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Crispi y la necesidad de un pacto amplio de oposición: «El Presidente Allende siempre entendió que el diálogo con el centro era muy importante»

Por: Sebastián Reyes | Publicado: 11.10.2020
Crispi y la necesidad de un pacto amplio de oposición: «El Presidente Allende siempre entendió que el diálogo con el centro era muy importante» Diputado Miguel Crispi |
«Lo que la oposición tiene que hacer, es dejar de jugar a las escondidas», dice a El Desconcierto el diputado de Revolución Democrática Miguel Crispi, quien cree que el error fundamental de los partidos de izquierda, y lo que llevó al fracaso de las negociaciones para las primarias de gobernadores, es que «actúan como si lo electoral fuera un fin en sí mismo», olvidándose que el objetivo principal es que las demandas ciudadanas efectivamente lleguen a estar plasmadas en una Nueva Constitución.

El 30 de septiembre fue una jornada de división en la oposición. El fracaso de la negociación para las primarias de gobernadores y alcaldes sembró muchas dudas en la capacidad de los partidos de centro e izquierda para ponerse de acuerdo, con miras a la posibilidad de un pacto amplio para el proceso constituyente, donde será necesario -en una eventual Convención Constitucional- alcanzar un quórum de 2/3 para realizar cambios sustanciales en el país.

De acuerdo con el diputado de Revolución Democrática (RD), Miguel Crispi, esta ha sido una «semana de introspección» tanto para los partidos del Frente Amplio (FA), como para el Partido Comunista y los conglomerados que se aliaron en una ex Nueva Mayoría.

«Al menos, tiene que haber una declaración de que hubo voluntades mutuas de la oposición para pactar antes del 25 de octubre», señala el parlamentario, quien, si bien cree que lo que ocurrió a fines del mes pasado los debilitó como izquierda en su conjunto, afirma que esto puede revertirse. Lo que el pueblo definitivamente no les perdonaría, en su opinión, es que no hicieran todo lo posible para lograr un acuerdo amplio, y así plasmar en un órgano constituyente lo que la gente expresó con tanta fuerza en las calles.

-¿Por qué fracasó, en tu opinión, este intento de unidad de las primarias de gobernadores?

-Creo que el objetivo es hacer un aprendizaje para que eso no vuelva a repetirse. En el conjunto de la oposición se ha malinterpretado el lugar electoral y se ha definido como algo estratégico, no como algo táctico. Y en política, lo táctico persigue a la estrategia.

Pero, al parecer, hemos establecido que en lo electoral es donde se define lo ideológico, lo identitario, lo fundamental de los partidos de la oposición. Y eso es un error, porque tanto los partidos como las alianzas electorales son herramientas que tienen que estar orientadas a alcanzar un objetivo. Y en este caso, el objetivo no puede ser otro que ponerse a disposición del pueblo chileno, que está demandando transformaciones profundas, un nuevo Chile.

-¿Puede explicar un poco a qué se refiere con estos conceptos?

-En la política siempre hay una necesidad de diferenciación. Tenemos identidades distintas y queremos representar Chile de manera distinta. Pero lo electoral tiene ciertas reglas que no las ponemos nosotros, como el sistema D’Hondt o la misma Convención Constitucional, que obliga a alcanzar 2/3 para construir acuerdos y, por tanto, lo electoral tenemos que entenderlo como una herramienta, y no creer que se nos acaba la vida por estar en una lista con tales partidos. Creo que eso te restringe demasiado tu movimiento como partido para poder alcanzar objetivos.

Entonces, si el objetivo en el caso constituyente es alcanzar 2/3 para poder construir un Chile distinto, entonces debiéramos orientar la táctica electoral en ese sentido. Y hoy, la oposición actúa como si lo electoral fuera un fin en sí mismo. Si ese problema se lograra superar podríamos tener una conversación de otro tipo.

-¿Cuál ha sido la mayor piedra de tope para orientar la discusión hacia ese lugar entonces?

-Se habla mucho de la unidad, pero la unidad no se declara, se construye. Y para construirla necesitamos mínimos programáticos. El Presidente Allende siempre entendió que el diálogo con el centro era muy importante. Y siempre fue muy preclaro en eso, toda su carrera, de la necesidad de construir alianzas amplias para generar transformaciones en la sociedad chilena. Pero siempre con contenidos; no eran alianzas vacías, sino que tenían contenidos programáticos y mínimos. Por lo tanto, lo que la oposición tiene que hacer es dejar de jugar a las escondidas, poner por delante cuál es el programa que va a defender para una Nueva Constitución, y también ponerse de acuerdo en un reglamento. Se trata de un diálogo de contenidos sin exclusiones. Y, en función de quiénes quieran participar de ese diálogo, se definirá un camino electoral. Pero dado el momento que vive Chile, no es posible avanzar en lo electoral sin antes ponerse de acuerdo en los contenidos que queremos defender en el proceso constituyente.

-¿Qué tan posible es alcanzar estos mínimos programáticos con una coalición que tiene a la DC y a Ciudadanos, por ejemplo?

-Vuelvo un poco a la historia. Esta fue la misma dificultad que tuvo el gobierno del Presidente Salvador Allende. Luego del Golpe, la Democracia Cristiana hizo una crítica, la «Carta de los 13», que posteriormente representó a muchos demócrata cristianos, sobre cómo debieron haber estado en disposición de colaborar con el gobierno de Allende, y no torpedearlo.

La unión no es algo fácil de alcanzar. Y si es que no se puede, está bien, no se pudo, pero hay que hacer el esfuerzo.

El problema que enfrentamos hoy, por lo menos lo que he podido recoger yo desde el 30 de septiembre, es que tenemos problemas de confianza bastante enquistados. Hay sectores en todos los partidos de la oposición que consideran a los de otros partidos como sus adversarios y no sus aliados. Entonces, no es fácil la tarea, por lo que se necesita mucho de voluntad. Eso no significa obligarnos a estar de acuerdo, sino realizar un esfuerzo genuino de construir unidad en base a mínimos programáticos para estar a la altura de lo que el país demanda.

Al país le da lo mismo la unidad, le dan lo mismo los partidos; lo que quiere son transformaciones. Por lo tanto, la política tiene que encontrar el camino para viabilizar esto, y ese camino, sin una unidad suficientemente amplia para hacer transformaciones, no va a ocurrir.

-¿Cuáles serían ejemplos de estos mínimos?

Yo creo que el “desde” es el reglamento. La Convención Constituyente lo primero que tiene que acordar por 2/3 es el reglamento, y esto va a determinar el carácter ciudadano que tenga ese espacio. Va a determinar si es que esto va a ser un proceso cerrado o abierto a la ciudadanía, el cómo los cabildos pueden dialogar con este espacio institucional, por ejemplo. Y bueno, la oposición tiene que ponerse de acuerdo en defender eso. Y cerrar este debate, que a mi juicio está cerrado, pero que haya un Plebiscito, y no que se acuerde todo por 2/3 por parte de la convención, como ha sido la tesis de Allamand, Kast y la derecha.

Luego, hay que ponerse de acuerdo en negativo, porque en aquellos aspectos donde no se alcancen los dos tercios, se saca todo eso de la Constitución, por tanto hay que ponerse en negativo de las cosas que no queremos que estén en este nuevo documento, y que sí están en la Constitución del 80.

Por ejemplo, el tema del agua. Lo que señala la Constitución, haciendo una finta, establece que terminen habiendo derechos de propiedad de agua, y eso debiéramos ponernos de acuerdo que va a salir de la Constitución. Esa conversación, la oposición no la ha tenido.

-Pero, con ese mismo ejemplo, hace poco se rechazó una modificación al Código de Aguas en el Congreso, entonces el ponerse de acuerdo en esos temas va a ser complejo con los integrantes de la ex Nueva Mayoría…

-Por supuesto, si nadie dice que esto vaya a ser fácil. Lo que es urgente es hacer el intento, porque hasta ahora no lo hemos hecho.

Había discusiones que probablemente no tenían esperanza de construir acuerdos transformadores antes del 18 de octubre. Ahí se zanjaron muchas discusiones, y se abrió una oportunidad para la que política institucionalice esos cambios. Pero los partidos políticos, que hoy son parte del problema, también pueden ser parte de la solución.

Y desde la oposición, ser parte de la solución es ponerse de acuerdo en aquellas cosas –sin exclusiones– y tener esas discusiones respecto a cuáles son los mínimos programáticos del proceso constituyente. Y en base a eso, decir mira, aquí hay un arco que va de tal partido a tal partido. Pero no antes de eso, porque si no nos hacemos trampa, y delimitamos la opción de tener mayor fuerza para transformar Chile en base a nuestras propias definiciones anteriores.

-En ese sentido, los partidos del Frente Amplio emergieron después que los otros partidos, que son responsabilizados por la situación actual de parte de la ciudadanía. ¿El tratar de formar una alianza con estos conglomerados no sería meterse un poco a este mismo saco?

-Podría ser un costo, pero hacer alianzas electorales, con compromisos programáticos, con partidos que en el pasado, por ejemplo, no pusieron en cuestión el tema del derecho al agua, no nos hace cómplices de aquello. No nos mezcla. Eso da cuenta de una debilidad propia, pensar que porque yo firmo un documento con otra persona me hago cargo de todo lo que esa persona hizo en el pasado.

Uno se hace cargo de aquello por lo que se está comprometiendo, y en este caso, lo que necesitamos es sumar fuerza. Y cuando digo que los partidos políticos de oposición tienen que estar disponibles a construir mayorías transformadoras, para hacernos cargo de lo que se levantó con tanta fuerza en las calles, eso significa renunciar, por ejemplo, a eso que nos podría molestar, que es pactar algo con partidos que en el pasado fueron cómplices de retrocesos en derechos sociales e injusticias para muchos compatriotas. Yo estoy disponible a eso.

Pero si nuestro margen es acordar con quienes están de acuerdo en todo con nosotros, bueno, vamos a quedar tranquilos con nuestras conciencias, pero no vamos a lograr hacernos cargo de aquello que el país nos exige. Al país le da lo mismo el acuerdo, la sigla, todo aquello. Lo que nos exige es que seamos capaces de viabilizar estas transformaciones sociales.

Si eso significa estar en un pacto con un partido que en el pasado fue cómplice de la privatización del agua, yo estoy disponible a hacer aquello, porque si no, no vamos a sumar suficiente fuerza para, en el futuro, hacer del agua un derecho garantizado para toda la población.

-¿Cree que la oposición perdió fuerza con lo que sucedió el 30 de septiembre? ¿Qué se puede hacer para revertir este escenario?

-La oposición en eso perdió una oportunidad. En el caso de lo municipal y los GORE me parece que no es tan determinante, aún quedan espacios para conversar. Donde no van a haber segundas oportunidades es en el proceso constituyente, y creo que ahí si que no habría perdón de la ciudadanía si no logramos sumar suficiente fuerza para hacer eco de lo que pasó en Chile en los últimos años.

Más que unión, creo que es necesario que para ese entonces ya haya respuesta sobre si hay o no acuerdo en los contenidos, y si lo hay, entonces que se defina una táctica electoral que nos permita alcanzar los 2/3.

He escuchado muchas veces que esto no es posible. La verdad es que sí es posible, pero implica mucha renuncia de los partidos. Si yo voy en una lista con tres partidos más, tengo muchos cupos para repartir entre mis militantes, pero si voy con 15 partidos tengo menos cupos.

Entonces significa renunciar a mucho, pero se puede, y la oposición y el Frente Amplio debieran estar trabajando en esa dirección. Si no se puede, decirle a la ciudadanía que hicimos todo lo posible. Pero hoy la oposición no podría afirmar aquello.

-¿Cree que existen esos ánimos en general en Revolución Democrática y el el Frente Amplio para pactar con la ex Nueva Mayoría?

-El FA y mi partido estamos teniendo una reflexión interna, que podría avanzar en función de lo que te señalaba al comienzo, de entender lo electoral como un tema táctico, no como algo estratégico, y entender que eso está en los acuerdos programáticos y la necesidad de construir alianzas amplias para responderle a al ciudadanía.

Hoy partimos definiendo temas electorales sin definir los asuntos referidos al programa y al proyecto, lo que no tiene sentido, es un error.

El FA tomó una decisión respecto de las primarias de gobernadores. En la constituyente podría ser distinto, pero eso implica recorrer un camino incómodo de diálogo con diferentes fuerzas políticas que no piensan como nosotros.

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