuevos. Pero estamos hablando de una persona que cometió un doble homicidio. No estamos hablando de una persona, entre comillas, digna de andar por la calle. Mi padre no merecía estar libre. Por el bien común. Por él y por la gente que lo rodeaba».

Finalmente, al ser consultada respecto de si consiera recuperar el lazo con su padre, Marcela responde «No. Con esto ya no. Mi interés no es volver a verlo, no es volver a tener contacto con él. Con lo que hizo perdió su familia, perdió todo. Para siempre».

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