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Negras feministas: La fuerza del black power en el 8M

Publicado: 09.03.2020

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Con poleras negras estampadas con distintos mensajes antirracistas y levantando lienzos y banderas pintados por ellas, marcharon las feministas afrodescendientes, tanto chilenas como inmigrantes, este 8 M.  Todas participan de la Red de Mujeres Afrodiaspóricas, una instancia que comenzó a gestarse gracias a los encuentros plurinacionales de mujeres en estos últimos años y que se concretó en noviembre de 2019. Son aproximadamente 25 mujeres, hasta la fecha.

Foto: Emilia Duclos

Llevan la diáspora africana en sus cuerpos como un espacio que no depende de sus nacionalidades o fronteras: es un territorio espiritual, político y activista común. Más allá de dónde provengan, todas tienen experiencias parecidas de marginalización, opresión y sexualización de sus cuerpos.

Como mujeres antirracistas, rescatan el término negra y lo revindican como bandera de lucha. Apropiarse de lo que siempre ha sido un insulto es para ellas una forma de sanar su propia historia  y dar un giro al racismo.

Foto: Emilia Duclos

Muchas de las integrantes de la red provienen de distintos países, como Colombia, Haití o Brasil, pero también hay mujeres afrodescendientes nacidas en Chile cuyos padres o madres fueron migrantes. La madre de Wielka Abdiela es una mujer chilota de Castro y su padre, a quien no alcanzó a conocer, era un basquetbolista afro panameño. En la isla era la única niña de pelo rizado, cuerpo alto y tez oscura. Sus compañeros, vecinos y profesores le hacían ver constantemente sus diferencias. Pero ella las tenía presente y a pesar de los insultos sentía orgullo de sus raíces. Sabía de dónde venían sus antepasados y quién había sido su padre. De él conserva dos tesoros: su peine y una foto.

Foto: Emilia Duclos

“Que tiemblen, que tiemblen, que tiemblen los machistas, américa latina será negra y feminista”, era una de las arengas que se repetían en la marcha de este 8 de marzo en todo el bloque contrahegemónico.

El pelo es uno de los terrenos más difíciles de conquistar para las mujeres negras: todas han tenido que mutilar sus coronas, como las llaman ellas, para ser aceptadas en los espacios blancos. “Mi transición comenzó a los 19 años”, cuenta Camila de Lima, afrodescendiente brasileña.

“Antes, me lo alisaba todos los días porque las mujeres de mi familia lo hacían. Usaba formol, un producto muy fuerte y dañino. Cuando lo dejé, mi pelo tardó un año en volver a su estado natural. ¡No podía creer que fuera así, no reconocía mis ondas!”.  Camila y sus compañeras marcharon este 8M con sus coronas sueltas y voluminosas, reconocibles desde cualquier ángulo entre la multitud. Siempre risueñas y orgullosas de su color de piel.

Foto: Emilia Duclos

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