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Pirque y la vuelta a clases: El epitafio del ministro Figueroa

Por: Andrés Dibán Dinamarca | Publicado: 04.10.2020
Pirque y la vuelta a clases: El epitafio del ministro Figueroa Ministro Figueroa se retira de un colegio en Pirque | Captura de TV
El ministro Figueroa y el Gobierno han forzado la “vuelta a clases” presenciales a los establecimientos educativos, en la línea de los planes “nueva normalidad” y “retorno seguro”. ¿Cómo es posible algo así? ¿Cómo despreciar a tal punto lo que el sentido común, la recomendación sanitaria y los estudios avalan?

El ministro de Educación, Raúl Figueroa, así como sus antecesores, no escucha a las comunidades educativas. Pero lo que sucede es aún más terrible: tal como el Presidente, no atiende los estudios, los datos, las recomendaciones de expertas y expertos y, ante la coyuntura del COVID-19, siquiera repara en las muertes que ha cobrado la pandemia, para resolver y orientar su política en favor de las y los estudiantes, sus familias y el entorno docente. Casi de manera transversal padres, madres, apoderadas y apoderados señalan que, al menos hasta fin de año, se mantengan las clases on-line, porque no queda otra alternativa, y los números, los indicadores y la realidad, reflejan un cambio y giro en el ámbito educacional los últimos seis meses.

Entre junio y agosto de 2020, el Mineduc cifraba en 80.000 los casos de deserción escolar. ¿Causa principal de ello? El virus que acecha a Chile y al mundo. Un estudio del 23 de julio de este año, realizado por la doctora en Salud Pública y académica de la Universidad de Valparaíso, Catalina González, reportó que en nuestro país se habían diagnosticado 29.924 casos de COVID-19 en niños, niñas y adolescentes, con 51 fallecidos en total y 1.083 menores de edad hospitalizados en algún momento por COVID-19. Asimismo, y avanzada la pandemia durante el invierno, la encuesta Data Influye (agosto) reflejaba que un 79% de las y los apoderados se declaraba en contra de volver a clases presenciales, mientras que un 17% indicaba que había que evaluar caso a caso.

A pesar de todos estos elementos sobre la mesa y de lo indicado por expertas y expertos, el ministro Figueroa y el Gobierno han forzado la “vuelta a clases” presenciales a los establecimientos educativos, en la línea de los planes “nueva normalidad” y “retorno seguro”. ¿Cómo es posible algo así? ¿Cómo despreciar a tal punto lo que el sentido común, la recomendación sanitaria y los estudios avalan? Se arguye que no se puede permitir seguir perdiendo horas lectivas en las aulas y, al mismo tiempo, contenidos de cada programa, plan anual de estudios y asignaturas. El Banco Mundial junto al Mineduc han indicado que durante 2020 las y los estudiantes podrían llegar a perder un 88% de los contenidos base. ¿En serio vamos a preocuparnos y ocuparnos de ello, antes de la posibilidad cierta de aumentar los contagios y las muertes en pandemia?

El 30 de septiembre, el subsecretario de Educación, Jorge Poblete, defendió la insistencia que ha mostrado el ministerio en abogar por un retorno seguro a las clases presenciales, suspendidas oficialmente desde marzo tras la llegada de la pandemia, y aseguró que responde a peticiones manifestadas desde las propias comunidades educativas. ¿En serio? ¿Seguirán mintiéndole al país? ¿Cómo puede ser así y luego, el 1 de octubre en Pirque, nadie asiste a clases? Las familias, las y los docentes, están haciendo lo que el Gobierno de turno nunca ha hecho, esto es cuidar hasta el final a sus hijas e hijos, frente a la crisis sanitaria más cruenta de los últimos cien años.

Hace poco más de una semana lo señalaba el presidente del Colegio de Profesores: “el regreso a las salas se debe concretar cuando la pandemia esté controlada, y eso en Chile no está ni cerca. A ello, se deben sumar otros dos factores: condiciones materiales e infraestructura y un plan de transporte. Si se abren colegios, movilizando a 4,5 millones de personas, de las cuales muchas lo hacen por medio de transporte público, el riesgo de contagio es altísimo».

¿Cómo -y en qué cabeza- con un contexto así, se pretende forzar a volver a las aulas? El COVID-19 ha arrebatado más de 12.000 vidas de compatriotas. En poco más de seis meses y medio, ha modificado diametralmente nuestro quehacer y el modo de relacionarnos. La incertidumbre de la población, dado el pésimo manejo de la crisis y las erráticas políticas del Gobierno de Sebastián Piñera, fuerzan a redoblar las medidas de prevención y, qué duda cabe, proteger la vida a toda costa. Las familias chilenas no enviarán a sus hijas e hijos a las aulas, mientras no existan garantías de que el contagio no propiciará un rebrote y que este seguirá cobrando vidas. ¿En síntesis? No se debe retomar la educación de manera presencial, mientras las condiciones de las escuelas, liceos y jardines infantiles sean las que conocen todas y todos los educadores del país, y no esté a disposición una vacuna para cada niña, niño y adolescente.

Andrés Dibán Dinamarca