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Los economistas y sus predicciones

Por: Pedro Ramírez Vicuña | Publicado: 02.09.2020
Los economistas y sus predicciones Economistas y políticos en seminario de Libertad y Desarrollo en 2019 |
Como dice el economista italiano Luigi Zingales (Chicago boy, además), la relación con el poder económico condiciona las conclusiones de los tecnócratas. El ambiente técnico está capturado, en considerable medida, por lobbystas y miembros de think tanks. ¿Y quiénes los financian? Muchas veces quienes se ven, de una u otra manera, afectados por la legislación a discutir. Le sorprende a Zingales lo “pequeña e interrelacionada que es la élite política y económica en Chile”.

Anunciaron que seríamos un país bananero y pobre, que estaría en llamas. No sólo con los Fondos de Pensiones, sino que después el mercado bursátil colapsaría, la desigualdad nos comería y la democracia se iba a debilitar. Nadie sabe para quién trabaja: la imagen positiva de las AFP saltó 10 puntos; la evaluación de los expertos económicos, en cambio, quedó por el suelo.

Como expuso Daniel Matamala, los tecnócratas “equivocaron gravemente su análisis sobre las consecuencias de corto plazo, pintando un falso escenario apocalíptico y omitiendo los efectos positivos para la economía”.

Distinguir lo importante de lo que es ruido requiere tanto conocimiento científico como autoconocimiento: la serenidad para aceptar las cosas que no podemos predecir, el coraje para predecir las cosas que podemos y la sabiduría para reconocer la diferencia. Nate Silver, estadístico y fundador del blog político FiveThirtyEight.com del New York Times, explica que existen ciertos estándares que una predicción debe incluir: por ejemplo, en cuanto a las encuestas, no podemos confiar en una si ésta no incorpora el tamaño de la muestra y detalles sobre la población muestreada. Por cierto, los expertos pueden equivocarse. Pero los errores necesitan poseer una aclaración.

Sucede muchísimo que los economistas, al seguir los intereses del poder financiero, otorgan juicios técnicos saturados de sesgos. Se cometen errores sistemáticos en los que economistas seleccionan o favorecen unas respuestas frente a otras. Necesitan ellos tener la capacidad de responder preguntas básicas sobre su metodología, incluida, entre otras, cuál es el medio a través del cual se realizan sus pronósticos. Vale cuestionarse qué fuentes utilizan y bajo cuáles criterios.

El economista italiano, y Chicago boy, Luigi Zingales (coautor de Salvando al capitalismo de los capitalistas, que formó parte del Congreso Futuro y cuestionaba el capitalismo como modelo de desarrollo en Chile), ha demostrado cómo la relación con el poder económico condiciona las conclusiones de sus colegas. El ambiente técnico está capturado, en considerable medida, por lobbystas y miembros de think tanks. ¿Y quiénes los financian? Muchas veces quienes se ven, de una u otra manera, afectados por la legislación a discutir. Daniel Matamala nombraba el caso de Libertad y Desarrollo (LyD), que “interviene en el debate mientras mantiene en secreto a sus financistas”. Los conflictos de interés no se explicitan en sus análisis. Le sorprende a Luigi Zingales lo “pequeña e interrelacionada que es la élite política y económica en Chile”. Si trabajas duro en Chile se supone que deberías tener éxito; hasta hace unos años, la macroeconomía nacional funcionaba, pero nunca se resolvió lo mismo que jode a cuanto pronóstico haya bajo la lluvia: la concentración de propiedad en pocas familias, las que además tienen mucha influencia política.

Las predicciones de los expertos que se ciñen a pequeños hechos, observaciones reveladoras y problemas de poca monta, suelen ser algo más precisas que las de los expertos cuyo enfoque se parece más al de un erizo que sabe una sola pero gran, enorme, cosa. Los expertos del tecnicismo tienden a tratar de encajar todo lo que escuchan en la misma narrativa ordenada y global. El enfoque ideológico se relaciona con otras características de las malas predicciones: el desconocimiento de la probabilidad y, sobre todo, el exceso de confianza. De hecho, de acuerdo al más reciente libro que leí (The Signal and the Noise: Why So Many Predictions Fail-but Some Don’t), el exceso de confianza está siempre asociado con un bajo rendimiento.

Curioso es que a Daniel Matamala también le pase.

Cree, con mucho abandono y credulidad, que “parte de la derecha parece decidida a infligirse una nueva maldición” en el plebiscito constitucional. Por mucho que de los arrepentidos sea el reino de la política, pensar que el derrotismo en las filas de la opción Rechazo es “patente” es desconocer que ni las encuestas Cadem, Activa Research ni Criteria poseen la última palabra. Una cosa es que los mismos de la derecha se sientan perdedores —han querido aplazar o incluso invalidar el proceso— y otra distinta es que efectivamente vayan a hacerlo. Nombra el periodista Matamala en su columna a Andrés Allamand como “un consumado experto en elegir siempre el lado perdedor de cada batalla”. Suena muy cierto, pero hasta donde todos sabemos Andrés Allamand fue senador entre 2014 y 2020, después de también haberlo sido por la Región de Los Ríos desde 2006 hasta enero de 2011, después de haber sido diputado entre 1994 y 1998, ministro de Defensa en 2011 y ministro de Relaciones Exteriores desde el 28 de julio de 2020, ambos durante las administraciones de Sebastián Piñera, quien ha ganado no una sino dos elecciones populares (a propósito, el mismo Matamala expresa: “No aguanta estar del lado perdedor en ninguna apuesta”).

Decir que se viene una “travesía del desierto que podría durar otra generación” es caer justamente en lo que Matamala criticaba a los expertos. En definitiva, la correlación no implica causa. El hecho de que dos variables tengan una relación estadística entre sí no significa que una sea responsable de la otra.

Pedro Ramírez Vicuña