Ahora, sin excusas: la “medida de lo posible” llegó al 78%

La mañana de este lunes 26 de octubre tuvo un sol parecido al del amanecer del 6 de octubre de 1988.

Entre las muchas adversidades a que nuestra geografía y nuestra historia nos tienen habituados, el 6 de octubre del 88 una noticia deslumbrante recorrió el mundo: el pueblo chileno había dicho NO a las pretensiones del tirano –y sus impunes protegidos– de continuar expoliando y violentando al país y a su gente.

Treinta y dos años después, ese mismo pueblo, inicialmente despertado por un aullido social y cultural de sus estudiantes, y movilizado como nunca antes en nuestra austral historia, ha decidido rehacer la casa de todos y trazar un camino nuevo para avanzar hacia una convivencia en que el abuso, la indignidad, la inequidad, la desprotección social, la colusión, la injusticia, la expropiación de nuestros recursos naturales, la corrupción, la discriminación de género, raza y clase, la endémica violación de los derechos humanos, no sigan siendo costumbre ni una diaria condena para las mayorías.

Se trata de un cambio cultural, que precede al cambio social e institucional. Se trata de un pueblo que tiene frescos en su memoria muchos ejemplos de moral pública y heroísmo democrático, no sólo de aquel que pensó en nuestras grandes alamedas sino también de los que ya no están, y de los que anteayer no pudieron ver, con sus ojos arrebatados, pero sí sentir, el triunfo de todos.

Se trata, tal vez, de un pueblo que exige respeto. Desde allí se propone ordenar y concretar, con la pasión y la tolerancia democrática, las poderosas demandas que en esta primavera brotan en las plazas, como en toda primavera, difusas y hermosas.

No han sido pocos ni fáciles los enormes avances logrados en estos años y las dificultades que hubo que vencer, mientras laboriosamente generaciones han construido este Chile que hemos vuelto a sentir y debemos volver a pensar.

Pero hay un elemento que también renace en la memoria. Nuestro primer Presidente post dictadura, don Patricio Aylwin, entre otras cosas dejó en su legado una sentencia que marcó una larga época, el construir democracia “en la medida de lo posible”. Esa medida de lo posible se podría graficar en el 55,17% de los votos que obtuvo en su elección. Hoy día la “medida de lo posible” para construir el nuevo Chile ha llegado a la inequívoca y rotunda cifra del 78,27%.  Seamos realistas, exijamos lo posible.