La ganadería regenerativa se abre paso en el mundo comercial y académico

Por: María del Mar Parra | Publicado: 16.10.2020
La ganadería regenerativa se abre paso en el mundo comercial y académico / Canadiancattlemen.ca
Cursos en la Universidad Católica, proyectos con el Ministerio de Agricultura, sellos comerciales para exportar con valor agregado y más. La ganadería regenerativa comienza a mostrar resultados en Chile y crece el interés por aplicarla.

La ganadería regenerativa propone una forma de manejar los campos que no necesita de agroquímicos, ni arado, ni maquinaria. El enfoque choca de frente con lo que enseñan en las carreras de agronomía y con la forma en que se ha trabajado el medio rural, lo cual despierta sospechas de sectores tradicionales.

Pero a nivel mundial y nacional crece el interés por esas prácticas, enfocadas en mejorar la productividad devolviéndole la salud a los suelos. Un documental estrenado a fines de septiembre en Netflix, llamado Kiss the ground, retrata la ganadería regenerativa en el mundo y su potencial de acción climática. Ante la demanda, se abren espacios en la academia, el mercado y el Ministerio de Agricultura para incentivarla.

Manadas y efecto regenerativo

Para practicar la ganadería regenerativa, se utiliza el manejo holístico; una metodología creada por el agricultor zimbabuense Allan Savory en los años 60. Su planteo es que el buen manejo de ganado es el que imita el comportamiento de los rebaños o manadas salvajes.

“El manejo holístico implica pasar de una mirada lineal en que se controla todo, a otra lógica integral, que entiende al suelo como un ser vivo, intenta comprender los procesos de la naturaleza que lo mantienen en esa condición, y se involucra cuidadosamente para favorecer esos procesos.

Planificar el pastoreo para que los animales actúen en forma densa y en movimiento, respetando los ciclos de recuperación de los pastos, es un enfoque central de esta metodología”, resume Isidora Molina, fundadora de Efecto Manada.

El Savory Institute difunde su metodología por el mundo acreditando “hubs” en distintos países. Estos centros tienen el propósito de crear redes locales de formación en manejo holístico y restauración. El hub en Chile es Efecto Manada, que desde el 2015 realiza cursos, asesorías y servicios de pastoreo estratégico para productores del país.

En los lugares donde se lleva aplicando este método, se han constatado aumentos en la rentabilidad (por la baja en los costos de químicos e insumos) y en la productividad, que se refleja por ejemplo en la capacidad de carga o población máxima de animales a la que el ecosistema le puede dar sustento, o en la ganancia en peso de los animales.

También trae beneficios asociados a la salud del suelo, como el aumento en la biodiversidad, en la capacidad de infiltración de agua, el porcentaje de suelo descubierto y los signos de erosión.

Formación en agricultura regenerativa

El pasado 14 de octubre, comenzó la primera versión online del curso de especialización en manejo holístico por la Universidad Católica. Para nutrir la creciente demanda de información sobre este tipo de manejo, la universidad comenzó a dictar en los últimos años cursos anuales sobre este tema.

Para nutrir la educación en el tema, la Universidad ejecuta un proyecto junto con la Fundación para la Innovación Agraria (FIA) del Ministerio de Agricultura, donde tienen un sitio de aprendizaje en Pirque para demostrar técnicas innovadoras.

“Dentro del campo en Pirque hacemos ganadería y agricultura regenerativa en un sector. Estamos en proceso de transición entre manejo tradicional y regenerativo. La idea es que en los próximos años podamos mostrar estas prácticas, qué efectos tienen, cómo se hacen, los costos y la producción”, acota Rafael Larraín, profesor de la Facultad de Agronomía e Ingeniería Forestal UC y jefe del programa.

Secuestrando carbono

El dato más prometedor con respecto a la ganadería regenerativa, es que permitiría revertir el desequilibrio que se da en los sistemas actuales de producción ganadera, con la emisión de CO2 que ya no queda capturado en el suelo. La ganadería regenerativa recupera las praderas, que en condición saludable son ecosistemas sumideros de carbono y pueden ser secuestradoras netas, logrando absorber incluso más carbono del que se emite con la producción regenerativa.

En Chile, durante el año pasado se realizó la línea de base para poder medir dentro de cinco años captura de carbono en los suelos que han sido manejados bajo esta metodología. Aunque se trata de un fenómeno difícil de medir y los resultados todavía no son vistos como concluyentes por una parte de la comunidad científica, en experiencias internacionales de este tipo hay ciertos indicadores positivos sobre la captura de carbono.

“Hay mucha expectativa acerca del potencial de captura de carbono en suelos, pero todavía hay que construir bastante, generar las condiciones para poder demostrar la captura y a partir de eso poder vender bonos de carbono. Sería importante avanzar desde el punto de vista legislativo, para que tengamos un marco regulatorio donde pueda haber un reconocimiento económico o legal a la captura de carbono por parte de pequeños y medianos productores”, opina al respecto Rafael Larraín.

Desde el Ministerio de Agricultura ven a la ganadería regenerativa como una práctica que se engloba dentro de las soluciones basadas en la naturaleza, que pueden aportar a la conservación y restauración de ecosistemas naturales y a producir alimentos y productos forestales de forma sostenible.

A través de la Oficina de Estudios y Políticas Agrarias del ministerio (ODEPA), “licitamos recientemente un estudio para conocer las mejores prácticas de sustentabilidad a nivel internacional, los requerimientos de sustentabilidad en los mercados de destino, las iniciativas de sustentabilidad de nuestra competencia y las tendencias de sustentabilidad a nivel mundial. Con esto estaremos haciendo un aporte al análisis y adopción de sistemas de producción sustentables en ganadería”, afirman.

Experiencias regenerativas

Antonio Kusanovic y Andrés Ciampi manejan campos en el sur con esta metodología. Ambos coinciden en que la principal barrera para que más gente se interese en estas técnicas es el desconocimiento y el miedo a lo distinto. “La producción agrícola que nos han enseñado por años está enfocada en los proveedores de servicios, y todo el mundo tiene que tener fertilizantes, maquinaria porque cuando aplicas esos métodos, tendrás una mayor producción, pero sin entender que a largo plazo eso va en detrimento del suelo”, reflexiona Kusanovic.

Para comenzar con técnicas de manejo holístico, el primer paso es planificar. “Planificar es algo que no hacen mucho los agricultores. Siguen haciendo lo mismo que se hizo siempre pero no hay un conocimiento del suelo, de los ciclos y que va a depender de cada caso”, comenta el ingeniero. Ambos coinciden en que una vez que se hace ese trabajo previo, la carga laboral disminuye considerablemente con respecto al manejo tradicional.

Y no solo es la carga laboral sino el costo. “Sin necesidad de usar nada más que tiempo y manejo de los animales, tengo prácticamente los mismos resultados que antes, cuando usaba todo el pool de agroquímicos y procesos para cultivar la pradera. Cambia también tu relación con el campo, al poder estar caminando tranquilo sabiendo que no es un ambiente tóxico”, analiza Andrés Ciampi.

Otro aspecto a tener en cuenta es que existe un período de transición cuando se hace un cambio tan brusco de metodología, que va a depender del estado de cada suelo, y del clima de cada lugar, para que el ecosistema recupere su equilibrio. “Hay cambios de aprendizaje también, porque este manejo no es una fórmula para todos los campos, cada lugar tiene su particularidad y hay que ir probando y aprendiendo”, agrega. Ambos productores destacan la existencia de la red de apoyo entre quienes se dedican a esto, como un espacio para compartir experiencias y aprendizajes.

Un mercado para la ganadería regenerativa

Uno de los impulsos para la ganadería regenerativa, es la preocupación por el medio ambiente, y por cómo éste afecta los modos de subsistencia y la salud de las personas que habitamos en él. Así, la preocupación de los consumidores sobre el origen de los alimentos que consumen, abre un espacio de incentivos económicos para este tipo de producción.

El instituto Savory promueve la certificación de los campos que practican el manejo holístico, con el sello Ecological Outcome Verification (EOV) que mide los resultados ecológicos del manejo en la biodiversidad, la salud del suelo y la contaminación. Si los indicadores demuestran que el ecosistema se está regenerando, se permite acceder a mejores precios. Hoy en Chile existen al menos dos productores que están vendiendo a nivel local con este sello.

Otro avance en este aspecto es un convenio que se está desarrollando entre Efecto Manada y Range Meats; empresa que cuenta con un programa de certificación para vender carne de calidad a Estados Unidos, y posiblemente a Europa. “Ahora quieren que los productores también tengan el sello EOV, porque esos mercados se están interesando. La alianza puede darle valor agregado a los productos que salen de los campos y abrir el acceso de los productores asociados con Efecto Manada a ese mercado administrado por Range Meats”, explica Isidora.

Andrés Ciampi pone el foco en las nuevas generaciones para impulsar el cambio en las formas de producción. “La única forma de que el modelo cambie de forma significativa es que las personas demanden productos saludables. Hoy el consumidor es ignorante de lo que come y para que esto se transforme las nuevas generaciones tienen que tener interés en conocer el origen real de lo que comen y lo que ese alimento contiene para tu cuerpo”, declara.

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