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La primera visita de Mafalda a Chile

Por: Víctor Osorio | Publicado: 01.10.2020
La primera visita de Mafalda a Chile Mafalda en Chile, 1989 | [Archivo de Lucha Pus]
Antes de marcharse, Quino les dijo: “No se preocupen, sigan publicando a Mafalda”. Ya en la puerta, agregó: “¡Ah! Y no se preocupen por el pago…”. Varas comenta que el argentino quedó tan entusiasmado con el proyecto del diario Puro Chile que entregó al diario los derechos de publicación.

Fue en el marco de la campaña presidencial de Salvador Allende en 1970 que apareció en Chile por primera vez la entrañable Mafalda, creación del artista argentino y mendocino Joaquín Salvador Lavado Tejón, “Quino”, quien acaba de partir de este mundo. Ha pasado poco más de medio siglo desde ese acontecimiento.

En efecto, las tiras de “Mafalda” fueron publicadas en las páginas interiores de la primera edición del diario Puro Chile, que apareció en los quioscos el martes 7 de abril de 1970, apenas seis años después que el personaje viera la luz en Argentina, en la revista Leoplán y el semanario Primera Plana, y después que en 1966 surgiera al otro lado de la cordillera el primer tomo recopilatorio, a cargo del editor y productor discográfico Jorge Álvarez.

La publicación fuer un éxito rotundo, medido en las cartas y llamadas telefónicas recibidas en el Puro Chile, de modo que 15 días después, el 21 de abril, se desplazó de las últimas páginas a la sección editorial.

El matutino Puro Chile estaba a cargo de dos reconocidos periodistas de esa época, José Gómez López y Eugenio Lira Massi, que previamente integraban el equipo del diario popular Clarín. Ambos habían desarrollado una exitosa carrera profesional en la prensa escrita, radial y televisiva, y son protagonistas de las páginas más brillantes de la historia social del periodismo en el país.

Eran independientes de izquierda y desde el año anterior habían concebido el proyecto de levantar un diario que expresamente se pusiera al servicio de la candidatura presidencial de Salvador Allende. Lira se lo propuso a la dirigencia del Partido Comunista, la que estuvo de acuerdo en financiar el lanzamiento del matutino, respetando la autonomía periodística. Pepe Gómez López asumió como director.

El nacimiento del diario provocó un enorme impacto en la población, por su estilo punzante e hilarante, irreverente e incluso insolente, con un amplio uso del lenguaje popular. Aparte de los titulares de portada, ello se mostraba en secciones diarias como “El Huevo de Oro”. Allí apareció inicialmente el personaje del diario, “El Enano Maldito”, a cargo de los lápices del dibujante Jorge Mateluna, que ocupaba parte de la portada del matutino y fue emblemático de la época.

No hay dudas de que Puro Chile hizo una contribución significativa al triunfo de la Unidad Popular. En el equipo inicial del matutino se congregó una parte de las más destacadas plumas del progresismo de esos días, como Guillermo Ravest, Ligeia Balladares, Mario Gómez López (hermano de Pepe), Carlos Ossa, Ángel Castro, Raúl Pizarro, Eduardo Labarca y otros. Al diario llegó también uno de los hijos del director, un joven José Antonio Gómez, que en las últimas décadas llegó a ser ministro de Justicia y Defensa y presidente del Partido Radical.

El humorista gráfico Jorge Mateluna me contó que, en la etapa de los preparativos para la aparición del diario, “alguien se consiguió un ejemplar” de los tomos recopilatorios de las tiras de Mafalda que publicaba (hasta hoy) Ediciones De La Flor en Argentina. “A Gómez y Lira les fascinó y decidieron reproducirlas. Luego aparecieron más materiales”, recordó el dibujante en una conversión a mediados de 2019, unos meses antes de que él falleciera.

Jorge Varas (“Varilla”), que se hizo cargo del diseño gráfico de Puro Chile, rememoró en su libro Señoras y Señores Pasajeros,” de 2012: “Por iniciativa de Chechi Gómez, hija de Pepe, se publicó diariamente la conocida historieta Mafalda”. Y agregó que un día Quino viajó a Chile con planes de radicarse en Santiago y fue hasta la redacción del Puro Chile, en Alameda casi esquina de Manuel Rodríguez, “para conversar las condiciones de la publicación”.

El periodista Sergio Jerez, que llegó a Puro Chile poco después de su formación, me contó que cerca de un año y medio después, “estábamos en la oficina de Pepe Gómez –con Lira, Miro Popic, Carlos Kossack y algún otro colega del diario –, cuando un portero anunció que un argentino solicitaba hablar con el director. Pepe ordenó que lo hicieran pasar y agregó, bromeando, ‘debe ser otra chanta como éste’, refiriéndose a un periodista trasandino que trabajaba en el diario, Alberto González Toro. Entró un tipo joven, ligeramente calvo, con lentes de gruesa moldura negra. Estaba indignado”. Era el mismísimo Quino. Lo que ocurría es que nunca le pidieron permiso para publicarla, menos le habían cancelado los derechos editoriales. “Gómez y Lira le contaron la historia del diario, quiénes éramos y el proyecto social con que estábamos comprometidos. Luego, los tres se fueron a almorzar a la Confitería Torres, donde ambos tenían una permanente mesa reservada. Al regresar, siguieron conversando por horas”, recordó Jerez.

Antes de marcharse, Quino les dijo: “No se preocupen, sigan publicando a Mafalda”. Ya en la puerta, agregó: “¡Ah! Y no se preocupen por el pago…”. Varas comenta que “el argentino quedó tan entusiasmado con el proyecto del Puro Chile que entregó al diario los derechos de publicación”.

Curioso. El barrio bonaerense de San Telmo fue parte de la fuente de inspiración de Quino. Los lugares de la tira existían en la realidad, incluyendo el edificio en el que vivía Mafalda con su familia y ese mítico escalón de la puerta, en el que la niña se reunía con sus amigos. La dirección era: Chile Nº 371.

Víctor Osorio