Rodrigo Anfruns |
El análisis psicológico que le practicó Hernán Tuane a P.P.V. – quien fuera acusado a sus 16 años de raptar al niño Rodrigo Anfruns – fue considerado por la PDI como clave para determinar la culpabilidad del adolescente.
Este jueves la Comisión de Derechos Humanos del Colegio de Psicólogos de Chile emitió una declaración sobre la participación del profesional Hernán Tuane Escaff en diversos crímenes de lesa humanidad durante la dictadura de Augusto Pinochet, entre los años 1973 y 1990, siendo el más conocido de ellos el caso Anfruns.
Tuane Escaff es conocido, de acuerdo al sitio Memoria Viva, por administrar fármacos a los prisioneros de la dictadura, para que estos fueran interrogados por el Servicio de Investigaciones, y en gran parte por su rol en el caso del pequeño Rodrigo Anfruns Papi. En esta emblemática causa de la época, su testimonio fue determinante, por cuanto el análisis psicológico que le practicó a P.P.V. – quien fuera acusado a sus 16 años de raptar al niño – fue considerado por la PDI como clave para determinar la culpabilidad del adolescente.
De hecho, en su libro «Rodrigo: Una interpretación criminológica», Tuane señala que su conclusiones suponen un «vuelco total» en cuanto al rapto y sus autores. «¡Así es! Antenoche, al escuchar varias veces la grabación, la desestimé como hecha por una mujer… he postulado que esa voz corresponde a un niño de entre 12 y 14 años. El timbre y la inflexión de su voz me hacen inferirlo», se lee en su escrito.
Además, una investigación del periodista Jorge Escalante, publicada en «La Nación» el 7 de abril de 2002, reveló que poco después del golpe militar, el especialista elaboró un documento llamado «Campaña de penetración psicológica masiva». Estos archivos, cuyos originales fueron encontrados en una caja oculta en el subterráneo de La Moneda, habrían tenido por objeto «manipular la mente de la población para mantener el miedo».
Ante estas y otras evidencias, que desde el gremio aseguran fueron puestas en su conocimiento, en conjunto con la Comisión de Derechos Humanos del organismo decidieron presentar el caso de manera extraordinaria a su Comité de Ética, solicitándole que expulse al psicólogo de la asociación.
«Próximamente se conmemorará el aniversario del fatídico golpe de Estado en Chile de septiembre de 1973, y nos parece importante saldar una deuda histórica con nuestro gremio, con colegas que sufrieron en carne propia la persecución, despido, exilio, tortura, desaparición forzosa e incluso la muerte, como también la de sus familiares y/o cercanos», señalan.
Por su parte, el abogado que defendió a la familia de Rodrigo Anfruns en dicho caso, Roberto Celedón, comentó a El Desconcierto que no le extraña la decisión del Colegio de Psicólogos, sobre todo teniendo en cuenta que el mismo profesional fue expulsado en la década del 60 de la Universidad de Chile por hacer mal uso de las técnicas de hipnosis.
«Tuane prestó servicios al inicio de la dictadura en el Ministerio del interior y fue el principal promotor de la guerra psicológica contra la Unidad Popular y la gente de izquierda», acotó el legista.
Mientras, en relación al caso Anfruns, del cual formó parte, señala que el psicólogo en cuestión «jugó un rol fundamental para utilizar a un joven de 16 años, para inculparlo de participación en el rapto y muerte de Rodrigo, lo que era totalmente falso, P.P.V. no tenía ninguna posibilidad de haber raptado al niño», acusa Celedón, agregando que el adolescente inculpado fue detenido días antes de que hallaran el cuerpo de la víctima, y que este nunca aceptó la razón o motivo que se le atribuía.
«Hubo una conferencia de prensa en que dieron cuenta desde la PDI que ‘al parecer’ había un niño comprometido en el secuestro de Anfruns. Estaban preparando el ambiente, Hernán Tuane estaba ahí, está en las fotos. Fue un factor primordial para la autoinculpación del joven.
«Es un embustero, una persona que causó mucho mucho daño», establece el abogado, agregando que, a pesar de que esta decisión del gremio llega de manera tardía, «es muy justo, porque no tiene dignidad profesional y fue uno de los peores instrumentos de la dictadura».
«Sobre su conciencia deben pesar muchas muertes y torturas», concluye Celedón.
