Tipos Móviles

Música en los muros: El paisaje sonoro de la protesta social

Por: César Tudela | Publicado: 14.01.2020
Música en los muros: El paisaje sonoro de la protesta social |
Desde el inicio del estallido social, el arte callejero se ha transformado en una herramienta vital para manifestar gráficamente el descontento de la ciudadanía. A casi tres meses de movilizaciones, tanto las paredes de los centros urbanos como de otros lugares en las ciudades del país se han transformado en un lienzo abierto y popular donde tags, graffitis, stencils, dibujos y los más diversos mensajes se han dejado ver en la vía pública. Conversamos con el historiador Javier Osorio, quien está detrás de la cuenta @músicaenlosmuros sobre la importancia de la música en la movilización social, su vinculación con el arte callejero y la necesidad de recopilar estas manifestaciones artísticas.

«Me voy corriendo a ver qué escribe en mi pared la tribu de mi calle», dice una frase de la letra de ‘Vencedores vencidos‘, canción del grupo argentino Patricio Rey y sus Redonditos de Ricota. En nuestros días, lo que dicen las paredes de nuestras ciudades son el más fiel reflejo de las distintas emociones de una ciudadanía que lleva meses resistiendo en la calle, movilizándose todos los días. Algunas de las frases que se pueden leer tienen directa relación con otra forma de arte: la música. Frases de distintas canciones populares, tanto de artistas nacionales como extranjeros, se pueden leer en las murallas. Así, música y arte gráfico se transforman en una fuerza que mezcla estética, arte y mensaje contestatario.

Camila Moreno, 'Quememos el reino' (2019)

Camila Moreno, ‘Quememos el reino’ (2019)

Para dejar registro de este fenómeno, el investigador e historiador (en las áreas de los estudios sonoros y de la historia cultural), Javier Osorio, creó la cuenta @músicaenlosmuros en Instagram. El académico nos cuenta que la motivación de hacer aquel catastro y compartirlo por la popular red social es «un intento por entender lo que está sucediendo en este estallido social y político a partir de mi trabajo de docencia e investigación, y desde ese lugar comenzar a prestar atención al surgimiento de las memorias musicales y a las relaciones entre pasado y presente en el uso de las canciones, la música y el sonido«. Para Osorio, desde el comienzo de las movilizaciones «el cacerolazo, las canciones de Víctor Jara, las bandas que llevaron la música de Violeta Parra o de Los Prisioneros a las marchas, marcó una dinámica muy fuerte en la que se empezó a notar una utilidad de la música del pasado y un diseño bien específico del paisaje sonoro de la protesta en términos históricos y emocionales«.

Los Prisioneros, No necesitamos banderas (1984)

A la par de las canciones, las intervenciones urbanas surgieron como una acción de resistencia al poder hegemónico. Unidas, se han transformado en una potente forma de proyectar el descontento social, apelando a la memoria y a las emociones que provoca la música. «Las imágenes y fotografías con citas o referencias a las letras de canciones comenzaban a aparecer por todos lados y empecé a seguirlas un poco obsesivamente en la calle y en las marchas. Es como si mediante esos murales, rayados o pancartas con letras de canciones significativas para alguien, la música o la emoción que la música le despierta a esas personas buscara ser comunicada por otros medios. Eso me llamó mucho la atención. De ahí, que pensé que sería lindo recolectar esas imágenes como un pequeño archivo visual de las memorias musicales, que hasta ahora lleva unas 70 canciones diferentes citadas de algún modo y que sigue creciendo», nos cuenta el historiador sobre la motivación que lo llevó a crear @músicaenlosmuros, a pesar de definirse como «un usuario bien poco convencido de las redes sociales, pero seguro de la utilidad de las herramientas y saberes que circulan en el entorno digital y en internet», agregando que, además, «las imágenes y sonidos a través de YouTube o Instagram cubren cada vez más el tiempo de lo que vemos o escuchamos en nuestra vida cotidiana, mediando en nuestro conocimiento del mundo a través de estos sentidos. La visualidad de la protesta vía fotos o memes, los videos de denuncia de la represión en las historias, o las selfies con pancartas en las marchas por ejemplo, son elementos importantes en la experiencia de lo que compartimos colectivamente y en las formas en que documentamos la realidad en este momento«.

Alex Anwandter, ‘Paco Vampiro’ (2019)

De las entrañas de nuestras ciudades surge la piel que vestirá al mundo

Como hemos recopilado en este mismo medio, la música popular ha jugado un rol importante desde el inicio del estallido social (incluso, desde antes). Osorio comparte el diagnóstico y nos da un marco histórico al respecto de la música en función de las movilizaciones: «la música ha tenido un papel fundamental desde el comienzo, y eso no es sorprendente debido a que siempre en los momentos de movilización política la música ha tenido un rol clave, como lo demuestran los himnos nacionales y políticos entonados en instancias de revolución durante los siglos XIX y XX (desde La Marsellesa a La Internacional), o las múltiples formas en que la propia interpretación de artistas y cantantes deviene campo de acción política a través de conciertos y performances específicas (como los Festivales de los años 60 o los conciertos y las peñas durante las dictaduras del Cono Sur). Sin embargo, las canciones han tenido un rol político reconocido en Chile desde el movimiento de la Nueva Canción Chilena y la Unidad Popular (recordar el “no hay revolución sin canciones”). Durante la dictadura y lo que vino después, ese rol político de la canción jugó también un papel importante al sufrir y visibilizar instancias de censura, o al ser medio de rearticulación de comunidades e identidades a través del canto. Sería necesario pensar entonces que las canciones de los últimos cincuenta años han ido fijando capas de significado, sedimentadas en los recuerdos musicales que tenemos hoy en día de ellas a través de las letras y las melodías que las constituyen».

Mauricio Redolés, ‘Química’ (1991)

Sobre la situación de las músicas nuevas que han surgido del estallido, nos señala que fue «la temprana recuperación de ‘El derecho de vivir en paz’, la presencia pública de ‘El pueblo unido’ en las marchas, y el canto colectivo de ‘El baile de los que sobran’ –incluso en las movilizaciones de otros países– lo que ha implicado un rol político importante de la música hoy en día desde la memoria». Otro punto interesante que nos señala, es que las canciones que han sido utilizadas en la movilización, a diferencia de procesos sociales anteriores, es que «aparentemente no hay marco que contenga la «politicidad» de la canción, haciendo estallar tradiciones y prejuicios sedimentados en los discursos puristas sobre lo que es una “canción política”. El reggaetón, el rock, la música folklórica, el pop o la música electrónica han sido utilizados, y la política desbordada en las paredes, la calle o internet emplea estas canciones no sólo por el «mensaje» que ellas pueden transmitir, sino también por los afectos y las emociones que nos interpelan en el uso de la frase y el ritmo. Visto desde la construcción de la memoria, esto significa por ejemplo reconocer algo sencillo: la frase o la letra de la canción no es sólo la frase, no es solo parte de un relato, sino que también es un recuerdo que permite entender ciertos estados activos, inmóviles, agitados, exaltados o en reposo de los cuerpos, desde los cuales actuamos y nos movemos en el presente».

Isabel Parra, ‘Al centro de la injusticia’ (1968)

Según nos plantea Osorio, una de las características principales de la necesidad de plasmar en el espacio público frases de canciones es que vienen de sujetos anónimos, «auditores de canciones que transmiten una experiencia de escucha musical que no hemos considerado de igual manera que la historia de los cantantes o músicos». Estas formas artísticas han dado cuenta de una relación de la música con el espacio público, pero «desde el intenso mundo emocional y de recuerdo que la canción despierta en las personas, permitiendo recuperar fragmentos de letras o sonidos específicos que toman un nuevo significado, al servir para comprender o dotar de sentido a todo lo que está pasando».

Los Tres, ‘La espada y la pared’ (1995)

Al respecto de la colección de imágenes que ha ido recopilando, Javier nos cuenta que partió de un criterio super amplio, recolectando «todas las formas en que las canciones han sido empleadas en la calle por medios visuales, desde el rayado anónimo con spray o lápiz, hasta el mural, el graffiti, las pancartas, los afiches o las obras con técnicas mixtas como el paste-up de artistas callejeros como Caizzoma (Claudio Caiozzi) o Fab Ciarolo, quienes han creado algunas de las imágenes icónicas de lo que seguramente será el imaginario de este estallido político. Ese abanico amplio habla de las múltiples herramientas de quienes escuchan canciones y buscan comunicar algo con ellas. Una de  las cosas interesantes que notado de este conjunto de imágenes es que estas prácticas no dependen necesariamente del sentido poético de la letra: por supuesto que está presente la potencia de los versos de Violeta Parra o de Víctor Jara (de ‘Miren como sonríen’ o ‘Vientos del pueblo’), pero a veces el sólo título de la canción es suficiente para transmitir su recuerdo (‘Que no destrocen tu vida’). Lo otro interesante es que, en afiches o en obras de arte callejero, la imagen tiene una capacidad especial para recontextualizar canciones pop en instrumentos políticos (‘Gasolina‘ de Daddy Yankee en el mural de Caiozzama, por ejemplo).

Daddy Yankee, ‘Gasolina’ (2004)

De los registros que han aparecido en @músicaenlosmuros, sin duda hay un porcentaje importante de canciones de Violeta Parra, Víctor Jara y Los Prisioneros –»en un comienzo pensé que serían casi en su totalidad canciones de ellos y que no serían tantas canciones ni tan diversas», confiesa el docente–, sin embargo, hoy se pueden encontrar citas y referencias de varios estilos y décadas, desde Angel Parra, Atahualpa Yupanki y Silvio Rodríguez, hasta afiches con canciones de grupos de rock, punk o de cumbia como Aparato Raro, Marcel Duchamp, Asamblea Internacional del Fuego, La Polla Records, Anarkia Tropical o la irrupción de la canción de Dany Lescano, ‘El hijo del botón‘ («Ay policía que vida elegiste vos»). «De esa enorme amplitud y diversidad, me sorprendió reconocer la masividad de músicas que han tenido una presencia relativamente underground desde hace bastante tiempo y que parecen cargar emocionalmente recuerdos subterráneos«. Sobre las que le han impresionado, Osorio es categórico: «un afiche sencillo de fondo rojo y con la frase en letras negras de una canción de Quelentaro, “Fui a decir mi opinión con una piedra”, perteneciente a la canción ‘Rodrigo Rojas‘ de 1989. También me pareció interesante la presencia de canciones infantiles, como la frase “Yo nunca vi televisión porque miente”, con la imagen de Bodoque de 31 Minutos, o la apropiación de la canción de David Bowie ‘Heroes‘ con la imagen del Negro Matapacos.

David Bowie, ‘Heroes’ (1997)

– Si tuvieras la oportunidad de hacer un rayado, ¿qué frase de canción (que no hayas visto) escribirías en algún muro?
– Muy difícil pregunta, son tantas las canciones y tantas las emociones por este estallido. Quizás elegiría alguna canción con clara connotación política de rabia, como alguna de Fiskales Ad-Hok, o quizás alguna que me recuerde el paisaje de conmoción y dolor de la dictadura como “A mi cuidad” de Santiago del Nuevo Extremo. Incluso, extraño a lo mejor alguna canción que me recuerde la necesidad de seguir luchando como “Resistiré”, o qué sé yo, ‘Youth against fasciscm” de Sonic Youth.

Déjanos tus comentarios
La sección de comentarios está abierta a la reflexión y el intercambio de opiniones las cuales no representan precisamente la línea editorial del diario ElDesconcierto.cl.