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Opinión

Respuesta a las críticas de los “técnicos” al impuesto sobre las grandes fortunas

Por: Ramón López y Gino Sturla | Publicado: 24.09.2020
Respuesta a las críticas de los “técnicos” al impuesto sobre las grandes fortunas Roberto Angelini y Bernardo Matte | Foto: Agencia Uno
Sugerimos a los súper ricos y a los parlamentarios dar señales inequívocas de que los que tienen mucho deben contribuir más a financiar esta crisis múltiple. Deben verlo como una inversión social de extrema rentabilidad (pública y privada), al ayudar a mantener así la paz social. Esto lo han entendido muy bien las decenas de súper ricos estadounidenses, que han pedido que se graven sus fortunas.  

Aquí abordamos varias de las críticas a los impuestos sobre las grandes fortunas que han sido puestas en escena por “técnicos” de amplias sensibilidades políticas, muchos de ellos con platea preferencial en los medios de comunicación masiva. No tenemos más que el objetivo de informar a la ciudadanía, de forma sucinta y clara, sobre las falacias a menudo planteadas por estos “expertos”.

  1. Reducen la inversión

Falso. En una economía como la chilena, la inversión depende fundamentalmente de la rentabilidad de las empresas. Estos impuestos gravan la riqueza personal, no a las empresas, y por ende tampoco el retorno de las inversiones. Incluso si los súper ricos afectos al impuesto no quisieran invertir, siempre hay suficientes inversionistas –nacionales e internacionales– entre los muchos no afectos al impuesto para financiar un buen proyecto. Además, existe amplia evidencia empírica aplicada en países donde estos impuestos existen o han existido que demuestra que esto es falso.

  1. Los países de la OCDE lo han eliminado

Parcialmente falso. Se ha mencionado persistentemente que sólo 3 países de la OCDE mantienen el impuesto a la riqueza. Según reporte del mismo organismo (https://stats.oecd.org/Index.aspx?DataSetCode=REV), además de Suiza, Noruega y España, tienen este impuesto: Bélgica, Francia, Hungría y Luxemburgo. Y se suma Colombia, ingresado recientemente a la OCDE. Así, son 8 países OCDE. Además, países como Suecia y Dinamarca lo dejaron de aplicar no por ser un mal impuesto sino por razones políticas, en un contexto en el que recaudan casi el 50% de su PIB para su gasto social mediante otros impuestos.

  1. Recaudan poco

Falso. Primero, tal como lo han demostrado estudios empíricos publicados en prestigiosas revistas científicas internacionales, no hay nada inherente a los impuestos patrimoniales que les impida recaudar; su nivel de recaudación depende exclusivamente del diseño e implementación del impuesto.   Segundo, se omite que la mayoría de los países OCDE tienen impuestos patrimoniales globales (que incluyen impuestos sobre patrimonios físicos) que recaudan sobre el 2-3% del PIB; por ejemplo, Francia colecta casi el 4% del PIB (Chile apenas un 0,9%). Tercero, se saca fundamentalmente a la luz el caso de España (0,2% del PIB) o Noruega (0,6% del PIB), evitando referirse a Suiza (1,3% del PIB) o Luxemburgo (2,9% del PIB). Cuarto, tal como lo demuestran estudios recientes aplicados a Dinamarca y Suecia, en muchos casos en los cuales la recaudación es baja, esto ha sido meramente por diseño ya que son países que tienen altísimos niveles de recaudación en base a otros impuestos.   Cuarto, si el Congreso asegura que las recomendaciones OCDE en materia de cumplimiento tributario se acaten en Chile, tal como en casi todos los demás países OCDE, va a permitir un alto nivel de recaudación del orden de alrededor de US$ 5.000 millones, 2% del PIB. Quinto, también siguiendo las recomendaciones de la OCDE, se debe eliminar el secreto bancario, el cual da protección a los súper ricos para evadir impuestos de todo tipo, como medida importante para minimizar la evasión de este y otros impuestos.

  1. Los súper ricos sacarán sus fortunas del país

Falso. Un buen diseño de este tipo de impuestos debe considerar, como lo indica la experiencia internacional, gravar la fortuna de chilenos en todo el mundo, tal como lo hace el proyecto actualmente en trámite en la Cámara de Diputados. Bajo este esquema esta crítica no aplica.

  1. Sería un gran costo para los súper ricos

Falso. Porque es de sólo 2,5% de sus fortunas. A menudo esto lo pierden o ganan en unos pocos días especulando en las bolsas mundiales.

  1. Los súper ricos se van del país a residir en otro

Falso. Si el impuesto es por una sola vez, como el actual proyecto que está en la Cámara, no sacan nada con irse porque tienen que pagar en base a la fortuna 2019. Si es permanente podrían, pero tendrían que pagar impuesto en el nuevo país de residencia. Además, dejar la residencia no es tan simple: no pueden poner pie en el país por 6 meses seguidos; si lo hacen, aunque sea por un día, automáticamente son considerados residentes. También se puede seguir el ejemplo de EE.UU. y España, y establecer un impuesto de salida (exit tax).

     7. El proyecto actualmente en el Congreso es defectuoso

Parcialmente falso. Este proyecto es perfectible. Se debe aplicar sobre el patrimonio neto, no sobre el bruto. Recomendamos bajar el umbral sobre el que se aplica de US$ 22 millones a US$ 10 millones, pero debe aplicarse no al total de la riqueza sino de forma marginal. Ejemplo: si alguien tiene US$ 18 millones, paga sobre la diferencia (18-10) = US$ 8 millones. Cabe hacer notar que no existe país en el mundo que tenga un monto exento superior a US 1.5 millones. Aquí proponemos US$ 10 millones, lo cual además asegura dos elementos claves: no se afecta en ningún caso a la clase media y se focaliza en un grupo pequeño de individuos (no más de 4 mil personas), lo cual facilita la fiscalización.

  1. Por ser por una vez, existirían fenómenos de “antelación” y “repetición”

Parcialmente falso. La antelación se refiere a que los súper ricos durante la tramitación del proyecto podrían articular estrategias para pagar menos; por ejemplo, repartir su riqueza. Esto no ocurre en el proyecto actual, pues se paga en base a la riqueza a diciembre de 2019. Respecto de la repetición, se dice que quedaría la sensación de que un impuesto de este tipo sería invocado en otra crisis, lo cual induciría a los súper ricos a “prepararse” para ello. Esto es en parte cierto, sobre todo lo que dice relación a dividir sus fortunas entre muchos familiares, estrategia que ya utilizan, y que puede intensificarse con la amenaza de este impuesto. Sin embargo, si Chile finalmente adopta la norma General Anti Elusiva, tal como ha sido diseñada por la OCDE, ello limitaría esta estrategia de manera importante. Esto porque caería en la figura de medidas elusivas contrarias al espíritu de la ley tributaria, lo cual le daría espacio a la autoridad tributaria a una investigación administrativa, inquiriendo el origen de los ingresos que permiten la adquisición de los activos por parte de los familiares y una eventual evasión del impuesto de herencia.

  1. Sería dificultoso cobrarlo y valorar los activos

Falso. Es probablemente el argumento más rebuscado que hemos encontrado. Se ha indicado que si es un impuesto para una emergencia su cobro debe ser rápido. Primero, al parecer quienes han usado este argumento no conocen la intertemporalidad del presupuesto; esto es, si tengo certeza de flujos futuros puedo ajustarme a ello. Segundo, en una primera declaración jurada de patrimonio se calculará el pago para cada súper rico. El pago es dentro de 30 días de la declaración. Después, el Servicio de Impuestos Internos (SII) tiene 3 años para investigar y luego cobrar de manera retroactiva cualquier diferencia, incluyendo multas para los que hayan sub reportado. Existen las herramientas para estimar de forma responsable la capacidad recaudatoria del impuesto, una vez que se cuente con los parámetros del impuesto. Tercero, se dice que la valoración de ciertos activos sería dificultosa. La mayor parte de la fortuna de estos individuos corresponde a riqueza financiera o física con valor de mercado, lo cual facilita su valoración. Para el caso de otros activos como sociedades que no se transan en bolsas, se han propuesto esquemas como el traspaso al Estado del 2,5% de las acciones de estas sociedades de manera directa como pago del impuesto.

Hemos creído necesario aclarar estos puntos, pues la discusión se ha centrado en lo pequeño, en lo metodológico, en simplismos que se repiten hasta el cansancio. No ponemos en duda la necesidad de contar con los súper ricos para el desarrollo del país. Y es justamente por esto último que consideramos el clima político y social como el activo principal para el desarrollo de la empresa: los impuestos a las grandes fortunas van en la dirección de asegurar un mejor clima de convivencia social. Y es que se trata de poner la política por sobre economía, y lo social por sobre la técnica. La sensación de que esta crisis otra vez la pagarán las capas medias y bajas puede costarle caro a los súper ricos y al país en términos de paz social. Sugerimos a los súper ricos y a los parlamentarios dar señales inequívocas de que los que tienen mucho deben contribuir más a financiar esta crisis múltiple. Deben verlo como una inversión social de extrema rentabilidad (pública y privada), al ayudar así a mantener la paz social. Esto lo han entendido muy bien las decenas de súper ricos estadounidenses, que han pedido que se graven sus fortunas.

Ramón López y Gino Sturla